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Señora

Nereyda C.M.Nereyda C.M. Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
editado marzo 2008 en Prosa Poética
Señora,
el instinto es terrible,
se aferra acá dentro y desangra,
flagela inmisericorde los pies
para que sean incapaces de lograr su cometido,
y así,
adentro,
no hay lugar para las lágrimas
que han construido mazmorras para ser libres,
para no entrometerse en alegorías vanas que contristan el espíritu.

Señora,
la lealtad fluye por la herida,
y nada enjuga el dolor que pulula fuera,
como cardo,
las miradas esconden un halo acusador,
como dedo en la llaga,
letales, como ébola.

Señora,
las lunas expresan su danza cíclica,
y yo,
me he quedado a la vera,
viéndolas,
desplegadas como alas,
cada movimiento emula manías que socavan la virtud,
un cuarto menguante es tan soberbio,
que hiere,
y usted,
y su voz,
cantarina como fuente de agua,
desmadeja en los silencios,
un canto niño,
sin lugar,
sin tiempo,
desamparado y acunado por igual en mis miembros,
tuertos y fieles
a la austera calma que la sensatez brinda,
estoicos y alegóricos en la locura de las horas
que pasan y me dejan,
atrás,
donde ni usted,
señora
ni nadie,
pueden hallarme.

Señora,
el instinto es cruel y despiadado,
difícil es dominarlo ,
como animal herido se agita,
en la inhóspita espera de que las cosas pasen,
pero solo son sucesión de días e ideas arcaicas y seniles,
cansadas de peroratas inútiles,
pero que bien desvían la atención de la dura realidad,
tan bien se vive en un mundo de sueños,
que aunque rotos,
son preferibles,
al menos aún queda la esperanza de despertar.

Pero no hoy,
señora,
hoy no,
experiencias oníricas han usurpado el vacío de la soledad,
el recuerdo de mis desmemorias,
lo que queda de este maltrecho cuerpo,
enjuto,
hábitat de mis lamentos,
de mis emociones olvidadas,
excluidas,
mujeres como yo no tenemos derecho a amar,
por eso una vida en sueños he creado para subsistir,
si los días pasan y la noche llega,
arráncame la vida, señora,
pero no me abandones,
en este frío hostil,
copa imbebible del vino de mi tristeza.
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