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Gloria Hernández

ManuelManuel Pedro Abad s.XII
editado marzo 2008 en Prosa Poética
Gloria Hernández nació de las de para con sobrinas. Tal cosa, la de para con sobrinas, era una leyenda (asunto que se lee) escrita muy rectamente, aunque con renglones torcidos, en la corteza del pan que trajo bajo el brazo, al nacer.

-¡Qué raro!-exclamó la comadrona-Esta niña trae un pan escrito.

El médico, circunspecto por obligación profesional sólo supo decir:
-Nada que no llegue a poder se explicado.

Y tenía razón: seguramente llegará a ser explicado. Pero han pasado más de cuarenta años y todavía no se le ha encontrado explicación.

La comadrona ya era una mujer mayor, ya usaba gafas de las de ver de cerca, y aquel día se le habían olvidado en casa las gafas buenas, las últimas, la recién compradas y tuvo que llevarse al paritorio una viejas, las de una ya antigua visita al oculista.

Podría no tener importancia. Una niña puede sacarse del vientre de su madre, si la tal madre es de las que pare, incluso con los ojos vendados porque practicamente lo hace todo la madre y sólo queda recoger el fruto de tal vientre y poco más.

Pero en el caso de Gloria la cosa tuvo importancia porque lo de "Para con sobrinas" sólo era el título de la leyenda que venía escrita en el pan que trajo bajo el brazo. La comadrona no supo leer la letra menuda.
¡Y en la corteza de aquel pan había mucha letra menuda!

Casi al comienzo, allí decía: "Además de para con sobrinas, será para con perra ajena, a la que llamarán Lula, y también para paño de lágrimas de propios y extraños. Amará mucho; amará tanto que raro será el hombre capaz de recoger todo su amor"

Y la niña creció y tuvo dos sobrinas y una perra ajena de nombre Lula, amó y tuvo amor, pero...

Los padres de la niña se comieron el pan sin preocuparse demasiado en lo que tenía escrito en la corteza. Las cortezas de pan, generalmente se excluyen o, cuando mucho, se toman con leche caliente azucarada. Pero no fue el caso. Las cortezas se excluyeron y ya sin leyenda, la ya Gloria adolescente hubo de encarar esa joya que nos dan y que ya luego vamos puliendo, vamos llamando vida.

Conoció hombres, jugó a besos y a caricias, y un día se enamoró. Pero tal cual en el pan estaba escrito amó, pero no la amaron lo bastante. No es que Gloria fuera un pozo profundo: su manantial casi se podía tocar con la mano. Lo que sí resultó es que Gloria era un pozo de los con agua que sólo desea ser bebida por un solo hombre. Y también resultó que en los tiempos en los que a Gloria le tocó ser mujer, las mujeres de tal entonces no eran pozos, sino simples abrevaderos de camellos.

Mañana martes, día 25 de Marzo, será uno más de los de de su onomástica, además de ser el día de La Anunciación.

Y apuesto dos a uno a que Gloria Hernández no se enterará ni de que es el día de su santo. Pero el tal martes, salvo imponderables, yo escucharé la canción "Sandunga". Y la escucharé con tal reverencia y emoción como la que tendría de estar postrado ante la tumba de mi padre.

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