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Ser Niña o Mujer...Capítulo 29

PatryZaira89PatryZaira89 Pedro Abad s.XII
editado noviembre 2013 en Infantil y Juvenil
Llevaba horas acostada en esa camilla y mi cuerpo estaba empezando a quejarse. En una de las visitas de la enfermera, le pregunté si podía dar un paseo por el hospital y, viendo que ya me encontraba bastante mejor, me dio permiso para ello.
Comento que es bastante aburrido estar ingresada y más cuando no hay nadie conocido que valla a visitarte.
Di unas cuantas vueltas por el centro y, como eso tampoco me resultaba muy divertido, me senté en un banco de la sala de espera. Allí observé a la gente que iba y venía y de esa manera me entretuve un rato. Decidí que lo mejor era avisar a Ángela, pues de lo contrario ella se sentiría más angustiada sin tener noticias mías. Me dirigí a mi habitación y cogí unas monedas que me quedaban en el bolso. Volví a la sala de espera, en la cual había una cabina telefónica. Introduje las monedas en ella y marqué el número de mi amiga, pero no hubo sonido ninguno. La cabina debía de estar averiada porque cuando colgué el teléfono no me devolvió absolutamente nada. Como no me estaba permitido bajar a la cafetería no podía cambiar los billetes que tenía. Además, con esos billetes tenía que pagar mi vuelta a Logroño... Suspiré resignada y me senté de nuevo.
En ese momento, un chico al cual yo no había visto, se acercó a mí y se sentó a mi lado:
- ¿Problemas con el teléfono? Esta cabina lleva rota hace años y desde entonces todavía no la han arreglado...
Nisiquiera levanté la cabeza para mirarlo. Qué descaro el suyo por dirigirse a mí cuando no me conocía de nada...
- ¿Era una llamada importante? - siguió insistiendo el muchacho « descarado». - Si quieres te presto mi móvil para que llames.
- No, gracias. No hace falta.
- En serio, tengo llamadas gratis - sacó el móvil del bolsillo de sus vaqueros y alargó la mano, ofreciéndomelo.- Puedes enrollarte todo lo que quieras, no hay problem.
La sonrisa que tenía le iluminaba todo el rostro. Le miré fijamente. Tenía los ojos claros y una expresión de alegría y esperanza, esa que a mí tanto me faltaba...
- Bueno, si insistes... Pero lo haré porque no me queda otra opción.
Cogí su móvil y me levanté del asiento, alejándome unos pasos de él. Llamé a Ángela, pero no me respondió. Entonces intenté probar suerte con Iván. En breves palabras le conté a él lo sucedido y le pedí que informara a su novia cuando llegara a casa. Le dije que no se preocuparan, que todo estaba en orden y que en unos días estaría de vuelta con ellos.
Cuando me di la vuelta para devolverle el teléfono me fijé que me observaba con atención, clavando sus azules ojos en los míos. Por un momento me vinieron a la mente los intensos ojos de Braian, el culpable de mis desgracias; pero la mirada de este amable muchacho que se había ofrecido a ayudarme era completamente distinta. Sus ojos reflejaban inocencia y bondad. Sólo el mirarlos me inspiraba tranquilidad. Sentí que me ruborizaba con la idea de que él pudiese notar lo que yo pensaba.
- Muchas gracias por el detalle. Hasta luego.
- No tienes por qué agradecerme. Ha sido un placer conocerte. Por cierto, ¿cómo te llamas?
El tono de su voz no me gustó en absoluto. Es fácil adivinar cuándo un chico trata de ligar, ( tal vez en un don que tenemos las mujeres) y este chaval daba la impresión de hacer lo mismo. Lo último que me apetecía en esos momentos de mi vida era ponerme a tontear con nadie. Eso ya no entraba en mis planes... De echo, estaba totalmente descartado.
Lo miré, tal vez por última vez...
- No tengo nombre. Y si tengo, no lo recuerdo.
Y sin darle tiempo a nada más me fui y me encerré en la habitación que me correspondía, aislándome del mundo y de la realidad de los sentimientos, como sólo yo sabía hacerlo.

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