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Segundos asesinos

rocinanterocinante Garcilaso de la Vega XVI
editado mayo 2009 en Relatos Encadenados
BREVE RESEÑA:

Ante todo, disculpas por la extension del relato, pero no consigo darle un final y eso que lo conservo desde hace años. ¿¿¿podrías dárselo tu??

Si es así esperamos tu continuación

Saludos de Rocinante

SEGUNDOS ASESINOS

Aquella mañana cogía el coche, y por muchos años se alegraría de aquella decisión. De costumbre solía salir ir a caminar por la ciudad, pero era hacia la montaña adonde se dirigía mas a menudo. Allí recorriendo en el silencio que siempre rodeaban los caminos, las sendas o el campo a través, por aquellos parajes, en la buscada soledad de estos sitios, era en donde imaginaba, hilvanaba y entretejía mentalmente las historias y los personajes que más tarde trasladaba al papel.
No sabia que aquella mañana, el destino le deparaba una historia tan real y tan de locura que el nunca hubiera imaginado, y que por muchos años no olvidaría. Si aquella mañana cogió el coche, fue porque estaba harto de verlo medio abandonado y lleno de polvo en la calle. Lo puso en marcha con desgana y con preocupación, ya que él trafico abrumador al que tenia que enfrentarse antes de salir de la ciudad, no le atraía demasiado. Deseando salir de las calles ruidosas, y siempre llenas de coches, se dirigió al cercano horizonte verde que rodeaba toda la ciudad. Una vez allí arriba, fuera del auto, respirando el aire fresco y puro de las alturas de aquellas montañas, a donde le costaba llegar la basura y la contaminación de la ciudad y desde donde se divisaba la neblina gris de la polución que llenaba todo el horizonte de abajo, se internó en ella, y como era su costumbre comenzó con pasos ligeros y ágiles a recorrer caminos, vaguadas, pequeñas lomas, barrancos escarpados, torrenteras secas, y pinares solitarios.
Fue en el fondo de una pendiente oscura y húmeda a donde no llegaba la claridad soleada de una avanzada mañana de Abril, vio aquel montón de papeles mojados y desperdigados por el suelo que le llamó la atención. Allí abajo en el contorno de unos metros de terreno, había fotos antiguas, recibos, facturas, algunos recortes de periódicos y un sin fin de papeles de todas clases. También se veían medicinas, prospectos de laboratorios y pastillas sueltas. Asi que por pasar el rato leyendo, cogió un montón de aquellos papeles y los subió hacia arriba, en donde el Sol daba de lleno y calentaba un poco.
Pronto se cansó de leer aquellos papeles, todos eran los clásicos papeles caseros, que no le decían nada, salvo que, quien fue dueño de ellos había fallecido recientemente y que alguien por hacer limpieza de su casa los había tirado allí. Y ya se marchaba nuestro amigo y se disponía a levantarse del suelo, cuando una pagina, un folio de carta manuscrita, se removió por la ligera brisa y empezaba a levantar el vuelo, y a la que sin pensar, cogió antes de que el viento se la llevara volando. Entonces pudo ver en ella unas líneas de letras que aunque descoloridas su tinta por la humedad, eran de una caligrafía impecable. Quien hubiera escrito aquello se había tomado su tiempo, iguales todas las letras, las líneas rectas, perfectas con mayúsculas góticas y en una perfección de tamaño e inclinación de sus caracteres impecables.
La carta sin destinatario ni remitente, y toscamente firmada al final : comenzaba de esta manera:
A quien la encuentre.

Se que me queda poco tiempo. El medico que viene cada día, a esta, mi casa, siempre solitaria y fría. a disgusto y con mala cara porque no quiero ingresar en un hospital me lo ha dicho. Es cuestión de dos o tres día. Voy a morir. A pesar de mi lucidez y que puedo manejar esta pluma, voy a morir. Me queda solo la espera con la que mi corazón cansado, agotado de tantas amarguras y desilusiones pare de latir, aunque yo en mi interior lo deseo y es por eso que pido al doctor cada vez más cantidad de morfina, porque se, que además de aliviar mis dolores, me va envenenando el hígado cada vez un poco más y con ello me quita horas de vida.

Nadie llorará ni lamentará mi marcha, al revés creo que muchos incluso la mayoría de los animales sin entrañas que me rodean, se alegraran de eso. No tengo que agradecer nada a nadie, si no maldecid, hasta mi último suspiro a los que me rodearon. Estos vecinos, estos materialistas insensibles a cualquier sentimiento, me han ignorado siempre. Se han alegrado de mis desgracias. De mi separación matrimonia.,De mis enfermedades. De mi soledad, ninguno se interesó nunca por mi. Ni siquiera, se asomaron a la puerta, para ver si estaba vivo o muerto. Hijos de Satanás, egoístas, pagareis por con mi muerte os reuniréis conmigo en el infierno ja ja jajá.
No os imagináis lo que os espera ja ja ja ja. Vais a reventar. Quizás cuando yo esté todavía de cuerpo presente, volareis por los aires, os reventaré a todos. Os eliminaré de este mundo,alimañas, no quedará nada de vuestros malos instintos, jajá ja ja. Que bien lo he planeado, ja ja ja. Lastima que yo no pueda verlo. Antes de que me lleven, cuando solo me quede un hálito de vida, abriré el gas, pero solo un poco, un suspiro, un hilito de gas, que tarde dos días en llenar toda la casa. Antes ya he cruzado los filamentos de la bombilla del pasillo de la entrada, he dejado todas las luces encendidas y puesto un temporizador en la salida general del contador que anulado la entrada de electricidad para que cuando se acabe el tiempo automáticamente se conecte la luz de la casa y todos, toda la gentuza que habita esta guarida de indeseables vuele por los aires jajá ja jci ja ja ja ja, os estaré esperando en el infierno a todos, jajá.

Hoy estoy muy mal, casi no veo y la cabeza no se me sostiene, me cuesta respirar y mis ronquidos se escuchan fuertes, mi debilidad es extrema, por eso, cercano mi final he pedido al enfermero que acompaña al medico que coja todos los papeles de la casa y los tire los más lejos posible, que no deje rastros de mi paso por este mundo, que no quede nada de mi, en la tierra. con suerte, y si muero esta noche mi venganza se cumplirá mañana mismo, cuando hayan trascurrido veinticuatros horas.

4 de Abril de 2001

Cuando Ramiro acabó de leer, le temblaba la hoja entre sus dedos. Se preguntaba si aquello que estaba leyendo, era una broma o verdad, no sabia que pensar o hacer, había
que decidir algo, pero no sabia el que.

¿ Seria una broma macabra ?, ?

¿ seria realidad o la ultima locura de un demente antes de morir ?

Había que calmarse, ver si era verdad todo lo que estaba leyendo
Si lo que se afirmaba en la carta pudiera llevarse a cabo, había gentes en peligro. Su primer impulso fue echar a correr, salir de allí para avisar a la policía, pero no había que tener calma, quizás solo era una bravata, una broma o alguna locura de algún enfermo maniático y con la lucidez mermada por su mal.

.-¡ Miraremos las fechas a ver si coinciden!.-

Buscando la fecha de la carta siguió leyendo. Las ultimas líneas eran de- trazo ondulante, débiles, como escritas con pulso débil y temblorosas

¡ Dios mío!
Exclamó Ramiro en medio de la soledad del campo. Hoy estamos a 6 de Abril y es casi medio día, y esta casa, este piso donde estará. Pensaba mientras nerviosamente removía los papeles buscando una dirección una señal, un destino, a donde acudir para salvar a a aquellas gentes.

.-¿ Donde estará, este piso,, de que barrio será?.-

Aquella ciudad que se vislumbraba a los lejos debajo de la capa de neblina gris de polución, era pequeña, pero tenia muchos barrios, barriadas que habían crecido desproporcionadamente en los últimos años, y que se perdían por los alrededores.
Allí abajo, en algún lugar desconocido, había una casa, un conjunto de viviendas, que iban a saltar por los aires de un momento a otro..-¡Al fin ¡ una dirección saltó a los ojos.! Una factura de una compañía eléctrica. El recibo de la luz le enseño ante sus ojos lo que tanto buscaba.
.....¿¿¿¿¿Que pasará?????? Llevará a cabo su vernganza aquel diabolico ser.

Comentarios

  • BaalcebubBaalcebub Pedro Abad s.XII
    editado febrero 2008
    Saludos...
    Esta es mi colaboración al relato, no le he dado fin para ver qué se le ocurre a alguien que pueda pasar a continuación:


    Sollozando, a bordo ya de su carro, pero incapaz de echarlo a andar, Ramiro tomó su teléfono celular, le temblaban los dedos, que sentía fríos y lejanos. Varias veces intentó marcar el número de emergencia, pero era como en los sueños, siempre se colaban otras teclas, siempre terminaba con un número erróneo.
    Sabía lo que debía hacer, debía regresar, debía sacar de la casa a Vanesa, debía avisar a los vecinos, eso es lo que cualquier persona haría, ignoraría el peligro y se lanzaría a rescatar a quienes ama... pero no podía hacerlo, el miedo se lo impedía, y sólo conseguía llorar contra esa pared de pánico que no le dejaba conducir como un loco de regreso a... Vanesa...
    Marcar el número de casa, ni pensarlo, si no podía ingresar el de la policía, menos conseguiría... ¡imbécil!. Cerró el teléfono, lo volvió a abrir, presionó la tecla para buscar el teléfono de casa, lo seleccionó, sonó un par de veces...
    Primero fue la comunicación que se interrumpía, luego fue el sonido de la explosión, luego la llamarada allá abajo, en la ciudad. Luego el humo, negro.
    Sintió que todo el calor se escapaba de su cuerpo, mientras una voz por el auricular le informaba que el número estaba fuera del área, o bien ni disponible en esos momentos. Imaginó que podía escuchar las llamas a través del teléfono, consumiendo su hogar... imaginó que podía escuchar a Vanesa gritando... y a lo lejos, allá abajo, pudo escuchar las sirenas.
    Condujo lentamente, pero sin prestar atención a nada, no escuchaba los bocinazos, no se percató de las veces en que estuvo a punto de causar un accidente, y apenas si logró colarse a su conciencia la sirena de una patrulla de tránsito que le ordenaba detenerse, lo hizo cuadras más allá, sin siquiera acercar el automóvil a la acera.
    Un oficial descendió de la unidad y se acercó a su ventanilla.
    -¡Se puede saber..!- comenzó a reprenderle el agente de tránsito, que guardó silencio cuando vio la expresión de Ramiro.
    -¿Se encuentra usted bien?- preguntó el oficial, la voz de pronto calmada.
    Señalando vagamente hacia la columna de humo, Ramiro balbució:
    -... es mi... es mi casa...-
    Luego no recordó cómo el oficial le ayudaba a bajarse de su automóvil, ni como le subía a la patrulla, fue vagamente conciente del sol que le quemaba el rostro, a través del vidrio, mientras el tránsito se subía a su carro y lo acercaba a la acera, donde lo dejaba estacionado y regresaba a la unidad oficial.
    La explosión había destruido tres casas, alrededor de aquella donde la fuga de gas había causado la explosión, una de esas casas era la de Ramiro... Vanesa...
    Ramiro buscó frenéticamente una manera de abrir la portezuela, pero no había forma de hacerlo desde el interior. El oficial lo miraba preocupado, mientras presumiblemente pensaba en si debería permitirle bajar del coche patrulla, las lagrimas que recorrían las mejillas de Ramiro, el llanto carente de sollozos, lo hizo decidirse, abrió la portezuela y cuando Ramiro bajó, lo tomó por el brazo.
    -Señor... míreme hombre... ¿cuál es su casa?
    Pero la mirada de Ramiro lo decía todo. Trató de caminar hacía allí, hacia las llamas, pero algo lo arrastraba en la dirección contraria, era el tránsito que lo jalaba hacia una de las ambulancias. De pronto se dio cuenta de las ambulancias, de los camiones de bomberos y patrullas que, atravesadas en la calle, impedían el paso al infierno.
    Ramiro cooperó, pero de pronto, con un movimiento frenético e inesperado, se libró de la presa del oficial y corrió a casa, corrió con todas sus fuerzas, escuchando tras de sí los gritos del tránsito.
    Nadie lo detuvo, fue como si los policías y los bomberos no pudieran verlo, pasó por entre ellos y corrió hacia Vanesa, sollozando su nombre... saltó los escombros más cercanos, tropezó, sintió el calor de las llamas, y saltó hacia ellas...
  • rocinanterocinante Garcilaso de la Vega XVI
    editado febrero 2008
    Hola Baalcebub,

    Buena continuación al relato, la que has imaginado, con dinamismo, intriga y una correlación de la historia bastante conseguida, salvo la aparición en la narración del personaje de Vanesa ¿De donde ha salido?. Pero está bien la descripción de su personaje y el papel que desempeña en la historia.

    A Ramiro, los hechos le son cada vez más cercanos al comprobar que la casa a punto de explotar es el mismo sitio en donde vive, es su barrio - buen giro que le das a la trama - y por lo tanto se ve íntimamente inplicado, ¿pero conozco Ramiro a este vecino tan vengativo? Este detalle, y de haberlo incluido, le hubiera dado más morbo al relato.

    Pero concluyendo, la continuación de la historia y salvando algunos interrogantes, está muy bien orquestada, los diálogos muy a su momento, muy relacionados con el momento y muy claros de entender. Si, creo que pocos te podrían ganar en la imaginación que has plasmado. Te sobra imaginación y habilidad para construirte una historia tu medida.

    Enhorabuena, te felicito.

    Rocinante
  • BaalcebubBaalcebub Pedro Abad s.XII
    editado febrero 2008
    Saludos...
    Bueno, la mayoría de las interrogantes las dejé para que quien siguiera de darle continuación al relato las respondiera, me parece que eso es lo divertido de esta clase de ejercicios. Vanesa, la verdad, salió de la necesidad de una conexión emocional más fuerte que los simples vecinos, Ramiro se podría haber preocupado por los vecinos, pero hay más compejidad emocional si existe alguien más, cercana a él, por quien debiera ser el héroe, lo que sin embargo no puede hacer, y lo planteé así, atreviendome a decir más de la historia (que no debería, para que no lo tome que cuenta quien se anime a seguirla), para correlacionarlo con el hecho de que no la menciona antes. ¿Tal vez es su pareja, pero tienen demasiados problemas? ¿Es por eso que busca la soledad, para alejarse de Vanesa? ¿Por qué piensa primero en sí mismo, en su seguridad, antes que pensar en ella, como sería lo usual en una narrativa de este tipo?. Yo tenía una idea de a dónde llevaba el relato, pero decidí dejarlo allí para ver "qué pasa"...
    Y claro, me la pusiste fácil por que donde siempre me atoro en los relatos que intento escribir es en el planteamiento primero, como no sea con esos cuentos donde lo inusual pasa de inmediato, la verdad siempre batallo mucho para pasar por todo el preámbulo de la normalidad, que luego ha de ser alterada. Gracias por lo demás, me voy a poner colorado desde la barbilla hasta la nuca... ;)
  • RutRut Anónimo s.XI
    editado febrero 2008
    Menuda historia… quisiera colaborar con esta idea que me ha venido a la cabeza nada mas leerlo. Yo creo que hay sitio para Vanesa, es la mujer de Ramiro, una mujer que esta en casa, consumida por una enfermedad cruel, Ramiro se siente solo y superado por su actual vida. Es por eso que necesita salir y perderse en la montaña, necesita sentirse con fuerza. Lo que el vive a diario despierta en el la contradicción del amor y del odio, es normal, por eso cuando se da cuenta que el que ha escrito la carta es su vecino, corre para salvar a su mujer. Pero cuando se encuentra adentro entre las ruinas de su casa, se va dando cuenta, y seguramente se maldiga por ello, que quizás ha sido lo que ha estado deseando durante años. Decide dar carpetazo, desiste de buscarla, sabe que ya no está, y su existencia cobra otra vez significado. Es entonces cuando vuelve a la montaña para buscar pistas, quiere entender el por que alguien que esta a punto de morir, desea y planea un final tan perverso.





    Vanesa, Vanesa, su nombre se repetía en su cabeza y se convertía en una paranoica obsesión capaz de acelerarle los latidos del corazón. Había huido ese mañana de ella, cansado de sus incontrolables ataques de cólera, necesitaba descansar de esa enfermedad odiosa que convertía a su mujer en la persona que nunca debió haber sido.
    Las llamas le quedaban atrás y los escombros, imposibles de sortear. Cuando atravesaba una viga medio caída, dos se descolgaban y se encontraba tropezando peligrosamente entre piedras y ladrillos que dibujando su pierna de arañazos y algo mas, le recordaban que no era un superhéroe, solo un hombre corriente, un hombre que había deseado mas de una vez que su vida cambiara aunque fuera a costa de la de Vanesa. Pobre Vanesa, tampoco ella tenía culpa, pero aun así era culpable, era el verdugo que había envenenado su existencia. Ya no se sentía excitado y sentándose sobre un montón de piedras miro hacia arriba, observando el enorme agujero, el inestable techo que aun quedaba y río, empezó a reir y reir, sus carcajadas resonaban y hacían temblar el suelo, pero ya no eran carcajadas, mas bien aullidos convulsivos que salían de su estomago. Su vecino, ¿Cómo se llamaba? Es igual ese vecino amargado y cruel le había devuelto la vida, sin saberlo, y allí se encontraba llorando a la que fue un día su amante y amiga y a la que era en ese momento la arpía que le robaba su humanidad.
    - Señor ha de salir, esto no es seguro, acabará derrumbándose todo, ha de salir. ¿Vive usted aquí?
    - Si, vivo aquí, - dijo casi sin voz.
    - Señor, ¿vive alguien más con Usted?
    Se quedo cayado, aun seguía mirando hacia arriba, cansado, fatigado y confuso.
    - Señor salga rápido, - lo agarró por la espalda y con la ayuda de otro bombero lo sacaron casi a rastras hasta la calle. Mientras le curaban sus heridas se escucho un estruendo, seguido de exclamaciones de sorpresa, y el aire se lleno de polvo, le costaba respirar.
    - Esta en shock – oyó que le decía al medico
    - No, estoy bien, solo estoy pensando
    - ¿Pensando señor?
    - Si pensando, y levantándose empezó a caminar en sentido contrario, dejando al voluntario con la boca abierta. Este hubiese querido correr hacia el e indicarle que siguiera sentado, su herida aun no estaba vendada, pero le acababan de llevar una niña con problemas respiratorios y pensó que ella le necesitaba mas. Lo dejo marchar.

    Vanesa, victima de una enfermedad inhumana y victima de un ser endiablado, un vecino mortificado y resentido, descanses en paz. Cogió el coche que lo había mal aparcado cerca, a dos manzanas y se alejo, volvería a la montaña, allá donde encontró los papeles del difunto. Necesitaba saber mas de el, necesitaba entender.


    Saludos
    Rut
  • rocinanterocinante Garcilaso de la Vega XVI
    editado febrero 2008
    Me sorprende vuestra manera de fabular, que diría el gran Gabo:

    Rut hace un derroche de encauzada imaginación y le da sentido a muchas decisiones del protagonista que en el original quedaban en el "aire". Por ejemplo, sus pertinaz manía de "huir" a la montaña.

    Aunque la historia ha quedado un poco "deshilachada" es decir, como era de esperar, no sigue un estricto hilo relacionado al cien por cien, pero con algunos retoques es "creíble".

    Nos hemos saltado el momento crucial del relato, la explosión y nos encontramos con el protagonista en su barrio y lamentando o alegrándose - según la apreciación
    de cada lector- la marcha de Vanessa, mujer que interrumpió en la dinámica de los hechos de la mano de Baalcebub, y que ya que está brillando con luz propia en los avatares de la historia.

    Se está llevando muy bien el desarrollo de este relato y la continuación del mismo se lleva con los diferentes estilos
    de cada uno, y por los derroteros que a mi me hubiera quitado llevar. Resalta, como no podía ser de otra manera, la "practica" que utiliza cada para enfocar su forma de escribir, y su imaginación y eso hace interesante su lectura.

    Ha quedado pues un hueco que hay que llenar para que la historia siga su curso, y el momento crucial y expectante de la explosión de la casa, y con ella todo el bloque de pisos. Salvando pues este "bache" de correlación en la trama, lo demás y salvando los diferentes,....digamos, "estilos" de cada uno, se lleva, está, muy bien.

    Animo y a ver quien la sigue, y si acaso al finalizarla, las puliremos y la dejaremos como nueva.

    Saludos de Rocinante
  • ZilamarZilamar Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado mayo 2008
    Estimado Rocinante
    Adjunto mi peque contribución

    **********

    Se encamino a la casa, era una casa antigua de vecindad de tres pisos con pasadizos y cuartos oscuros, casi llegaba la hora señalada por los papeles, cuando ingreso una mujer de apariencia hostil le dijo:
    - Eres otro periodista que viene a entrevistar al viejo ese bueno para nada, pintor de brocha gorda y se riéndose se oculto en uno de los laberintos.
    El olor que desprendía esa casa me parecía conocido, como familiar, la recorría y a mi mente venían imágenes del pasado, casi me desmayo viendo a dos niños que casi me derivan, lo sorprendente fue que todo fue una ilusión.
    Aparecían ante mis ojos inquilinos que después misteriosamente se desvanecían, seguía caminando y chiquillas semi desnudas me ofrecían sus favores, borrachos que salían de entre los lugares mas recónditos y al final un silencio sepulcral.
    Al llegar a la última habitación me encontré con una escena de horror el cuerpo sin vida de un niño de tres años, una mujer demente con un cuchillo en la mano y el rostro de un hombre desencajado con las manos de sangre y el cuello roto de una joven mujer.
    Comencé a recordarlo todo me transporte a la habitación, ese día yo dejaría a mi mujer pues había dejado de ser un pintor desconocido y ahora era famoso, mi mujer no era la fina dama que en cambio era Yoselin pintora al igual que yo, pero al llegar encontré a mi bebe muerto y después no recuerdo más, en eso entre la mujer que me recibió me dijo:
    - Has vuelto Rubén, un poco más joven pero has vuelto, ahora debes irte por que dentro de poco inaugurarán este hotel, jajajaja nunca podrás descansar en paz con Yoselin y se hizo un torbellino y desapareció
    De pronto me encontré solo en mitad del patio, entro un guardia y me dijo:
    - Que hace usted aquí, no tiene permiso, dentro de poco se abrirá al público, y usted podrá ingresar, salga por favor
    No sabía que hacer pero de pronto sentí la necesidad de que la casa desapareciera, así que decidí alejarme lo más pronto posible a un lugar donde no se escuchara la explosión.
  • rocinanterocinante Garcilaso de la Vega XVI
    editado mayo 2008
    Está bien Zilamar. Se van añadiendo detalles a la historia, ambientes y personajes que creo que la enriquecen y le dan interés a la narración, aunque creo que ya hemos agotado, dijéramos así, el núcleo de la trama y habrá que ir buscando el desenlace. La explosión sus consecuencias, sus víctimas si las hubieron, los destrozos de la misma, etc, etc,.

    Si porque estuvieron muy bien los preliminares, la trama de la que creo que ya hemos exprimido todo lo que podía dar de si, y ahora tendremos que ir buscando el final, o varios finales, dependiendo de cada uno y como lo quiera terminar.

    Saludos.

    Rocinante
  • LARALARA Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado mayo 2008
    ....Ramiro llegó jadeante de nuevo al montón de papeles y restos de la vida de quien él pensó se trataba de un orate sin medida, y por si encontraba una explicación algo lógica ante tanto disparate como había presenciado ese día.

    Una punzada le oprimía el corazón cuando pensaba en el destino tan terrible que habría podido seguir la vida de Vanesa.

    Llevaban ya muchos años juntos, quizá demasiados y pese a que en numerosas ocasiones habían puesto un paréntesis en su relación siempre acababan volviendo. El era de la opinión que "más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer", y aunque para una relación de pareja no era lo más acertado considerar, si que se había acostumbrado a ella por la fuerza de la costumbre. Vanesa por su parte en los últimos tiempos se mostraba rara y algo distante, pero Ramiro no pensó que fuera nada más importante por lo que preocuparse, si acaso la rutina en la que vivían últimamente y que los envolvía con una capa densa de silencio.

    En esos pensamientos estaba cuando vio algo que brillaba un poco más lejos del montón de papeles, fotos viejas y escritos de ese viejo loco ¿o no sería tan viejo? ya que no sabía aún muy bien de quien se trataba en realidad.

    La caja estaba cerrada con llave. Era como esas que antaño se usaban de pequeña caja fuerte en las casas y que uno guardaba allí desde dinero a alguna joya pasando por escritos confesionales y que al cerrarla con llave se consideraba que nadie podría acceder a su interior -que para eso era una caja fuerte-
    Tenía el tamaño no más grande que una caja de zapatos, bueno, de unos botines porque era cuadrada...y tenía algo de herrumbre quizá por el paso de los años, -porque en dos días que había pasado a la intemperie no era posible que se "enrobinara" de esa forma-.

    Le bastó echar una ojeada alrededor y no se lo podía creer, allí, encima de unos papeles de periódico vio la llave......Estaba alucinado. ¿que era lo que estaba pasando?... Esto parecía cosa de meigas... Raro, raro. Era como si fuera un juego del tipo "busca la pista, ata los cabos y gana un viaje a Canarias"...

    Dejó de elucubrar, no tenía sentido todo esto. Desde que tuvo la idea de coger el coche lleno de polvo, hacer una cola de ríete tú del puente del 1º de mayo, y dirigirse a la montaña donde en vez de respirar aire fresco se encontró con un montón de papeles y trastos viejos, que luego salió corriendo ante la primera pista, llegó al pueblo y vio todo lo que Baalcebub, Rut, el inventor Rocinante y Zilamar -que se despistó un poco en el trayecto-,...habían tejido...pensó, ¡¡joer¡¡..pero ¿por qué no me habré quedado yo mejor cortando el césped ....

    Bueno, ya que todo se está confabulando para que encuentre la pista de las pistas, abriré la caja fuerte, -pensó para sus adentros-, pues sólo hablaba solo frente a los espejos de su casa, y así ensayaba lo que le diría a Vanesa si de nuevo se daban otro tiempo de tregua en su silente relación...

    Giró la pequeña llave en la cerradura y no se cayó al suelo porque previamente se había sentado en él para ir descansando también del palizón que se había pegado ante todo lo ya relatado....

    Como ojos de lechuza se le pusieron los suyos...

    Allí como por ensalmo se dio de bruces con el quid de la cuestión.

    Todo había sido un plan premeditado, allí estaba la prueba irrefutable de que el destino le había deparado una historia tan real y tan de locura que él nunca hubiera imaginado…Y por muchos años se alegraría de haber cogido el coche y no ir caminando a la ciudad ese día.

    Las fotos no mentían. Vanesa se abrazaba a él en la playa. Sentada en sus rodillas en lo que parecía un jardín botánico. En un parque de atracciones con los pelos de punta por la velocidad de la montaña rusa. Comiéndose un cucurucho de fresa él y ella de chocolate frente a una fuente que tenía unas ranas algo feillas…..y, para que seguir….
    Ni loco, ni enfermo, ni viejo cascarrabias…..El y ella lo habían preparado todo de la forma más cinéfila posible…. El fuego fue circunstancial a su causa. El tenía un vecino justo debajo de su vivienda que de vez en cuando amenazaba con saltar por los aires el edificio de renta antigua.

    Por primera vez en la vida Ramiro se alegró de su suerte y de que ese día “algo” le hiciera coger el coche y subir a la montaña… Ya no tenía que preocuparse por el derrotero que llevaba su relación con Vanesa.
  • MagicOPromotionMagicOPromotion Anónimo s.XI
    editado mayo 2009
    Menos da una piedra. Al menos los que tenemos que madrugar tendremos oportunidad de hacer un esfuerzo y poder verlo. También siempre nos quedará verlo en redifusión en el 24 Horas el jueves a las 20.30 y con cortes publicitarios de veinte segundos Aprovecharía también para retocar la escenografía, sacando barras-columna y acercando más al público presente, que casi no se les ve en los planos generales. _______=== XRumer 5.0 Palladium RULEZ! ===
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