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Raw tomo 1: Prologo (parte 1-2)

mcfinchmcfinch Anónimo s.XI
editado julio 2014 en Ciencia Ficción
Que tal amigos. Hoy les traigo un adelanto del libro que estoy por publicar. Disculpen las faltas de ortografía y algunos pequeños detalles, pero de eso se encarga el editor jajaja.

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PROLOGO:

La vida aquí nunca ha sido fácil, siempre tenemos que lidiar con el día a día y el comer siempre ha sido un reto. Aunque yo no me quejaba, mi vida a pesar de ser dura, siempre ha sido sencilla y acomodada. Claro, nunca tuve los lujos de los que viven en Sunlightstone o Tellus pero eso nunca me importo. Como estudiante de Filosofía he tenido muchos mas logros que el sesenta porciento de la población mundial.

Mis padres nunca estuvieron de acuerdo en que estudiara esta carrera, ellos siempre insistían en que estudiara medicina o política, pero nunca me imagine estudiando ninguna otra cosa. Siendo medico seria muy difícil hacer una diferencia, y la política de la nación esta totalmente corrompida por los Klaus. Este mundo esta podrido, y mi único sueño era encontrar alguna manera de cambiarlo (-no quiero ser recordado como un revolucionario pero quiero hacer algo por el mundo. –Pensé alguna vez). Los ricos no saben en que gastar su dinero y los pobres no saben como sobrevivirán un día mas. Tal vez sea de los pocos afortunados de vivir en el medio de esas dos circunstancias, pero no dejo de sentir rabia por los que se aprovechan del débil. La injusticia era tan común que para muchos pasaba desapercibida, menos para mi.

Esa mañana fue tan rutinaria que me pareció que siempre estuve sonámbulo, solo pude recordar el beso de mi mama en la frente y el momento en el que me subí al monorriel. En ese momento mi mente se empezó a despertar, y el camino se volvió mas notorio.

El monorriel tenia que hacer dos escalas antes de llegar a la estación donde debía bajar, así que me deje llevar por el sueño y me quede dormido. Los sueños en los caminos siempre son de lo mas extraños y fugases. Soñaba con un día normal en mi casa, la televisión encendida y mi papa martillando algo en el jardín. La televisión no tenia imagen alguna, la pantalla era totalmente negra, pero aun así sabia que estaba encendida. Escuche a mi papa gritar una maldición, probablemente se hubiera golpeado con el martillo, y enseguida comenzó a llamarme por mi nombre.

-Rot! Rot! –Su voz comenzó a cambiar con cada vez que decía mi nombre. –Rot! –Rot! Despierta imbécil! –Al sentir los empujones en mi hombro me di cuenta que ya no estaba soñando.

Pude ver de reojo a Francis, uno de mis compañeros de la universidad. Tal vez no el mas popular ni el mejor parecido pero si uno de los mas listos. Un par de gafas de fondo de botella hacían juego con su grotesca pero extrañamente simpática cara. Muchos decían que nos parecíamos demasiado, pero solo era por las gafas y el peinado relamido. Yo era mas delgado que el y mi cara tenia menos cráteres que la suya.

-¿Si te enteraste de lo que sucedió en el cónsul? –Me dijo mientras se sentaba a mi lado. Parecía ser algo importante ya que ni siquiera saludo.

-No. ¿que sucedió? –Pregunte mientras me quitaba una lagaña.

-Encontraron muerto a Ajib. Supuestamente de un disparo en la cabeza.

Ajib Habbur era el líder del sector de Avard. Un magnate Praeterdence que había logrado mantener el sector como el único verdaderamente estable en todo Octo. Pero nunca se había logrado ganar la empatía de la mayoría de los gobernantes de los otro siete sectores, mucho menos la de los Klaus. Todos tenían un estigma racial por el simple hecho de que ni siquiera era de este continente.

-¿Y no se sabe nada mas? –Le pregunte aun esforzándome por mantenerme despierto.

-Se rumora que fueron los mismos Klaus los que lo asesinaron. –Me lo dijo como un leve susurro, procurando no ser escuchado. –Según se, hace un tiempo se reunieron, y Ajib les negó nacionalizar las minas de diamantes que descubrieron hace ya casi dos meses.

Ajib siembre se había dedicado a mantener este sector a cargo de empresas privadas, lo que daba trabajo a todos los pueblos y colonias. Aunque también había pobreza, éramos los únicos que no estábamos en el extremo.

-Muchos han comenzado a manifestar en la plaza del cónsul. –Me dijo al notar que demostré un poco mas de interés. –Y muchos no irán a la universidad hoy por el mismo motivo.

-¿Tu iras a la marcha? –Le pregunte.

-Es lo que tengo en mente. Pero primero tengo que asegurarme de que la universidad suspenda clases por falta de alumnos. Se que el sector es una prioridad, pero también lo es evitar ser asesinado por mi padre si repruebo. –Me miro y sonrió.

Yo sentía la obligación de acompañarlo, sentía que por muy poco que pareciera esta seria una buena oportunidad para hacer algo de diferencia. Tal vez no cambie al mundo en una sola tarde, pero todo es a un paso a la vez y sabia que el camino que había escogido era pedregoso.

-Voy contigo –Le dije –Es pero poder ayudar en algo. –Mi voz sonaba con un sutil matiz de orgullo.

Minutos después llegamos a la estación. Estaba totalmente llena de adolescentes con pancartas y letreros, muchos de ellos tenían el escudo de los Klaus tachados. Una letra K con un ojo en la parte de arriba, una mano de bajo, a la izquierda un sol con el rostro de un hombre y a la derecha una luna con la cara de una mujer. Un aluvión humano se abalanzo sobre nosotros cuando la puerta del vagón se abrió.

-Y si mejor nos vamos de una vez? –Grito Francis mientras me jalaba de la mochila. Después de intentar bajar sin éxito

-Yo creo que si. –Muchos de los que subieron al tren eran rostros conocidos. Sin duda las clases se tendrían que haber cancelado.

Un olor a sudor y murmullos incomprensibles nos acompañaron todo el camino hasta la próxima estación. Me parecía haber escuchado que algunos acamparían a los alrededores, algo a lo cual no iba dispuesto.

-Oye, cuanto tiempo estaremos allí? –Le pregunte a Francis mientras estábamos apretados hombro a hombro.

-Yo solo me quedare unas cuantas horas, y si es necesario volveré mañana. ¿Por qué? ¿Piensas quedarte mas tiempo? –Un tono de inconformidad brotaba de sus labios

-Claro que no –Le dije mientras intentaba obtener mas espacio entre la gente. –Por la misma razón te lo pregunte. Tengo que salir con Kendal pasado mañana y si hoy vuelvo tarde no me darán ni un illio.

-No te preocupes. Solo un par de horas y nos iremos.

Me sentí aliviado al escuchar eso de el. Ya llevaba mas de dos meses saliendo con Kendal y estaba a punto de convencer a mi padre para programar el matrimonio. Ella era hermosa, bueno, ante mis ojos. Era la típica chica introvertida que se sentaba al frente de toda clase, jugueteando con sus largos risos castaños que caían sobre el pupitre y ocultando las risas cuando alguien decía una broma. Siempre buscaba la manera de ser agradable con ella, pero por desgracia, todo lo agradable cuesta. Nuestros illios habían subido mucho su valor desde que las minas fueron encontradas pero eso hacia mas difícil que mi padre me diera por su idea de invertir en una empresa pequeña. Pero con cincuenta era mas que suficiente para ir al cine e ir a comer pizza. Por muy poco era algo con lo que nos sentíamos bien.

Llegando a la estación central sentí un gran alivio al ver que el vagón se despejaba y el aire fluía con mayor naturalidad. Intente bajar lo mas rápido posible siguiéndole el paso a Francis. La plataforma de abordaje se despejaba y la multitud se esparcía. Muchos dirían que es una muchedumbre iracunda, pero yo los veo como el pueblo que exige lo que les pertenece.

Caminamos hacia la plaza y la ciudad se veía desierta. Las tiendas estaban cerradas y las calles vacías. Como si todo el mundo se hubiera puesto de acuerdo para detener la ciudad. Frente a la plaza se localizaba el cónsul sectorial, un edificio majestuoso de casi quinientos metros de altura, con grandes ventanales que resplandecían tan brillantes con la luz del sol que lastimaba la vista.

Nos adentramos entre la multitud buscando la sombra de la estatua de Vladimir Klaus ubicada en el centro de la plaza. Mientras mas avanzaba, mas cambiaba mi opinión sobre esas personas. Algunos orinaban en botellas y las lanzaban al aire sin prudencia alguna, otros fumaban Bliss delante de todos, solo el humo podía drogar a los que estuvieran a 5 metros a la redonda. (–Estos no son jóvenes que quieren un cambio. Solo son unos ridículos que quieren llamar la atención-) Era la mejor droga que se había inventado. En cierta ocasión la había probado y era como estar en caída libre todo el tiempo, tenia que concentrarme para no perderme en ella, pero la mente divaga demasiado bajo sus efectos.

-Hey Francis! –Le grite mientras lo tome del hombro –Ya me voy!

-Solo espera a que encuentre a Diana y a Gus. –Me dijo acercándose a mi oído.

-Esta bien, pero que sea rápido. –Ya se notaba mi frustración y el en ningún momento me menciono que vendrían. Lo vi sacar el teléfono en el monorriel para mandar un texto pero nunca preste atención.

Continuamos recorriendo el lugar entre la multitud. Ya me parecía estúpido seguir buscando. Encontrar a dos individuos en medio de casi medio millón de personas es casi imposible en cualquier aspecto. Caminamos durante casi una hora dando vueltas a la plaza, hasta que Francis sugirió caminar por la avenida principal, que si no los encontrábamos podíamos tomar el monorriel de camino a casa.

Había casas de campaña regadas por todo el asfalto y en ellas jóvenes que parecían estar divirtiéndose mas que protestar por los eventos. Pareciera que algunos ni siquiera sabían porque estaban allí, se les podía ver bebiendo y bailando al ritmo de unos altoparlantes que salían de la ventana de un edificio. Algunos tenían sexo a la vista de todos. Eran casi como animales.

Comentarios

  • odmaldiodmaldi Fray Luis de León XVI
    editado julio 2014
    No lo sé, Mcfinch, no creo que realmente todo dependa de un editor para que el libro se lea bien. Comencé a leerlo, quedé por el cuarto párrafo porque aunque Ud diga que se ignoren los errores, eso no se puede ignorar a la hora de la lectura. Me explico, un lector continua leyendo si la lectura no es molestosa, si entretiene, si agrada. No es que me enfoque más en los errores, sino que más bien me distraen de lo que Ud como autor esté tratando de transmitir. Tal vez por ahí corregir el texto antes de presentarlo sería lo ideal, si se busca darlo a conocer.

    ¡Gracias por compartir!



    Incluyo la parte 2, para los que gusten continuar leyendo (más fácil así): Parte dos
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