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Un hombre brillante

Excusez MoiExcusez Moi Gonzalo de Berceo s.XIII
editado diciembre 2014 en Erótica
Un hombre y una mujer joven en el despacho de él, atestado de libros, la gran mesa de caoba maciza, los anaqueles llenos de carpetas, cae la tarde, las persianas están bajadas, titila un punto de luz eléctrica, en el techo:

- La libertad...

El hombre la mira con ojos turbios.

- ¿La libertad?

- Sí, la dulce, pura libertad. Nunca es hija de su tiempo, ¿sabes? Los seres humanos viven esclavos de su hora, como las lombrices y las moscas de agua...

- No entiendo.

- Mi pequeña Luisa. Eso es porque tu papel en este mundo es otro, uno distinto. No naciste para entender. Yo, sin embargo, soy un hombre tan triste, una cosa ridícula, insignificante.

- ¡Pero no es posible! ¡Tú eres un hombre brillante, André! ¡Un genio!

- Ah, tal vez lo sea. Pero fíjate: jamás alcanzaré la gracia del imbécil, de la furcia, que pululan como tórtolas ciegas por el claro del mundo.

- A mí me gustas así.

- Y haces bien, hija mía. Haces bien. Además, eres tan hermosa. Oye, chúpame la polla, ¿eh?

De nuevo la chica, de rodillas frente al hombre:

- Eres tan brillante, André...uhmf...mi amor...uhmf...unghombfrebfrillante....

- Sigue chupando, querida. Así, así. Haz que vea la luz. Pobre de mí.

- ¿Me enseñarás algo sobre la vida? ¿Querrás enseñarme? Por favor...

- Por supuesto. Pero no te detengas. Métetela en la boca. Hasta el fondo.

- Te admiré desde el primer momento. Tú lo ignorabas, pero cuando te observaba allí sentado a la mesa del café, sin conocerte, yo ya fantaseaba con nuestra vida juntos.

- ¿De veras? Qué maravilla. Oye, deja de hablar ahora, sólo chupa, eh.

- ¿Te gusta cómo lo hago?

- Me encanta...

- Eres un genio, André.

- También mi polla es genial.

- Oh, sí. Tu polla de doctor.

- Sí. Mi polla cum laude. En tu boca. Qué bien lo haces.

La chica se detiene.

- André, tienes que prometerme...

- Oh, Señor, qué. Qué.

- Prométeme que me enseñarás.

- Qué cosa.

- A ser como tú. A vivir la vida pura del intelecto.

- Me temo eso sería imposible en tu caso, gacelita mía.

- Pero por qué. Quiero conocer la verdad de la vida, tú puedes ilustrarme. Tú eres capaz de todo, André.

- Verás...oye, continúa con lo que estabas haciendo...eso es. Ah, divinamente, lo haces divinamente...Por qué querrías...por qué necesitaría una muchacha talentosa como tú conocer la verdad...

- ¿De veras crees que tengo talento?

- Tus talentos son los que son, chiquilla.

- Mi madre decía que yo iba...a...llegar...lejos...churp...shgruupppp!!!

- Ahhh, desde luego, preciosa mía.

- Pero, ¿qué clase de talentos ves en mí, André, amor?

- ¿Recuerdas que te hablé de las furcias que pululan...oh...por el claro del mundo? Pues tú posees todos y cada uno de los dones de la divina furcia, sin serlo, por supuesto.

La chica se detiene.

- No me gusta oírte decir eso.

- Ah, pero es la verdad. Yo escribo libros, tú la chupas como los ángeles. Cuál es el problema.

- Yo también quiero escribir libros.

- Totalmente imposible, criatura. Sería como si yo chupara pollas, ¿entiendes?, un absurdo.

La chica engulle el miembro del hombre, bien hasta el fondo, nota el bulto de él en su garganta, entonces afloja la presión, sacándola suavemente hasta sentir el capullo en la alfombra de su lengua. Lame con fruición, deja escapar una lágrima. El hombre echa hacia atrás la cabeza con los ojos cerrados, está casi a punto.

- ¡Oh, soy un hombre triste, una cosa ridícula, ¡insignificante!

- ¡Uhmpf!

- ¡Ya llego! ¡Libérame, florecilla mía, desata las mareas!

- Lo siento...uhm...ugl...lo siento mucho, André....

- Qué dices, qué...

La chica aprieta los dientes. Un tajo profundo en la carne. El sabor de la sangre en su boca. El gañido de él, lo ve derrumbarse sobre la alfombra con las manos entre las piernas, el pantalón por los tobillos, cae sobre un costado, y gime, y grita, y llora, él también, ahora.

Comentarios

  • avedonavedon Pedro Abad s.XII
    editado diciembre 2014
    Curiosa idea, mejor final. Lo único que me choca un poco es el principio, demasiado ligero para lo que viene después, pero desde luego, engancha. Prueba superada.
  • SalviaSalvia Anónimo s.XI
    editado diciembre 2014
    Curiosa conversación en tan inoportuno momento. Me ha gustado, me ha inquietado, no me dejó indiferente; sí, todo eso, pero, no encuentro las pistas que me lleven a entender este final por ningún lado. El que la considere una infeliz tonta apta solo para el sexo, no me parece suficiente motivo a no ser que me presentases antes algún rasgo psicopático que justificase este final tan sangrante. Tal vez sí lo has presentado y no he sabido verlo. La personalidad del hombre sí la encuentro mucho más definida y lograda. ;)
  • Excusez MoiExcusez Moi Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado diciembre 2014
    Salvia escribió : »
    Curiosa conversación en tan inoportuno momento. Me ha gustado, me ha inquietado, no me dejó indiferente; sí, todo eso, pero, no encuentro las pistas que me lleven a entender este final por ningún lado. El que la considere una infeliz tonta apta solo para el sexo, no me parece suficiente motivo a no ser que me presentases antes algún rasgo psicopático que justificase este final tan sangrante. Tal vez sí lo has presentado y no he sabido verlo. La personalidad del hombre sí la encuentro mucho más definida y lograda. ;)

    La del relato es una chica al estilo "¡únteme de nata, monsieur Retard!": una florecilla de mandarina con regusto a azahar en el cielo de la boca, que te la deja fresca, fresca. Y si ella misma no sabe lo que hace, o sabiéndolo se atiene a razones más aparentemente honestas que el aburrido hacer algo por un motivo concreto, entonces qué puedo decir yo. Esta muchacha incorregible: le gusta bailar desnuda a oscuras, llevar ropa interior de una talla menos y acariciarse las nalgas al hacer pis porque dice que así le responden mejor los esfínteres. Quizá esto explique alguna cosa. O no. Además, padeció vaginismo durante la adolescencia. No toleraba que se la metiesen. Pero de eso hace ya bastante. Es morena y tiene los ojos de un tono ocre. Tampoco creo que se trate de una psicópata. La chupa con fruición, eso sí, como en un arrebato místico. Lo hace como si desde pequeña debiera algo al resto. A veces ella misma tiene la impresión de estar disculpándose en cada nueva aventura. Es posible: felaciones a modo de disculpa. Pero nada de esto la hace sentir especialmente triste. O puede que sólo algunas veces. Jueves y sábados. Es difícil saberlo.

    Espero haberte ayudado, Salvia. Saludos. :-D
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