Este relato forma parte del bagage biográfico de mi familia y ya lo he incluido en otro trabajo sobre ella (algunos capítulos publicados aquí). No pretende ser una crónica de historia o de política, y la vaguedad de las referencias y de los nombres es intencional.
«Nihil tam voluntarium quam religio». San Pablo
Mi abuelo Vicente solía decir que la Virgen le había salvado la vida. Esta frase carecía de sentido para nosotros hijos y nietos, pues conocíamos su noto agnosticismo que también era común a toda la familia. De modo que la interpretábamos como una excéntrica rareza suya.
Fue sólo muchos años después de su muerte ocurrida al principio de los años setenta, cuando hablando casualmente con un testigo de lo ocurrido, descubrí la verdad sobre aquel comentario irónico y paradójico que tantas veces había escuchado en mi infancia, contado directamente por el abuelo y luego por el resto de mi familia.
En vísperas de la guerra civil, mi abuelo fue llamadado una noche por el alcalde republicano de Valencia, amigo suyo y que recientemente, le había sucedido en el cargo. Se le pedía que interviniese ante una muchedumbre anarquista y exaltada que se había reunido en la plaza de la Basílica de la Vírgen de los Desamparados. La turba empujaba, torchas en mano, contra el portón románico de la Basílica donde se encontraba la antiquísima estatua de madera.
El abuelo era conocido dentro y fuera de la familia por ser hombre tolerante, de sereno discernimiento. Su constitución algo corpulenta, y la expresión del rostro amable, le conferían un aspecto de oso bueno, de plácida presencia.
Tras esquivar empellones y codazos, llegó a los escalones de la entrada donde se encontraban el alcalde en persona, así como numerosos alguaciles y guardias. Tendría que disuadir con la sola fuerza de las palabras a los hombres que se disponían a quemar la imágen sagrada.
Entre los presentes, algunos le reconocieron. Las voces se apaciguaron al unísono, cambiando su registro en un sordo rumor entrecortado por silbidos de protesta.
Entonces Vicente se dirigió a la masa con esta sencilla interrogación, de ciceroniano argumento, acallándola:
- ¿Por qué quereis quemar aquello en lo que no creéis?
Aprovechando el estupor general y el inmediato momento de pasmo que siguió entre los oyentes enmudecidos, unos brazos piadosos y apresurados se llevaron por una puerta secundaria la estatua salvada así de la hoguera, para dejarla en un lugar seguro (¡en el Ayuntamiento republicano!), donde quedó escodida hasta el final de la guerra.
Y precisamente después de la guerra, el abuelo, que había sido juzgado y condenado a muerte por los vencedores franquistas, debido a su actividad política durante los años de la República, fue a su vez amnistiado, pues entre sus acusadores más de uno recordó el episodio de la Virgen salvada por él aquella noche en la Basílica.
Así pues, la Virgen le había de hecho, salvado la vida.
Comentarios
Emotivo episodio el que relatas, he leído en otros lugares acerca de esos sucesos tan tristes y dramáticos. Pero en un tono "histórico" sin la pasión con la que la cuentan los protagonistas.
A veces la historia, todo lo convierte en números y una recopilación de eventos. Sin el debido detalle de esos eventos.
Tu abuelo fue muy hábil y muy valiente para confundir a toda esa gente.
Un abrazo y gracias por compartir esta historia.
Gracias a ti por leer y comentar, Juancho. Una mente admirable la de mi abuelo, un ejemplo de sabiduría y tolerancia. Ahora busco otro relato que escribí sobre él...
No por salvar a la virgen, aunque también, si no por demostrar que el hecho de ser republicano, de izquierdas, rojo, o lo que fuese, no tenía nada que ver con el respeto a la cultura de nuestro mayores. También de sus mayores, que los tendría.
Me ha encantado tu fluidez.
Un saludo.
Nada hay tan voluntario como la religión; más, cuantos crímenes se cometen en nombre de la libertad.
Salut
Pero el valor del abuelo es aun más meritorio porque hay que ser muy valiente para, en bien de la humanidad (en el sentido moral), defender aquello en lo que no se cree.
Gracias Odiseo. Es el valor de la sabiduría y del sentido común.
Como dijo Lorca, "sólo a través de la cultura se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe pero falto de luz."
No es solo una estratagema, ni una frase ingeniosa, es un pensamiento lógico y razonable que yo comparto al cien por cien".
Muy bonito narrado.
Muy bella tu historia, y muy bien narrada. Sin aspavientos y con mucha corrección. Parece casi el comienzo de una novela, de esas que narran la historia de una familia, pero también tiene un valor propio, como historia aislada que es innegable, sobre todo porque es veridico.
Se me había escapado este comentario tuyo, Marina, gracias. El capítulo forma parte de un trabajo más extenso del que ya publiqué buena parte hace tiempo por aquí, la protagonista se llama Eneida...
Era difícil tener valor en aquella época tan convulsa, negra y repudiable de nuestra historia. Aquella cruel guerra que enfrentó a hermanos.
Se dieron bastantes casos de heroísmo de este tipo. Hombres y mujeres con coraje de enfrentarse a los suyos cuando la ceguera del odio invadía los corazones.
Hay un libro biográfico, muy bueno, sobre el dirigente anarquista Melchor Rodríguez, titulado "El Ángel Rojo". Este dirigente anarquista y republicano, también se enfrentó a los suyos y paró las crueles sacas que se estaban produciendo en Madrid por el bando republicano. Impidió que masacres como la de Paracuellos fueran a más. Un libro interesante para los amantes de las biografías, del valor y la bondad humana y, de este periodo de la historia.
Saludos cordiales
¡Gracias Ralph! por tu apreciada valoración, y en particular, por la interesante información que aportas.
La historia tiene caras y voces que merecen todas ser escuchadas y recordadas.
Gracias Juan Humbleby, aunque no me queda muy claro cuál es tu duda.
La interrogación del abuelo quería ser contundente y auto-explicativa: si no creo en ello, no necesito destruirlo.
Lo más increible es que se trata de un episodio real.
Ah, ya lo entiendo ahora. En realidad no se me había ocurrido nunca ponerle respuesta. ¡Gracias por tu aportación!
!Conmovedora historia!.Supongo te afectaria sobremanera al conocer "los motivos" de tu abuelo