Estreno este cuaderno para adentrarme en un terreno que no dominio en absoluto con la petición implícita de que me puedan guiar sin desanimarme demasiado. Espero tener disciplina para ir llenándolo poco a poco.
Todo estaba bien acabado,
ordenado y pulcro.
Tan elegante y en perfecto equilibrio
que nadie podría añadirse.
Me gusta el poema, Perplejo.Me trasmite la altivez de algunas personas y ambientes cerrados que cierran la puerta a los demás como si les bastara el mundo que han creado en su entorno.
Enhorabuena. Te animo a seguir con tu cuaderno de entrañable colegial.
Estos dos poemas son malos. Ni siquiera son poesía, ya lo sé. Pero tenía que romper el hilo.
Gracias por tener tanto tacto conmigo. Además de saber poesía, sabes de curvas de aprendizaje.
¿Suina?... ¡Sinrima! No me molesto, en absoluto.Admiro a Suina por sus escritos y por el talante amable y solidario con los demás.
Me parece estupendo que te atrevas a versificar. El primer poema no me gustó, pero en el segundo me llegó un mensaje. No es que un poema tenga que trasmitir mensajes -más bien sentimientos, diría yo-, pero si lo hace, ya no son palabras vanas.
Todo estaba bien acabado,
ordenado y pulcro.
Tan elegante y en perfecto equilibrio
que nadie podría añadirse.
Veo este tipo de poemas como la expresión de algo cotidiano y percibo como desagrado del perfeccionismo, como si se impidiese el paso a la creación o a la participación.
En cuanto a la forma, diría que carece de lirismo, o que este está sustituído por la irónica visión del perfeccionismo.
No pretendo aportar nada con este comentario sino participar en tu cuaderno, porque sé que a ti te gusta que te comenten.
Tres viejas se odian:
una enjuta y marrón,
otra siempre dormida
y de ronca voz la tercera.
Esperan,
la muerte de las otras.
Esperan tal vez,
fingir un llanto vibrante
a la cabeza de la comitiva
y decir gracias
y servir vino y pastas.
O asegurar
que yo vi la muerte primero,
apostada en la puerta,
pisando el felpudo.
Provistas de bastón noble
con cabeza de perro
de marfil,
y de inscripciones en letra inglesa;
pues lenta es la astucia
y tan lejana la venganza
como atrás quedó
la frase nunca dicha
del idioma sinsentido.
Comparten estufa y cama,
al compás del reloj se identifican:
Tú,
no, tú;
tú.
Sin mirarse, en silencio.
Entre sí se cuidan
con tanto celo se limpian
se alimentan, se visten
con rabia tan bien templada
que no adelgazan,
que no enferman,
Nunca.
Comentarios
Di vueltas de campana,
salí despedido a través de la luna,
y rodé por un solar.
ordenado y pulcro.
Tan elegante y en perfecto equilibrio
que nadie podría añadirse.
Me gusta el poema, Perplejo.Me trasmite la altivez de algunas personas y ambientes cerrados que cierran la puerta a los demás como si les bastara el mundo que han creado en su entorno.
Enhorabuena. Te animo a seguir con tu cuaderno de entrañable colegial.
Estos dos poemas son malos. Ni siquiera son poesía, ya lo sé. Pero tenía que romper el hilo.
Gracias por tener tanto tacto conmigo. Además de saber poesía, sabes de curvas de aprendizaje.
¿Suina?... ¡Sinrima! No me molesto, en absoluto.Admiro a Suina por sus escritos y por el talante amable y solidario con los demás.
Me parece estupendo que te atrevas a versificar. El primer poema no me gustó, pero en el segundo me llegó un mensaje. No es que un poema tenga que trasmitir mensajes -más bien sentimientos, diría yo-, pero si lo hace, ya no son palabras vanas.
¡Adelante!
Veo este tipo de poemas como la expresión de algo cotidiano y percibo como desagrado del perfeccionismo, como si se impidiese el paso a la creación o a la participación.
En cuanto a la forma, diría que carece de lirismo, o que este está sustituído por la irónica visión del perfeccionismo.
No pretendo aportar nada con este comentario sino participar en tu cuaderno, porque sé que a ti te gusta que te comenten.
Saludos.
salpican, chispean
y discurren obedientes hacia la sed.
Sin más.
Otras son pesadas.
Se hunden viscosas
e innecesarias
hasta enturbiar el fondo.
Al sur de Marte,
mientras dura el verano,
corren riachuelos.
una enjuta y marrón,
otra siempre dormida
y de ronca voz la tercera.
Esperan,
la muerte de las otras.
Esperan tal vez,
fingir un llanto vibrante
a la cabeza de la comitiva
y decir gracias
y servir vino y pastas.
O asegurar
que yo vi la muerte primero,
apostada en la puerta,
pisando el felpudo.
Provistas de bastón noble
con cabeza de perro
de marfil,
y de inscripciones en letra inglesa;
pues lenta es la astucia
y tan lejana la venganza
como atrás quedó
la frase nunca dicha
del idioma sinsentido.
Comparten estufa y cama,
al compás del reloj se identifican:
Tú,
no, tú;
tú.
Sin mirarse, en silencio.
Entre sí se cuidan
con tanto celo se limpian
se alimentan, se visten
con rabia tan bien templada
que no adelgazan,
que no enferman,
Nunca.
El perro grande
se asusta de una ciega,
de su bastón.
Era de plástico
la manzana del bazar,
tan bella y tersa.
Un gorrión cojo
busca migas en el bar
y lo bendice.
La cocinera
aún después de ducharse
huele a chopitos
Está esperando
el autobús nocturno
mareada y sola.