¡Bienvenido/a!

Pareces nuevo por aquí. Si quieres participar, ¡pulsa uno de estos botones!

Una poderosa razón para suponer que dejaste de quererme

LegendarioLegendario Fernando de Rojas s.XV
editado julio 2015 en Romántica
Fue precisamente el día en que las golondrinas renunciaron a volar y se convirtieron en reptiles ponzoñosos; cuando los ríos contaminados de polvo de cometa decidieron desafiar a la gravedad e iniciaron su marcha hacia las montañas; cuando las nubes se volvieron portadoras de cuentos infantiles con finales desagradables, y cedieron a las rocas la acumulación del agua; cuando los tigres intercambiaron su color con los vegetales, que felices se vistieron de rayas negras y amarillas; cuando los caimanes del Amazonas optaron por convertirse en mascotas y disfrutar de las croquetas para perros que se venden en los supermercados; cuando las estrellas del universo, con toda razón, prefirieron ser estrellas de cine por eso del glamour de las alfombras rojas de absurdo nylon.

Ese día en que el sol decidió salir al anochecer (pero impuntualmente) -precisamente ese día- fue cuando me enteré, por una abeja chismosa de color azul celeste que se acercó a mi oreja frontal, que mi propia estufa me engañaba con mi frigorífico. No es que fuera un engaño tremendo, porque sé de sobra que ninguno de los dos muebles de cocina puede caminar hacia el otro por su propia voluntad, pero digamos que fue un engaño electrodoméstico-platónico, o simplemente virtual, como se dice en estos días.

Como hubiese sido el mencionado engaño, me sentí completamente ofendido. Pensé en asesinar al mueble enfriador de lámina de color blanco (o por lo menos en negarle la vital energía eléctrica).

Pero meditándolo fríamente (como siempre hacen los malditos frigoríficos), opté por cambiar de marca de cigarrillos para desahogar el coraje. La nueva marca era mentolada, que escogí confundiendo la frescura de la menta con la temperatura del congelador del odioso aparato.

Después de todo –pensé-, la vida había cambiado demasiado: en este nuevo universo, asesinar a un frigorífico podría traer consecuencias inimaginables, como por ejemplo, no tener hielo frío para enfriar mis bebidas favoritas, de las que tanto dependo…o que se echen a perder las carnes frías. O que tuviesen inexplicables derechos humanos para aparatos electrodomésticos, promovidos por una ONG inesperada y activa por subvenciones oficiales.

Y en todo ese proceso de desconcierto que viví intensamente en muy pocas horas, me di cuenta de que te habías marchado, porque nunca acudiste a consolarme. Y después de unos días me di cuenta de que el frigorífico tampoco estaba…ni la estufa.

No sé si tú y la estufa son un mismo ser, o si ambas comparten el romance con el frigorífico, o estamos en un cuadrángulo amoroso metálico-carnal inédito.

De lo que sí estoy seguro es que dejaste de quererme.

Y ya no estás.

Comentarios

  • HelyziaHelyzia Pedro Abad s.XII
    editado julio 2015
    Jajajajaja, me ha gustado mucho. Helyzia ( la tostadora del pan):rolleyes2:
  • LegendarioLegendario Fernando de Rojas s.XV
    editado julio 2015
    Saludios, Helyzia.

    Gracias por leerme.
Accede o Regístrate para comentar.


Para entrar en contacto con nosotros escríbenos a informa (arroba) forodeliteratura.com