Confusión - Cuento propio

Aquí les traigo otro relato mio. Espero que sea de su agrado.




Título: Confusión

Autor: Walter Barba

Tenía las manos sudadas, la cara húmeda y una rara sensación de preocupación recorría su cuerpo. Se levantó de la cama con un salto, vio la hora y eran las doce del mediodía, demasiado tarde para levantarse, pensó. Comenzó a vestirse y notó que en el suelo había latas de cerveza, no recordaba haber tomado la noche anterior. Salió de su habitación, se dirigió al comedor donde se encontró a su hermana.

- ¡No puedo creer que le hayas hecho eso! Ella no lo merece

- ¿Qué? ¿De qué me estás hablando?

- No te hagas el tonto, sabes perfectamente de que te hablo

- Sinceramente no tengo idea de que hablas, explícame

- No seas imbécil, hoy llamó llorando, no debiste engañarla. Si ya no la amas deberías decírselo pero no hacerle esto

- ¿Qué? ¿Hacerle esto? ¿Qué decís? Yo no engañe a nadie y sabes muy bien que a ella no le haría nada, mucho menos algo así

- Deberías darles explicaciones a ella no a mí, solo te aconsejo. Yo sé que anoche viniste con alguien y no era ella.

Totalmente enojado se marchó de su casa, no entendía nada de lo que sucedía. Primero fue al club donde entrenaba, pero no encontró ninguna cara conocida. Se dirigió a la casa de su mejor amigo, quería algunas respuestas.

- ¿Sabes dónde estuve anoche?

- Salimos a tomar al bar de Charlie, ¿no te acordas? ¡Que memoria che!

- No recuerdo nada

- Qué raro, hasta que yo me fui no habíamos tomado mucho y no te veías tan mal

- Ni siquiera recuerdo haber ido al bar

- Que habrás tomado ¿no?

Se fue hasta su casa donde una vez más habló con su hermana y tras una larga charla lo único que supo es que había regresado con alguien la noche anterior, pero… ¿Quién era?

Caminó hasta el bar de Charlie donde hablo con él y este le dijo que anoche había tomado demasiado, estaba muy borracho. Le contó que alrededor de las cinco de la madrugada llegaron unas chicas y había una en especial que estaba muy apegada a él.

Comenzaba a desesperarse, era demasiado misterio y muy poco lo que sabía.

Volvió a su casa, se sentó en su cama y no podía parar de pensar ¿cómo pudo ser capaz de engañarla? ¿Tanto había tomado como para cometer esa barbaridad? ¿Quién era esa supuesta chica? Se quedó un largo rato tendido, bastante confundido y de pronto tuvo una idea, ¿Cómo no se le había ocurrido antes? Pensó en el celular, seguramente habría fotos, saco el teléfono de su bolsillo y buscó las fotos del día anterior. Las primeras eran de él jugando al pool con unos cuantos desconocidos, no pudo evitar reírse al ver esta foto, siguió pasándolas y veía como su noche iba empeorando. Se detuvo cuando comenzó a ver fotos de su habitación, luego se veía fotos de el con alguien en su cama pero no lograba distinguir su rostro, solo se veía su cuerpo. Llegó a la última foto y fue ahí donde dejó caer el celular, ya sabía quién era esa chica, ¿cómo no iba a conocer a esa persona? Era ella, su novia. Si antes no comprendía nada de lo que estaba sucediendo, ahora mucho menos.

El celular comenzó a sonar, era ella.

- ¿Por qué lo hiciste? – Dijo furiosa y entre llantos

- ¿Hacer qué? No hice nada, jamás te haría algo sería incapaz de eso

- No me mientas

- Es verdad! No logro entender nada, te juro que no hice nada

- ¡Fernando!, ¡Fernando!

Se despertó (una vez más), estaba en su cama y a su lado estaba ella, acostada.

- Perdón Fernando, te veías desesperado y te movías demasiado, por eso te desperté

- Está bien

- Estabas soñando algo ¿no? Discúlpame, no quise interrumpir tus sueños con tu otra chica – Dijo entre risas su novia

- Créeme que no soñaba con otra chica, créelo.