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Danzando con el viento (parte 2 y final)

Solrac ZerimarSolrac Zerimar Pedro Abad s.XII
editado noviembre 2013 en Terror
Cuando su sangre se mezclaba con la oscura tierra fue que abruptamente todo se oscureció, parecía como si una negra niebla hubiera tragado todo la luz del lugar. Pero además de la total oscuridad y como un siniestro demonio se hizo presente el silencio, causando en Juan un temor aún mayor que la falta de luz, sin saber que hacer ni esperar se derrumbó en el piso y como un pequeño oculto en las sabanas escondió su cabeza entre sus brazos.

En el momento que caía al suelo unos brillantes y extraños símbolos comenzaron a dibujarse en la superficie de aquella gigantesca roca, y junto a ella, una a una todas las piedras del lugar comenzaron a llenarse de esos brillantes signos, provocando pequeños destellos que lograban vencer la profunda oscuridad que envolvía todo.

Juan se levantó para escapar, pero de pronto, el silencio se lleno de un ensordecedor murmullo y toda la tierra se elevó en forma de cientos de pequeños remolinos que comenzaron a moverse frenéticamente por todo el lugar. El sonido de esos remolinos chocando con cada una de esas extrañas piedras provocaba un agudo sonido que hacia temblar a Juan. Además del penetrante sonido y sin saber cómo, una súbita claridad mental se desató en él, descubrió que ahí no estaba solo, no podía verlos pero sabía que algo o alguien estaba ahí observándolo...Y justamente a escasos centímetros de él, se hizo presente uno de ellos con su densa y malévola energía, la temperatura a su alrededor comenzó a elevarse instantáneamente. La oscuridad paso de ser inquietante a convertirse en un pesar más en el desmoronado espíritu de Juan.

Con solo sentir su presencia las lágrimas en su rostro comenzaron a correr, como un desgarrador grito de auxilio. No podía explicar su forma, porque no la sabía, solamente podía presentirla, como que si fuera su mente la que la proyectaba dentro de su cabeza. Sin poder ver su altura supo que era un gigante, era más oscuro que el más profundo de los abismos, sintió como la mirada de ese ser se clavaba en lo más intimo de su alma, en cosa de segundos la maldita voz de esta silente e invisible criatura entró en su cabeza, y toda la verdad se desbordó como un espeso tsunami de lodo.

Con las manos en su cabeza Juan intentó vanamente que la información que recibía se detuviera, no quería tener esa maligna voz paseándose libremente por su mente y mucho menos escuchar lo que aquella blasfema entidad decía, pero era inútil, el oscuro ser continuó con su infernal relato.

Zerimar era el nombre o la raza de estos seres, llevan millones de años siendo dueños de todo, son los verdaderos y macabros dioses de este universo. Son ellos los que deciden quienes merecen ser creados, y hace miles de años decidieron que nadie más a aparte de ellos mismos son dignos de vivir.
Pero una vez en el tiempo uno de ellos no escucho a sus semejantes y producto de su ambición rompió las reglas, y por cuenta propia decidió crear vida, pagando las consecuencias de su absurdo acto muriendo al instante, pero además de ser castigado, también lo fue su creación...El hombre. Y son los Zerimar quienes están para hacer pagar al hombre el error de su creador.

“No hay salvación alguna para Uds. todos terminan acá” le repetía una y otra vez su invisible verdugo. “No nos culpes a nosotros culpa a tu dios, ya que fue él quien con su desobediencia los condeno” le decía. Y esa frase resonaba en su cabeza como un pesado mazo que minuto a minuto destruía su viciada alma, mientras unos espeluznantes bramidos hacían mover la tierra a sus pies.

Ahora con toda la información en su cabeza sabía que éste era el lugar en donde todas las almas terminan, no existe ni existirá otra vida. Esa mítica historia del paraíso no es tal, todos esos relatos sobre un Dios piadoso, poderoso y justo, en fin, todas las creencias de millones son aniquiladas con la verdad de esta tierra. No existe ningún dios, ni vida después de la vida, solo esto, y hagas lo que hagas con tu vida no hay salvación alguna, no hay nada más que estar atrapado acá, en la oscuridad más absoluta y en la soledad más fría. Con el dolor como único compañero en este maligno espacio del tiempo. Entre estas oscuras y grises rocas, rodeada de seres que solo buscan causar terror y sufrimiento, y todo por una errónea creación de un ambicioso ente, que pretendiendo hacer algo bueno termino condenando a inocentes almas a vagar por toda la eternidad, por el simple hecho de haber desobedecido las ordenes de esta desconocida pero milenaria raza, los único y verdaderos amos y dioses...Los Zerimar.

En el momento que todas las creencia de Juan eran destruídas por aquella blasfema entidad, decenas de remolinos danzaban a su alrededor, trayendo con ellos una sinfonía de desgarradores gritos y lamentos, que salían desde lo profundo de cada una de las rocas que lo rodeaban, provocando en él desesperanzados pensamientos que inundaban su mente. Mientras a su lado los símbolos de aquellas rocas fulguraban en la penumbra y Juan sabía que tarde o temprano su nombre y el de todos terminará grabado en alguna de ellas. Y tal como los lamentos que ahora se pasean por cada rincón de esta planicie, serán los gritos y lamentos de toda la humanidad los que volaran junto al viento en este macabro lugar.


Y De la misma manera en que un gris remolino lo había depositado en aquella lejana loma, fue que dejo esta horrible tierra, danzando en el interior de un nuevo remolino volvió a aquella plaza, en donde sus amigos continuaban conversando y riendo sentados en el mismo lugar en donde los había dejado por última vez.
Y tal como le dijo el Zerimar, todo su viaje había pasado en una fracción de segundo en su plano y nadie le creería lo vivido, por el simple hecho de que él nunca dejó aquella plaza, y sin entender lo que decían sus amigos que entre risas lo apuntaban, se alejó corriendo, sin saber que hacer ni decir.

Una vez en su cuarto toda su cabeza daba vueltas, no podía creer lo vivido. Recordó a ese grupo de niños que correteaban en la plaza, riendo con ese característico sonido de la inocencia y la pureza mágica, que te da esa edad; también sus recuerdos llegaron a esas familias que caminaban conversando y disfrutando de aquella otoñal tarde. Pero al ver en su mano izquierda una imperceptible cicatriz, producida por esa extraña piedra, fue que todo ese hermoso cuadro se derrumbó, y esa tierra maldita en donde los Zerimar son amos y dioses volvió a su cabeza, aquel sitio en donde todos sus sueños y esperanzas se destruyeron, el lugar en donde la tan sublime y pregonada frase de la vida eterna es totalmente pisoteada y ridiculizada por la verdad absoluta, aquella verdad que le fue demostrada de la más perversa de las maneras, siendo testigo de ella por una absurda jugarreta. Y en donde un inocente remolino se transformo en la puerta de entrada para conocer el verdadero espacio en donde nuestras inmortales almas irán a “descansar.” Y una irónica y triste sonrisa se dibujo en su desencajado rostro.
En el instante en que sus sangrantes muñecas terminaban de vaciar su vida y el cuchillo caía de su mano para girar un par de segundos en el piso, el nombre de Juan comenzó a brillar en aquellas lejanas rocas, atrapando su alma para siempre en los oscuros dominios de los Zerimar.

Comentarios

  • Solrac ZerimarSolrac Zerimar Pedro Abad s.XII
    editado octubre 2013
    ojala comenten que les parecio.
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado octubre 2013
    Ojala tu también comentes en otros escritos para que te devuelvan el favor;):)
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado noviembre 2013
    Creo que vas mejorando bastante, ojala no te ausentes tanto:)
  • HombrepagodaHombrepagoda Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado noviembre 2013
    Muy bien, ya me lo he leído (los dos post) y te diré que me gusta tu "base" si podríamos llamarlo así, un estilo Lovecraftniano en cuanto a la tematica, y un estilo sobrio y fluido en la prosa.

    Ahora, para este género el no ser tan explícito es obligatorio, ya que los hechos son representados con bastante claridad y eso le quita mucho misterio (qué es imprescindible), un poco de confusión añade complejidad y profundidad a las historias.

    También deberías tomar como ejercicio el escribir algunos relatos sin mencionar nombres, los últimos relatos que he escrito son ausentes de nombres ¿Por qué? Para evitar el uso repetitivo de éstos.

    Y lo principal, una revisión ortográfica ya que me topé con unos errores que seguro fueron por ausencia de revisión (Solo en vez de Sólo, Calló en vez de Cayó, y algunas otras palabras sin tilde).

    En general, te recomiendo que cuando leas lo hagas de una forma un tanto más analítica para no caer en lo que, si bien, no son errores como lo dice la regla, yo los consideraría así, como que sea muy evidente el hecho de que quieras usar un vocabulario más rebuscado, si no quieres parecer demasiado coloquial te recomiendo que intentes incluir más riqueza a tus diálogos del día a día, así, se va volviendo natural y se refleja de una forma impresionante en la escritura.

    Para que aprendas a manejar mejor el misterio lo ideal sería que analizaras algunas obras del género de novela negra, terror por supuesto, y policiaca, entre otras, por ahora sólo se me ocurre recomendarte El Nombre de la Rosa, de Umberto Eco, algunos cuentos de Jorge Luis Borges y tal vez un poco de George R.R. Martin (tiene una forma excelente de entretejer intrigas).

    Saludos y espero que te haya ayudado mi pequeña crítica.
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