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Un crecepelos para Jack

Tom BraheTom Brahe Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
editado enero 2012 en Narrativa
Un crecepelos para Jack

crecepelos.jpg
"Cuando los calvos mueren, la nostalgia los convierte en cabezas
rizadas."
Proverbio oriental

—¡Malditos hijos de putarrr! —bramó Jack con su
acento anglosajón, a la par que alzaba el puño desafiante.
Los transeúntes aceleraban el paso mirando a ambos lados
de la calle, sorprendidos por aquel exabrupto matutino e
insospechado.
—¡Vaya calvoooo! —gritaban unos imberbes desde la
acera de enfrente, mofándose claramente de él.

Jack, furioso cual bravo morlaco; hizo ademán de cruzar la
calzada, pero la zancada de los zagales y el denso tráfico
de la ciudad marbellí le hicieron recapitular una vez más.

—¡Se acabó! —dijo iracundo; lo cual asustó a una
pobre octogenaria, que trataba de coordinar sus tullidas
piernas para no pisar la comida digerida y excretada por el
ano de algún bulldog francés, comunes en aquella urbe de
alto nivel social y económico, pero con cagadas de perro;
como la aldea más pobre del país.

Jack Sccetella era norteamericano, pero de padres polacos;
lo cual le daba la nacionalidad del país del Vístula y le
permitía pasearse a sus anchas por toda Europa,
aprovechando la sustanciosa herencia que le dejó su padre
al morir.
Regentaba en Iowa un negocio de coches de lujo; y éste,
como casi todos los veranos, viajaba a Marbella y se
hospedaba en la casa heredada durante la temporada
estival. Llevaba un alto nivel de vida, sin duda.
No obstante, hacía un par de meses; una buena mañana,
mientras Jack se reventaba una espinilla facial, comenzó a
observar claridades en su aterciopelado cuero cabelludo.
Mañana tras mañana, había más pelo en el peine que peine
en el pelo. Y en un mes se quedó más calvo que una bola
de billar. Si su anatomía de por sí no era la mas agraciada,
éste detalle de la alopecia le confirmaba como un hombre
rechoncho,con rostro porcino, y ahora sin un pelo de
tonto… Ni de listo.
Por eso tomó la decisión. Nunca se haría una liposucción,
mas si pagaría por una solución a su verdadero problema.
Sólo tardó cuatro días en recibir el paquete. Lo compró en
una página Web japonesa, pero provenía de la zona de la
República de Abjasia. Un distintivo postal de Sujumi lo
confirmaba.
Era lo único que podía leer de todo aquello. La etiqueta del
envío. En la página web aseguraban que aparecería todo en
inglés, su posología y composición; pero lo único que
había en el paquete era un pequeño frasco con caracteres
cirílicos, totalmente incompresibles para Jack.
—¡Mierda! —exclamó. A Jack no le gustaba usar el
castellano, pero le encantaba la sonoridad de los improperios
y llevaba años usándolos en New York.
Durante cinco minutos contempló el frasco ambarino con
los 50 mililitros de líquido mágico. Cuatrocientos dólares, pero
aseguraban resultados muy pronto.
Ya sabia lo que hacer, iría a por una botella de JB y
después de varios cubatas, se aplicaría el crecepelo.
Tardó sólo cinco minutos en traer consigo la botella, comprada en la tienda de chinos que había a un par de manzanas de su
chalet.
Aceleró el paso al ver jóvenes caminando por la calle.
Le pareció escuchar un "calvo" mientras giraba la llave.
Cerró de un golpe la puerta blindada, y quedó embelesado contemplando la botella.
“¡Calvooooo!-
¡¡¡Calvoooo!!!”

¿De donde coño procedían esos oprobios?

—Me estoy volviendo loco…

Dejó de percibir aquellas malditas voces cuando se posicionó
frente al frasco de ungüento capilar, sito en el armario del lavabo.

Abrió la tapa y masajeó su impoluto y brillante cráneo con la
substancia verdosa y de alta viscosidad.
Con el brebaje verde en la cabeza, trasegó de dos tragos
la botella de whisky escocés y durmió durante catorce horas. Soñó con bellas mujeres rubias acariciándole su suave y negro pelo que le caía cubriéndole las orejas.
Despertó en medio de la orgia empezada en el sueño, y al
abrir los ojos intentó gritar. No veía nada, y el aire
se negaba a salir de su boca.
Tardó poco en descubrir que era pelo lo que le tapaba la
visión. El jolgorio onírico se tornó en terror cuando
comprobó que la cortina capilar era de tal densidad, que estaba totalmente inmovilizado.
El pánico se apoderó de él, sus súplicas no salían de su ser. No podía mover nada, ni manos, ni pies…cada vez le dolían más los párpados, debido a la brutal presión ejercida por el cabello en crecimiento desmedido.
Sólo dos minutos después de despertarse, Jack murió;
pero percibiendo otro color, el rojo de sus globos
oculares estallando ante la fuerza de la presión. En diez
minutos la ventana reventó, permitiendo salir al exterior
ingentes cantidades de pelo humano.
En veinte minutos el chalet estaba casi oculto por vello
negro, como si fuese un paciente con hirsutismo. El
cabello tenía varios metros de espesor y castigaba las
paredes, cada vez más desgastadas del empuje que
soportaban.
El pelo crecía a más de diez kilómetros por minuto,
ocupando como un fluido cualquier espacio por ocupar,
sin control alguno.
Sólo veinticinco minutos después de la muerte de Jack,
varios vecinos y policías, con el control de los bomberos y
ante una multitud de fotógrafos anonadados; prendieron fuego a la casa, que en tres horas quedó reducida a escombros, y
ofreció a la ciudad un intenso aroma a pelo frito durante
toda la noche.
A la mañana siguiente, se tomaron pruebas para saber que
era eso que había puesto en jaque a toda una ciudad.
Sólo aparecieron escombros, y nada más. La combustión
había sido muy fuerte. No se encontró a Jack y se le dio
por desaparecido. El incidente fue de actualidad en TV y
prensa durante un par de días, pero poco a poco quedó
como un hecho inexplicable.

En Moscú, varios personajes acorbatados intercambiaban
ejemplares de diarios españoles y se felicitaban en ruso
delante del presidente.

—Vayamos a celebrarlo, camaradas —dijo Vladimir
Putin con una sonrisa de oreja a oreja.

Pronto, empezarían a distribuirlo por Norteamérica. La
supremacía de La Guerra Fría les volvería a pertenecer.

Comentarios

  • Ignatius ReillyIgnatius Reilly Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado enero 2012
    Saludos Tom Brahe, te propongo un trueque, yo carezco o así estimo, de cualquier cualidad para ejercer de critico, por eso te propongo el trueque, tratare de explicar algunos aspectos que me parecen susceptibles de ser comentados y tu si quieres, me corriges cualquier apreciación que haga y que consideres equivocada o poco fundamentada.
    Cuando describes al protagonista en mi opinión, creo que recurres a una descripción innecesaria y no aporta nada relevante al relato porque el lugar de procedencia del personaje, no influye en el desarrollo de los acontecimientos.
    Digamos que esa descripción es un tanto insustancial.
    En conjunto, la narración se me antoja amena aunque algo forzada en el ritmo, parece escrita con algo de prisa, pero no deja mal sabor.
    En principio hablas de ungüento y de pronto te refieres como brebaje, eso me desconcertó un poco, yo cuando quiero describir el pelo de un anglosajón, suelo emplear “sedoso” porque “aterciopelado” me induce a pensar que ya estaba casi calvo o almenos casi rasurado.
    Por lo demás, ya te digo, no me costo leerlo y en conjunto me gusta.
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado enero 2012
    Que peligroso menjurgue, mejor que se queden calvitos, que asi también son bonitos;):):p
  • MedeaMedea Miguel de Cervantes s.XVII
    editado enero 2012
    jeje, qué bien

    vas de una cosa a otra que ni al caso en menos de cinco lineas, jaja, eso le da como sorpresa al relato o yo que sé....

    Aunque lo que sí no me cuadro mucho fue algunas cosas de Jack como lo de los padres polacos... no lo sé, cosas se podrían ir.. como sea

    Los polacos me traen buenos recuerdos :rolleyes:
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado enero 2012
    Tom

    Coincido en algunas cosas con Ignatius.

    Igual me gusta.

    Saludos
  • Tom BraheTom Brahe Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado enero 2012
    Estimado Ignatius:
    Huelga decir que agradezco tus aportes. No necesito críticos, sólo lectores sinceros. Y cualquier lector puede serlo (siempre que quiera).
    1-
    Como bien dices, puede ser innecesaria la descripción y el origen del protagonista. Puede sobrar, pero siguen siendo datos que pueden aportar al lector una visión más homogénea del personaje. Pero comprendo perfectamente que a tí, como lector, te resulte insustancial o confusa. Entre otras cosas, porque en este caso es un silogismo sin nexos. El nexo que me hizo aportar tal descripción y oriundez del personaje emana del nombre del mismo, ya que hace unos años, en el equipo de fútbol al que sigo, hubo un jugador apellidado "Sccetela". Norteamericano con origen polaco. Es un relato raro, ya que es el único que nació tras su título, y no viceversa
    2-
    También estoy totalmente de acuerdo contigo en que es una narración con "prisas". Quizás era una de las características de mis primeros relatos. Este, concretamente, fue el tercero que escribí. Hoy, tengo más de 30, y otras tres novelas.
    3-
    Cosas como la del "brebaje", son producto de no corregir en relato en 2 años, pido disculpas por el fallo, y te agradezco su mención. En breve lo corregiré por "bálsamo", que es el vocablo correcto. Adjetivé como "aterciopelado" porque yo imaginé un pelo más lanoso que sedoso, pero siguen siendo impresiones personales.

    Muchas gracias por el tiempo que te has tomado en comunicarme tus impresiones. Como ves, me has resultado de grata ayuda.


    Gracias a Amparo también, como siempre. Voy a finalizar los relatos agradeciéndote su lectura por defecto;)

    Y también a Medea y a juancho, gracias por vuestra lectura.
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