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Las neuronas amigas

LegendarioLegendario Fernando de Rojas s.XV
editado julio 2015 en Otros
Hacía ya algún tiempo que aquel grupo de neuronas amigas de toda la vida no se reunía para platicar y generar ideas traviesas como antaño.

Aquella tarde decidieron juntarse, y revivieron muchos recuerdos entre sus dendritas.

Cuando ya era tarde y el oxígeno de las venas del cerebro empezaba a escasear, alguna de ellas ordenó al cerebro generar un largo bostezo. Las otras protestaron diciéndole que no hiciera eso, porque la noche –para ellas- apenas empezaba.

“¡Juguemos a crear un personaje divertido!”, sugirió una de ellas.

¡Sí!, yo sugiero que esté completamente loco”, comentó entusiasmada otra neurona.

“Y que tenga un porte ridículo”, dijo otra.

“¡Que sea larguirucho y enjuto, con nariz aguileña, para que los lectores se rían de él!”, completó la primera.

“¿Enjuto, larguirucho, loco y con nariz aguileña? ¿Qué lector no se moriría de la risa con ese personaje?”, opinó una de ellas. “Será un verdadero payaso literario, ja ja ja”.

Pero entre las carcajeantes amigas neuronas, había una que no estaba del todo de acuerdo, quien opinó:

“Estamos siendo muy crueles con ese personaje, ¿no creen? Además, el mundo literario está saturado de personajes ridículos. Debemos darle al nuestro otros atributos que lo distingan del montón”.

“Bien -dijo la primera neurona-: hagámoslo al mismo tiempo noble de corazón, valiente y enamorado”.

…y con una alta escala de valores. Que sea un personaje que enseñe a los lectores de aspectos morales, que bien hacen falta en el mundo”, dijo otra de ellas.

Hecho está: será enjuto, larguirucho, aguileño, bastante loco, pero al mismo tiempo sobrio, ético, valiente, noble de corazón y respetuoso de su amada”, concluyó una de ellas.

Y llamémoslo Don…..”

Y en ese momento, el adormilado dueño de aquel cerebro, despertó gritando: “¡Don Quijote, sí: se llamará Don Quijote de la Mancha. Será un caballero medieval enjuto, larguirucho, aguileño, bastante loco, pero al mismo tiempo sobrio, ético, valiente, noble de corazón y respetuoso de su amada.”

Miguel de Cervantes Saavedra no pudo conciliar el sueño en el resto de la noche.
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