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Hablando con la rutina

Hablando con la Rutina
Enfermedad de los que vivimos en nuestra selva de cemento, en nuestras colmenas de ladrillos, ignorándonos unos a otros entre la multitud, convirtiendo nuestra vida en una simple rutina, ocupados en grandes proyectos de futuro, mientras olvidamos esas pequeñas cosas que de verdad nos hacen felices.
¿Desde cuándo no me paro un instante para observar una amapola que llama a gritos mi atención desafiando la monotonía de un trigal?...
¿Cuánto tiempo hace que no me detengo a escuchar a ese niño que solo le enseñaron a tender la mano para pedir una ayuda?
¿Me he detenido alguna vez para hablar con esa persona que dice que no está loca?
¿Quién se para a ordenar su vida atreviéndose a detener el ritmo que él mismo se ha impuesto? ¿Quién es capaz de apearse de su tren en marcha?...
Algunos tenemos la oportunidad de moldear nuestras vidas como una escultura de arcilla y cuando hemos acabado nuestra obra, nos damos cuenta de que solo se puede titular: Rutina.
Otros heredamos la rutina para convertirla en una “vida” y cuando acabamos la obra, la titulamos: Destino, para poder echarle la culpa de todo.
Unos y otros caminamos a cual más veloz y sin mirar atrás, hacia la meta de nuestras aspiraciones, sin darnos cuenta que a nuestro paso vamos arrollando las amapolas de aquel trigal de nuestra vida, las blancas margaritas, que ni siquiera sabíamos que eran tan blancas, el canto de un mirlo, que ignorábamos que cantara, la serenata de una cigarra, esa hermosa mariposa que se posa en el cristal de nuestra ventana y a la que simplemente llamamos bicho.
Bajo la huella de nuestros pasos ¿Firmes, decididos, inseguros, indecisos, equivocados?… vamos aplastando la parte de nuestra felicidad que no conocemos, ni nos hemos dado oportunidad de conocer, y a los bordes del camino forzado que nos vamos abriendo, quedan muchas veces, la parcela de libertad que no hemos logrado, los sentimientos que no hemos experimentado, el romanticismo descartado, ilusiones que solo se quedaron en eso y casi siempre quedan perdidos en el rastro que vamos dejando, amores prohibidos y otros conseguidos y convertidos en “una bonita amistad”.
Tú compañera rutina, acabas haciéndome amigo de la soledad para contarle mis penas, mis fracasos, por que las alegrías y los logros se las cuento a cualquiera, esa soledad que nadie quiere, es la que me descubre en secreto que hay una luna que brilla en el cielo, que hay una laguna, o un simple charco de agua que la refleja, esa soledad a la que todos tememos, se convierte en mi amiga y es la que me ayuda a encontrar todas las cosas bellas que he perdido y el tiempo que dejé atrás… Esa soledad y un trozo de papel me devuelven pensamientos olvidados y me llevan a esa orilla de un río desde la cual puedo contemplar una luna llena que parece que solo brilla para mí y, entonces soy capaz de oír el canto de la cigarra, donde solo escuchaba un ruido molesto, ver la belleza de una amapola donde solo veía un trigal con unas pinceladas de color que pasaban desapercibidas.

Y cuando soy capaz de volver la vista atrás para ver lo que he perdido, solo veo lo que queda por ganar…. En realidad nunca he perdido nada, es el tiempo el que se va y me deja con la sensación de que llego tarde a todo y a todas partes… No soy hombre de arrepentirme de nada, como decimos todos, pero miro a mí alrededor, hago un esfuerzo de sinceridad conmigo mismo y siempre encuentro algo que merece mi arrepentimiento… Como todo aquel que recorre medio mundo y se enriquece de todas las experiencias posibles, pretendo haberlo visto y vivido todo, mientras escondo en un rincón de mi mente la sensación de no haber vivido nada… Tal vez he gastado mi tiempo huyendo de la rutina que acaba apoderándose de mis amigos, de mi entorno, para convertir mi vida en la rutina de un fugitivo de sí mismo.
Un loco debajo de un puente, debatía acaloradamente asuntos de amores con una mujer invisible para mí, a juzgar por las respuestas que le arrancaba a su interlocutor, la mujer ya no quería saber nada de él, pues había vuelto a caer en la rutina, ahora la de recitar poemas debajo de un viejo puente. Aquel hombre solo hablaba de la historia de su vida, ni mejor, ni peor que la de cualquiera, era el marco el que lo cambiaba todo.
Como llevaba allí un tiempo, el poeta ignorado, me miró y preguntó: ¿Tú también crees que estoy loco? Si estuviera loco haría locuras… Solo soy un marginado de la sociedad y mi delito ha sido plantarle cara a la rutina de mi vida…
¿Quién no lleva un loco dentro? Tal vez sea ese punto de “locura” el que nos hace diferentes, el que nos hace alcanzar la luna llena, el que nos hace más libres y menos esclavos de cualquier monotonía… Si la felicidad dependiera de ese punto de locura que nadie quiere reconocer, a mí podíais empezar a llamarme loco desde ahora mismo…
Adiós rutina, no sé cuál de los dos ganará al final esta batalla, pero cuenta con que te lo voy a poner difícil…
Un viejo zorro cualquiera.

Comentarios

  • GadesGades Garcilaso de la Vega XVI
    editado septiembre 2008
    Y ójala esa locura fuese contagiosa.

    Múy bonito.
  • editado septiembre 2008
    Al final Gades me das la razón en que hay ciertas locuras que no son contagiosas y que ademas hace que quienes la padecen, sean un poquito más humanos...
    Gades, si tu quieres yo te doy parte de la que me sobra, porque los excesos, dicen que tampoco son buenos...
    Ciao ragaza
  • GadesGades Garcilaso de la Vega XVI
    editado septiembre 2008
    Viejo Zorro, sepa que está usted hablando con una loca. No necesito más locura de la que ya tengo. Con un poquito más me ingresan seguro. Pero gracias por su oferta.

    Siga escribiendo, por favor. Le seguiré leyendo.
  • ViannkaViannka Pedro Abad s.XII
    editado noviembre 2008
    Me parece que si la humanidad fuera más "loca", tendríamos un mundo más cuerdo.

    Deliciosa su reflexión viejo zorro
  • editado noviembre 2008
    Gracias amiga, ya somos dos locos que creen en un mundo diferente.
    Un abrazo muy grande
  • WoodedWooded Garcilaso de la Vega XVI
    editado mayo 2010
    O.K.

    entonces llego dos años despues a intentar enterarme como va el tema de su locura, es provechoso entonces? el primer paso siempre cuesta dicen.

    me gusto el texto.

    probablemente le este hablando al aire, y eso cuanto menos no refleja una salud mental completa.
  • AnamarAnamar Fernando de Rojas s.XV
    editado mayo 2010
    Viejo zorro: Gracias

    Starks: Gracias (pizquita de aire al habla)
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