¡Bienvenido/a!

Pareces nuevo por aquí. Si quieres participar, ¡pulsa uno de estos botones!

[LISTA] Dayana Parte I Capítulo 2

CAPÍTULO 2

Al día siguiente, por la mañana, Cneo y Máximus se dirigieron al Templo de la Verdad, razón por la que habían llegado a Suscro. Fueron caminando tranquilamente, ya que no tenían prisa y deseaban pasear por el pueblo que tantos recuerdos les traía.


—¡Espero que tengamos tiempo para ir a ver a nuestro comandante mientras estemos aquí!

—Yo también, Cneo —respondió con aire melancólico —. Le he echado mucho de menos. Y me gustaría felicitarle por cómo ha entrenado a su hija.

—¿Y si vamos a la taberna a tomarnos una ronda con ella antes de ir al trabajo?

—Me tienta... pero no.

—¡Quizá ella nos pueda enseñar cómo abrir una puerta cerrada sin tener la llave!

—Yo también tengo esa espina clavada —contestó con una leve sonrisa—, pero no es el momento. Primero está el deber, y ya habrá tiempo de ver al comandante y a su hija.


Era sabido que Mark Blossom, cuando era soldado, estuvo en el pelotón con algunos ladrones, de los que aprendió a ser sigiloso, y a forzar cerraduras. Esto le fue muy útil durante su carrera militar, pues se destacó por sus acciones de espionaje que le llevaron a ascender a comandante. Sin embargo, no había enseñado esas habilidades a sus soldados, pues temía que en ese caso se hicieran incontrolables. En cambio, pensaban Cneo y Máximus, quizá a su hija sí le hubiera enseñado esas cosas.

Una vez llegaron a una muralla custodiada por dos soldados con armadura y alabarda, tras la cual se erigía una torre de gran altura, se hallaron ante su objetivo. Uno de los guardianes, al verlos, les dijo:


—Buenos días ¿Desean entrar al Templo?

—No solo eso. Deseamos ver al sumo sacerdote. Si le decís que somos Cneo, el del parche, y su amigo Máximus, deseará recibirnos.

—Esperad aquí —respondió visiblemente extrañado, ya que una visita a un miembro tan importante del clero no se trataba de algo habitual—. Vengo enseguida.


El guardia regresó con un soldado equipado con la misma armadura, pero con una lanza notablemente más ligera que las alabardas. Al verlos, expresó con tono amable:


—Seguidme, por favor.


Los dos exsoldados hicieron caso y siguieron a aquel hombre. Entraron a la torre y subieron largas escaleras. Mientras subían, sintieron curiosidad por poder ver qué había en cada piso, pero les estaban guiando hacia pisos superiores y debían obedecer.


—¿Queda mucho? —preguntó Cneo.

—No, es aquí, en el último piso. Pasad a esta sala.


Tras un gesto de asentimiento, entraron. Allí encontraron a un hombre joven, ataviado con los oscuros ropajes de un sacerdote. Y al lado, un par de copas doradas y una botella de vino.


—Bienvenidos seáis, Máximus y Cneo, viejos héroes de guerra— el sacerdote parecía muy alegre de verles, pero ciertas normas de etiqueta lo contenían.

—Así es —confirmó Máximus—. Pero ahora ya no somos soldados, aunque seguimos peleando para ganar un dinerillo.

—Me lo esperaba —comentó con una sonrisa—. Tomad una copa, relajaos. ¡Os veo muy tensos para estar ante un viejo conocido! Charlemos un poco.

—¡Lo lamento, Gameno! —afirmó Cneo—. La última vez que nos vimos ibas a meterte novicio, y ahora eres el que manda aquí. ¡Me siento abrumado!

—Tienes razón —intervino Máximus dirigiéndose al sacerdote—, deberíamos haber sido más efusivos. Bebamos y relajémonos.


Los dos exsoldados tomaron asiento. Máximus tomó una copa, acercó la otra a su compañero, y vertió vino en ambas copas. Aunque supuso que si Gameno no había puesto una tercera copa era porque no deseaba beber, lo interrogó con la mirada, y éste hizo un gesto de negación. Tras ello, comenzó a contar la razón por la que habían llegado allí.


—Hace poco hubo una expedición para capturar al pirata Barbasucia. Cneo y yo fuimos voluntarios y entre los dos lo capturamos personalmente, por lo que se nos permitió quedarnos la mayor parte de los tesoros de ese hombre.

—¡Enhorabuena! Deduzco que es ese tesoro lo que os ha traido hasta aquí...

—Así es. Entre las riquezas, estaba esta caja...


Tras decir eso, echó mano a su mochila, y sacó la caja. Era una caja metálica, con una calavera grabada en relieve, y con una cerradura. Bajo la calavera había unos extraños signos.


—Veo que es una caja fabricada en las lejanas tierras del este —comentó intentando mantenerse impasible, aunque los exsoldados no podían evitar notar cierta sorpresa en el sacerdote—. Se nota por el estilo de los grabados. Conozco la historia de estas cajas, pero antes deseo saber por qué os llamó la atención.

—Cuando nos repartimos el botín, estaba Barbasucia frente a nosotros, encadenado. En cuanto cogimos esa caja, se puso muy nervioso y nos pidió que no la abriéramos nunca. Tampoco tenemos la llave, pero quisiéramos saber a qué se debía tanta preocupación.

—Es... —dijo haciendo una pausa para poder decirlo sin perder su impasibilidad. Tras tomar aire, continuó— una de las cinco cajas de Iramesoj III.

—¡No puede ser!

—¿En serio? —intervino Cneo.

—¡Y tan en serio! —se dejo llevar finalmente ante los muy sorprendidos exsoldados— Esperad un momento.


El sacerdote se levantó y se dirigió a la biblioteca. Era evidente que sabía donde estaba el pergamino que deseaba consultar, ya que nada más llegar a él alargó la mano, lo tomó y lo desenrolló. En él se veía la imagen de un persona cubierta con túnica y una capucha que solo dejaba ver unos ojos que habían sido pintados de amarillo, dando a entender que brillaban en la oscuridad. A juzgar por sus manos, parecía alguien huesudo y delgado. Bajo sus pies aparecía una nota a pie de imagen donde se leía «El mago Iramesoj III». Gameno señaló el texto escrito debajo de dicha nota, donde, a partir del dedo del sacerdote, se podía leer:


Comentarios

  • «La tiranía del terrible mago Iramesoj III fue muy prolongada debido a su gran manejo de las cinco grandes artes mágicas. No obstante, un discípulo suyo, Leguimesoj, lo traicionó arrebatando sus poderes mágicos y sellándolos en las cajas de Fuego, Agua, Tierra, Aire y Mente. Despojado de sus poderes, Iramesoj III fue derrocado y ejecutado por su discípulo».


    —Sí —dijo Cneo—, ya conocemos esa historia. ¡Se estudia en el colegio! El mago usurpador quedó muy debilitado al encerrar los poderes en las cinco cajas y pudo ser derrotado por el pueblo. Desde entonces la magia está prohibida y ha dejado de estudiarse.

    —Veo que te sabes la lección —ironizó Gameno—. Sin embargo —dijo a la vez que desenrollaba aún más el pergamino por la parte inferior—, deberías ahora mirar esta ilustración.


    Los dos exsoldados observaron la ilustración, en la que se veían cinco cajas como la que ellos habían obtenido. Eran iguales salvo que la calavera de cada una de ellas tenía los ojos de un color diferente: rojo, azul, blanco, amarillo y verde. Según la nota a pie de imagen, dichos colores correspondían a fuego, agua, viento, tierra y mente.


    —¡Ya lo entiendo! —exclamó Máximus tras comprobar que los ojos de su caja eran rojos—. Barbasucia pretendía hacerse con las cinco cajas para hacerse con un gran poder. Temía que abriéramos la caja porque la magia del fuego podría hacernos arder a todos los presentes, incluyéndole a él y a su tripulación.

    —Exacto. Cualquiera prefiere la horca a ser devorado por las llamas... las cuatro cajas de los elementos no se pueden controlar sin la magia de la mente, y esta, a su vez, puede hacer muy poco sin magia elemental. Es por eso que hay hombres ambiciosos que siempre han deseado hacerse con las cinco cajas, pero hasta ahora nadie lo ha conseguido.

    —Normal que no lo haya conseguido nadie. Cinco cajas en un mundo tan grande...

    —Es un peligro. Hay un truco para encontrarlas. Las pupilas de cada calavera apenas se perciben, pero si os fijáis las veréis. Siempre señalan hacia donde está la caja más próxima. Esto no lo sabe casi nadie, porque es una enseñanza que se prohibió junto con las artes mágicas. De hecho, en el colegio se enseña la historia de las cinco cajas, pero está prohibido enseñar ilustraciones de las mismas para evitar que sean usadas. El paradero de las cajas es desconocido desde hace siglos. Que Barbasucia tuviera alguna significa que puede estar buscándolas más gente. Debéis usar esta caja para encontrar el resto y dejarlas a buen recaudo. Sois buenos soldados y mejores personas. Lo sé porque os conozco muy bien.

    —¡De acuerdo! —exclamó Cneo entusiasta—. Conseguiremos las cinco cajas y las traeremos aquí en secreto para evitar que caigan en malas manos.

    —Eso hace que tardemos más a ver a nuestras mujeres —afirmó Máximus con cierta pena—. Claudia y Avril van a estar muy solas. Y me sabe mal dado que las dos están embarazadas.

    —¡Por eso mismo, Max! —gritó con entusiasmo— ¡Vayamos a por las cajas para dar a nuestras familias un futuro mejor!

    —Tienes razón. Les escribimos una carta y nos vamos. —¡Pero antes deberíamos ver al comandante!

    —¡Tienes razón! —Ahora, Máximus se dejaba llevar por la efusividad de su amigo, e incluso golpeó la mesa con la palma de la mano, aunque no con toda su fuerza— ¡Qué alegría se llevará!

    —No cambiaréis —afirmó el sacerdote con una leve sonrisa—. Tenéis madera de héroes. Lástima que habrá gente que creerá que sois simples mercenarios que solo les importa la paga —pronunció estas últimas palabras con un deje de melancolía.

  • Lo estuve leyendo y hay algo que le faltó: una buena conversación entre Cneo y Máximus con Dayana. Sí, referenciaste la visita, pero hubiera sido mejor que existiera el diálogo entre los tres. En especial cuando Dayana parece ser un personaje relevante en esta historia (incluso su nombre está en el título).

    Fuera de eso, no tengo quejas en la historia. Me resultó irónico el comentario que le hacen a Gameno, de que era un novicio y ahora es el mandamás. También me resultó interesante la historia sobre las cajas y la magia; confieso que este tipo de tramas me gustan, sobre todo si se trata de traer la magia de vuelta, pero, como vayas a desarrollar tu historia, lo dejo a tu criterio.

    PS: ¿Te metiste en tu propia historia? XD.
  • Gracias Gary.

    Dayana es la protagonista de la novela, pero es normal que no aparezca en todos los capítulos.

    Y más bien creo que uso el nick el nombre de un personaje mío, aunque no recuerdo con claridad si fue antes mi nick o el personaje.
  • Si, es verdad. No es necesario que Dayana aparezca en toda la trama. No obstante, la forma como nos mostraste la llegada de Cneo y Maximus al bar donde ella trabaja, daba la impresión que se trataba de algo importante. La idea, a mi parecer, de mostrar una historia, es que cada evento que se muestra, tiene relevancia para la trama. No haber mostrado esa conversación, le quita protagonismo al evento.

    Con lo segundo, me refiero a este párrafo:

    «La tiranía del terrible mago Iramesoj III fue muy prolongada debido a su gran manejo de las cinco grandes artes mágicas. No obstante, un discípulo suyo, Leguimesoj, lo traicionó arrebatando sus poderes mágicos y sellándolos en las cajas de Fuego, Agua, Tierra, Aire y Mente. Despojado de sus poderes, Iramesoj III fue derrocado y ejecutado por su discípulo». 


  • editado junio 2020
    Sé que te referías a ese párrafo. Yo me refería a que en realidad creé al personaje llamado Iramesoj antes de usarlo yo como nick, o eso creo recordar (tampoco estoy muy seguro).

    Cneo y Máximus son personajes importantes, y su relación con Dayana también va a serlo... pero aún no. Tienen que pasar muchas cosas aún.

    Ese encuentro entre los dos hombres y Dayana es muy relevante. Allí se conocieron (el primer paso), y ellos quedaron sorprendidos al ver que aquella chica era hija de quien es. Eso va a tener mucho peso en la trama, pero aún tienen que pasar muchas otras cosas.
  • Oh, ok. Bueno, faltará a ver como sigues desarrollando esta historia.
Accede o Regístrate para comentar.


Para entrar en contacto con nosotros escríbenos a informa (arroba) forodeliteratura.com