Hace ya mucho tiempo, el ser humano se planteó las condiciones de vida, se puso a mirar al cielo e intentó dar respuesta a las preguntas filosóficas. Hace no mucho se describió el Universo como un espacio infinito y las preguntas filosóficas volvieron a resurgir, porque son tan infinitas como subjetivas y no se las puede cercar en una sola tesis. Por eso hoy yo me vuelvo a preguntar: ¿qué hacen el hombre y la mujer en un espacio inabarcable como el universo? ¿por qué estaremos aquí?
La respuesta a la primera pregunta es sencilla con un poco de sentido del humor se sabe que lo que hacen hombre y mujer es follar y divertirse, también cubrir sus necesidades primarias y ya si eso ponerse a pensar como trabajarse el mundo dando lugar a la tecnología. Pero somos tan insignificantes para el universo como para nosotros la explosión de la última supernova de la más lejana galaxia. La mayoría de las cosas que se incluyen en nuestra rutina diaria carecen de importancia científica, como lavarte los dientes, qué puede afectar eso al mundo fuera del entorno sociológico, nada, tomarte un café o lavar la ropa, todo esto importa solo dentro del ámbito social. Llegamos pues a una conclusión verdadera para la segunda pregunta: estamos haciendo sociedad, somos una civilización avanzada que ocupa un planeta dentro del sistema solar. ¿habrá más vida en el universo? pues seguro que sí, hay agua en Plutón por tanto se puede esperar cualquier cosa de los planetas más lejanos y será solo cuestión de tiempo y aeronáutica espacial que se descubran civilizaciones desarrolladas por otro lugar del universo. pero la pregunta rechina por ser resuelta: ¿para qué estamos aquí? cual es la función que se espera de nosotros es todavía un tema difícil de tratar cuando sigue la desigualdad gobernando la Tierra y el despilfarro energético contaminándola.
Comentarios
pdta : Ojo que estas preguntas filosóficas quitan el sueño. :eek::eek:
Yo creo, pero dadas mis creencias religiosas (ojo, no digo que sea verdad para todos y que es así y ya), que le damos sentido a nuestra vida cuando amamos y creamos. Es un resumen, no quiero aburrir a nadie con teología, pero es mi creencia personal.
La pregunta por el sentido de la vida es de las más antiguas y ahora parece de las más urgentes. ¿Para que seguir viviendo?, ¿ser o no ser? Creo que perdimos algo, como colectivo humano que hace que esa pregunta sea particularmente urgente, quizás perdimos un poco la humanidad.
Y te quita las ganas de seguir pensando para siempre
No sé a que vinimos. Quizás a cuestionarnoslo y llevarle la respuesta al EL. Si existe.
Lo que tengo claro es que no vine a ser un tibio, un hipócrita. Nunca se me ocurriría infravalorar la vida que me regalaron siendo un tibio.
El tibio me repugna y no se bien porqué.
Ni sé porque lo comento.
Bah!si que sé, lo hago porque creo que un tibio conocido me está leyendo.
Estamos aquí por una mera y fortuita coincidencia. Sencillamente estaban dadas las condiciones químicas y físicas para el surgimiento de la vida. Y en cuanto al surgimiento de los homínidos...
A finales del terciario aparecienron los primeros homínidos y esto posiblemente fue resultado en parte de la extinción de los dinosaurios que eran los mamíferos dominantes de la tierra ya fuera dicha extinción consecuencia de aquella hipótesis del asteroide que impacto la tierra, o los cambios climáticos o erupciones volcánicas todas ellas teorías que hasta donde sé carecen de comprobación definitiva.
De no extinguirse estos mamíferos quiza hubieran sido ellos los que evolucionarán y los primates. O sea, una mera coincidencia súbita y azarosa.
Ahí se ven.
Apoyo +1
Saludos! :-D
También leí que el sentido que ésta podía llegar a tener se lo otorga uno propio, creo que esto está más de acuerdo a lo que puedo llegar a creer, ya que si nos ponemos a pensar pasamos sufriendo toda nuestra vida como seres humanos, tenemos que trabajar para comer, y no sólo trabajar para conseguir alimento de una manera directa ya que tenemos que trabajar en un horario determinado para obtener una moneda la cual tiene un valor y se cambia por materia prima.
No creo que sea cuerdo tratar de responderse el porqué estamos aquí, ya que sólo estamos. Pero podríamos preguntarnos "Cómo" queremos estar aquí. Sabemos que vamos a morir sí o sí (independendiente si tenemos algún tipo de creencia sobre lo que viene después de la muerte), entonces, por qué no pasar nuestra estadia en este mundo de la manera que más nos acomode a cada uno?
¿Porque no tuvimos elección y no nos preguntaron si queríamos llegar y participar?
¿Para inteactuar?
Puede que nos demos demasiado sentido...
Puede que necesitemos dárnoslo, porque el simple hecho de no tenerlo, implicaría no ser.
Nos soltaron sin más, y ¡ale, a apechugar con lo que venga! :-D
El saltador
El saltador se encoge, se agarra las rodillas,
esconde la cabeza entre las piernas.
A punto de llegar da un latigazo
y se estira de golpe contra el agua:
al sumergirse nace, y el mundo, sacudido,
vuelve a iniciar de nuevo sus circunvoluciones,
su salto de gestante que atraviesa el espacio
como una caracola o bosta o piedra
lanzado hacia la luz: le enseña el saltador
al mundo su trabajo, y a convertirlo en juego,
y cómo al zambullirse quedar recién nacido:
le enseña el mecanismo de la vida.
El mundo se detiene y mira concentrado,
quizás reconociéndose en los gestos del hombre
que rota y se traslada dibujando una elíptica
con su cuerpo visible sobre un eje invisible.
Es el mundo el que salta, no es el hombre:
esa bola que rasga la seda de la tarde
desnudándolo todo, no es un hombre:
es el cauce de un río, las raíces de un árbol,
la tierra de aluvión, pero no un hombre:
es el molde de un hombre, un recipiente
vaciado de un hombre y luego vuelto
a llenar con el cauce, las raíces, la tierra:
es el hueco dejado por un hombre
para darle un cobijo a las cosas del mundo.
El hombre, cuando salta, ya no piensa,
pues su interior es agua, filamentos o polvo.
Cuando salta es el puro movimiento
y es la inmovilidad perfecta y pura:
es el mundo que gira y el mundo detenido.
El mundo, ese aprendiz de saltador,
y el saltador, ese aprendiz de mundo,
se duermen en el aire
y nos suenan.
Jesús Aguado