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Tu Camino

Hay cosas por las que volver a nacer,

Por las que seguir desvelando la calvicie del horizonte;

la risa de las mujeres anunciando el café de la mañana,

las historias desdentadas de los viejos,

el pan,

la sal,

las múltiples convinaciones del verbo querer,

del verbo poder.

Esa gente que te pellizca sin saberlo el corazón,

la lluvia de marzo,

el Mediterráneo en octubre,

los dedos rosados del alba

espiando tras la ventana tu sueño de domingo.

Los libros,

la vida reflejada en los libros,

la vida reflejada en un charco un viernes por la tarde.

Los silencios y los amigos que los tutelan.

La lealtad inquebrantable de un perro,

el fugaz latido de una boca en otra boca.

El escalofrío cuando atraviesan la garganta

las palabras de los gastados ideales

de felicidad universal y gratuita.

Aprender de cualquiera,

cualquier cosa,

“salir, beber, el rollo de siempre”,

soñar como un crío

para seguir soñando


Hay tantas cosas por las que volver a nacer.

Verás, es muy sencillo:

primero un pie y luego el otro hasta dar dos pasos

luego otro para fijar el rumbo,

al cuarto paso ya será un camino.

Síguelo hasta que ese camino sea tu camino.


Que lo disfrutes.

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