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Estoy indignada, las leyes son injustas con papá (El diario de María)

luamaxicaluamaxica Anónimo s.XI
editado abril 2012 en Infantil y Juvenil
Sé que algo pasa, lo noto en el ambiente. Sobre todo porque papá y mamá casi siempre están hablando en voz baja y cuando yo aparezco, automáticamente cambian de tema o dejan de hablar. Vamos que no hay que ser Sherlock Holmes para darse cuenta de que algo raro sucede. Además a papá se le nota mucho que está preocupado por algo. No tiene apetito y está como ausente, pero aunque he intentado preguntarle, él siempre dice que no es nada y que de lo único que debo estar pendiente es de estudiar.

Así que he decidido hacer averiguaciones por mi cuenta. He interrogado a mi hermano Pedro, pero yo creo que él no se entera de nada. Ni siquiera se había dado cuenta de que nuestros padres tenían algún tipo de problema ¡Adolescentes! Solo se preocupa por sus cosas ¡Como si fueran tan importantes! Se pasa el día escuchando música o jugando a la Play Station y lo que le pase a los demás le da igual. Solo espero que cuando yo sea mayor no me convierta en una especie de bicho raro como él.

Ya que todas mis pesquisas resultaban infructuosas, decidí contarle mis dudas a Clara. Para eso están las mejores amigas, digo yo. Pero, ella tampoco me aclaró nada, me escuchó atentamente e intentó tranquilizarme quitándole importancia al asunto. Así que estoy como al principio, aunque reconozco que ella me ayudó mucho y se portó como la amiga que yo esperaba.

Pero esta mañana, por fin se desveló el misterio y de la forma más insospechada. Papá vino a recogerme al mediodía al colegio y cuando estábamos a punto de salir nos encontramos con un amigo suyo. La conversación que mantuvieron fue reveladora y comencé a comprender muchas cosas. Aunque al principio no entendía nada y me llevé un susto morrocotudo al oírles.

-Hombre ¿Qué tal? ¿Cuánto tiempo sin verte? -dijo el amigo de papá.

-Muy bien ¿Y tú qué te cuentas? -preguntó él.

-No mucho, trabajando como siempre. Por cierto ya me enteré de lo tuyo y bien que lo siento. Pero no te preocupes que tú eres un gran trabajador y seguro que pronto encontrarás algo -indicó su amigo.

-Gracias por los ánimos pero ahora lo que más me preocupa es defender mis derechos contra la empresa y que me paguen lo que me deben -contestó papá.

-¿Los habrás denunciado? -interrogó.

-Por supuesto, ahora estamos con el juicio y ya tenemos sentencia favorable. Pero ellos ni quieren pagar, ni hacer frente a sus responsabilidades -habló papá.

-¿Denunciado? ¿Juicio? ¿Qué pasa papá? ¿Tienes problemas con la justicia? -pregunté muy nerviosa.

-No cariño, tranquila. Ya te lo explicaré en casa -me contestó-. Bueno me alegro de haberte visto, ya hablaremos en otro momento con más tranquilidad -señaló papá despidiéndose de su amigo y dándole la mano.

Aunque no tenía muy claro lo que pasaba, decidí callarme durante el camino a casa. Cuando llegamos entré en la cocina y le pedí que por favor me explicara lo que estaba pasando. Necesitaba saberlo, yo también soy parte de esta familia y si había problemas yo quiero conocerlos.

Entonces papá me explicó que cuando le despidieron de su empresa no le pagaron el dinero que le correspondía y se había visto obligado a denunciarlos. Se había celebrado el juicio y había ganado. Pero a pesar de eso la empresa seguía sin pagarle, lo que ocasionaba serios problemas en la economía familiar. Por eso algunas veces les había costado llegar a final de mes y habían tenido problemas para hacer frente a las facturas que debían pagar, como la hipoteca, el recibo de la luz, la comunidad, etc.

-No lo entiendo. Si has ganado el juicio ¿Por qué la empresa no te paga? -pregunté intrigada.

-Porque no tienen dinero y se amparan en la crisis para no hacerlo -contestó papá.

-Bueno, pues entonces tú tampoco pagues las facturas, ni la hipoteca. Hablas con el señor del banco y le dices que la crisis te impide pagar y ya está. No sé cual es el problema -repliqué toda llena de razón.

-Eso no puede ser María, si yo no pago nos quitan la casa y nos dejan en la calle -concluyó él resignado.

Me quedé atónita. Así que la empresa donde trabajó papá podía hacer lo que quisiera y no pasaba nada. Pero si lo hacía él nos quedábamos en la calle ¡Qué injusticia más grande!

La Señora Crisis, además de dejarle sin trabajo, le obligaba encima a tener que pagar las facturas aunque no pudiese. No entiendo dónde está la justicia ¿De qué sirve que haya ganado el juicio? Creo firmemente que el mundo de los mayores está mal construido y cada vez me gusta menos. Casi prefiero ser pequeña y no enfrentarme a cosas tan ilógicas y absurdas. Pero ahora entiendo la preocupación de mis padres y pienso apoyarles en todo lo que necesiten. En este momento odio a la Señora Crisis más que nunca y es que si la pillo, de lo furiosa que estoy, no sé qué le haría.

Ver más en: http://cuentoseneldiariodemaria.blogspot.com/

Comentarios

  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado abril 2012
    Me encantan estos relatos:):p
  • DragonDragon Lope de Vega s.XVII
    editado abril 2012
    Muy buen relato !!!!La crisis vista desde los olvidados, los niños, que aunque no lo parezca, ellos tambien la están sufriendo.Como nos tienen cogidos los huevos, la señora Patronal y el gobierno y cuanta razón tiene la niña:las empresas, al no tener dinero, se amparan al derecho de no pagar y no pasa nada;nosotros, al no tener dinero para pagar facturas, hipotecas, etc, nos amparamos al derecho de vernos en la calle, desahuciados y sin derecho a renovar las ilusiones.Un saludo desde el sur.
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