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El pájaro multicolor

ViannkaViannka Pedro Abad s.XII
editado noviembre 2008 en Infantil y Juvenil
¡Estoy harto! , - dijo el hermoso pájaro multicolor -.
Hacía ya varios días que una nueva sensación lo trastornaba, un escalofrío lo recorría desde el copete hasta las patas. El encanto de agitar sus alas recorriendo el cielo no lograba seducirlo, ni él mismo recordaba desde cuando no se llevaba una migaja al pico.
Sabía dentro de sí que todo era cuestión de esperar, porque desde que era un huevo aprendió que todo es cuestión de tiempo, incluso en alguna ocasión escuchó a mamá pájaro decir que el tiempo lo cura todo, pero el pájaro multicolor tenía prisa, de esas prisas que desesperan, el pájaro multicolor tenía prisa por crecer.

“…el tiempo es sabio…” pensó, así que decidió volar en busca del tiempo, tal vez él, con toda su sapiencia sabría por qué de pronto el mundo entero se tornaba diferente, por qué las cosas que antes tanto disfrutaba ahora resultaban monótonas y frías, antes le bastaba con sacudir el rocío matutino con sus alas para sentirse bien, ¡pero qué lejos estaban ya esos días en donde un simple rayo de sol era suficiente para calentarle el plumaje y hasta el corazón!. El pájaro multicolor no entendía por qué fue fácil dejar el cascarón, y ahora resultaba tan difícil dejar el nido. Dónde encontrar al tiempo era lo siguiente a resolver, pero ya luego pensaría en eso, así que sin rumbo fijo emprendió el vuelo.

Velozmente cruzó el bosque hasta llegar a un hermoso paraje, a lo lejos vio una pequeña casa, en donde dos perros jugueteaban alegremente. Decidido, el pájaro multicolor se acercó a esos animales, los cuales por cierto le parecieron rarísimos ya que en el bosque solo había visto ardillas, conejos y hasta osos, pero nunca un perro.

- ¡Buenos días!, saludó cortésmente el pájaro multicolor.
- ¡buenos días! Ladraron a coro los dos perros a la vez que correteaban en círculo tratando inútilmente de alcanzar su propia cola.
- Estoy buscando al tiempo, ¿lo han visto por aquí?, preguntó impaciente el pájaro multicolor.
La pregunta pareció sorprender a los perros quienes al instante detuvieron su correría para estallar de súbito en una gran carcajada.
- ¿Para qué quieres ver al tiempo?, ¡ocúpate de cosas importantes! - respondieron.
- ¿Qué puede ser más importante que el tiempo?
- Encontrar a alguien que te rasque la panza, dijo uno de los canes.
- Hallar un hueso y enterrarlo en un buen escondite, contestó el otro.
¿De qué sirve que alguien te rasque la panza?, ó ¿para qué puedo querer enterrar un hueso?, ustedes no entienden, dijo el pájaro, Necesito ver al tiempo, porque el tiempo es sabio, y yo tengo prisa por saber.

Guaaaauuuu – exclamaron los perros. El tiempo no te puede enseñar a sentir, pero el sentir te puede enseñar a saber.
- ¿Cómo puedes saber si alguien te quiere, si nadie te rasca la panza?
- Ó ¿Cómo puedes saber que la tierra se siente suave entre las patas si no entierras un hueso?, mejor aún, ¿cómo puedes saber que un hueso es delicioso si no sientes su sabor?, para lograr eso no necesitas al tiempo.

¡Yo no quiero saber si alguien me quiere!, ¡tampoco quiero probar el sabor de un hueso!, ¡yo quiero crecer y para eso necesito ver al tiempo! –gritó desesperado el pájaro multicolor- . Los perros no entendieron el porqué de tanto grito y aleteo, pero decidieron ayudar a su nuevo amigo, porque así son los perros, nobles y amigables.

- El tiempo nunca pasa por aquí, pensó en ladrido alto uno de ellos mientras se rascaba una oreja con la pata trasera.
- Ya sé- dijo el otro can, el tiempo está en la ciudad.
- ¿en la ciudad?
- Sí, el otro día escuché a los humanos decir que en la ciudad, ¡el tiempo pasa volando!.

¡Qué bien!, pensó el pájaro multicolor, iré a la ciudad, y como allá el tiempo vuela, y yo soy un pájaro, ¡seguro lo encontraré!. Así pues se despidió de los perros y se dirigió con rumbo a la ciudad.

Le tomó dos días con sus noches llegar a la ciudad, el pájaro multicolor se hallaba exahusto ya que no se había permitido descansar, tampoco se había detenido a llenar el buche, pues tenía prisa, pero eso no le importaba, estaba decidido a encontrarse de frente con el tiempo y pedirle que lo ayudara a crecer ¡ya!, así que abrió muy bien los ojitos, esperó y esperó, pero no vio pasar al tiempo, tal vez los perros le habían informado mal, ellos nunca habían visto al tiempo, y si alguna vez lo vieron no le tomaron importancia, ellos solo se preocupaban por sentir amor y disfrutar de un buen hueso ¡qué tontería!.

Cansado de mantener bien abiertos los ojitos con el único propósito de ver pasar al tiempo, el pájaro multicolor decidió husmear un poco por aquí y por allá, así fue como se encontró con un verde perico que se balanceaba en su columpio dentro de una jaula.

- buenos días- dijo el pájaro multicolor.
-buenos días-
- Estoy en busca del tiempo.
- estoy en busca del tiempo- repitió el perico.
- quiero crecer –
- quiero crecer – gritó el de plumaje verde.
- no he visto pasar al tiempo-
- no he visto pasar al tiempo- contestó el cotorro.

¡huy qué bien!, pensó el pájaro multicolor, no estoy solo en mi búsqueda, ¡finalmente encuentro a alguien que me comprende! Y reemprendió su camino, feliz de haber hallado a un amigo.

Pasaron los días, y el pájaro multicolor seguía sin ver pasar al tiempo, Una hermosa pájara de tierna mirada y brillante plumaje se fijó en el. La pájara al verlo tan flaco y cansado le ofreció comida, abrigo, y unas cálidas alas para abrazarlo, pero el pájaro multicolor tenía prisa, no podía detenerse en pequeñeces, por un momento, se acordó de los tontos perros que disfrutaban cuando alguien les rascaba la panza. No, definitivamente, el pájaro multicolor tenía algo más importante que hacer, tenía que estar atento para ver pasar al tiempo, así que continuó su viaje sin siquiera despedirse de la hermosa pájara.

¿Cuántos días habían pasado desde que el pájaro multicolor salió del bosque?, 10, 20, 50, 100, ¿quién sabe?, el pájaro multicolor debía de estar atento para ver pasar al tiempo, y no podía distraerse en contar los días, ó en pasar una tarde soleada comiendo migajas en un parque, ni que decir de aletear en medio de una fuente de agua fresca, no, eso podría ser peligroso, cualquier distracción por mínima que fuera ¡habría sido terrible!, él, debía estar atento para ver pasar al tiempo.

- ¡Buenos días! Chilló una vocecita.
- Buenos días, respondió el pájaro multicolor, con los ojitos bien abiertos, pero sin mirar al canario que alegre lo saludaba, ¡no fuera a ser que el tiempo pasara justo en ese instante!
- ¿Qué haces le preguntó el canario?
- Quiero ver pasar al tiempo, necesito crecer rápido, y el tiempo puede ayudarme.
- -ah- dijo el emplumado amarillo, ¡vamos a pasear al parque!, conozco uno maravilloso, al centro tiene un kiosco enorme de muchos colores, y los humanos van ahí, llevan comida y tiran muchas migajas, hay quienes llevan consigo comida para pájaros y la dejan ahí para nosotros. Vamos juntos, será divertido, ¡todo es más divertido cuándo tienes compañía!.
- No puedo- debo estar atento para ver pasar al tiempo, ¿tú no quieres ver pasar al tiempo?- Preguntó el pájaro multicolor.
- Mmmmh, murmuró el canario, y después de una breve pausa continuó:
salí del cascarón dentro de una jaula dorada, allí, tenía agua fresca y rico alpiste, por las noches cubrían mi jaula para resguardarme del frío, y así era día tras día, hasta que uno de esos días, alguien en un descuido dejó la puerta de mi jaula abierta, temeroso agité mis alas y salí volando, entonces sentí el viento agitar mi copete, bajo mis patas sentí la húmeda tierra, podía afilar mi pico en los árboles. Creo que todo eso que sentí es lo que los humanos llaman: Libertad.

- ¿Libertad?, ¿qué es eso?, preguntó el pájaro multicolor.
- ¿no lo sabes?
- No, respondió el pájaro multicolor.
- ¿Has vivido en una jaula?,
- No, nunca.
- ¡ah! Dijo el canario, por eso no lo sabes.

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¡Estoy harto! , - dijo el cansado pájaro multicolor –
Me dijeron que el tiempo pasa volando y no es verdad, ¡no lo he visto pasar!, ¡yo quiero crecer!.
- ¿Para qué quieres crecer?, le preguntó una pequeña niña que pasaba por ahí, y es que los niños lo entienden todo hasta el lenguaje de los animales.
- ¡Yo quiero crecer para hacer cosas!
- ¿qué cosas? – preguntó la chiquilla
- ¡Cosas!, las cosas que hacen los mayores, las cosas que te permiten ser feliz.
- ¡ah!, tu quieres comer helados.
- ¡No!
- ¡Ah ya sé!, tú quieres ver una puesta de sol
- ¡No!,
- ¿Quieres escuchar una canción?, yo puedo cantártela
- ¡No, no, no! yo quiero hacer cosas importantes y para eso tengo que crecer.
Me dijeron que el tiempo pasa volando y no es verdad, ¡no lo he visto pasar!, gritó el pájaro multicolor, mientras sacudía con desesperación sus viejas alas. ¡Tal fue su alboroto que ni cuenta se dio cuando aquél gato negro saltó sobre él…!

… Fue en ese breve instante que el pájaro multicolor pudo finalmente ver pasar al tiempo, de pronto, ya no quiso crecer, de pronto, lo único que quería, ¡era vivir!.




escrito por: Viannka
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