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El Cabaret.

editado enero 2013 en Erótica
El Cabaret.

Los clientes están abanicándose, desollándose, palpitándose, tocándose, desnudos y con fiebre, como arpas de carne, como trompetas de molusco. Los clientes están probando de si mismos como escorpiones de fuego, como juncos de nieve, que se autodevoran, que se pulsan, pianos que se tocan a si mismos, clavicordios de puro yo, que juegan a entregarse, los narcisos, amarillos, rojos, blancos, negros, rabian por una gota de rocío, mezclan jengibre a la miel y no tienen rosas ni medusas. Ascidias violetas, cohombros de mar, sutiles equinodermos, las manos hacen de compañeras a los clientes, Apolos de nácar, Apolos de azabache, musculados potros, en pura sangre, arpas vivas, de las que sale una música de nudibranquios marinos, en la que no hay nudibranquios amarillos, pero que quisiera almejas, si acaso con celofán, o rabiosas bocas succionantes, entregadas al placer, lilas rabiosas en las estribaciones de los falos. Miles de serpientes sobre las sillas, buscando Extremadura, posesas de una fiebre, de una brucelosis iracunda, se ven eclipses lunares y solares, se sienten pájaros azules en la espalda, acariciantes, limpios lapislázulis, transidos colibríes granates, llamas y toques de furiosísima absenta, una y otra vez, bellísimos narcisos carmesíes, pulsándose como clavicordios, o cachos de carne espectacularmente bellos. Preparados para una siniestra demencia y un castigo bíblico. Onán se asoma a las pupilas de los dragones, y se entrega al mar. Los clientes son muchachos de azúcar que se derriten en cántaros de cera caliente. Por entre los clientes va la canastera. En su cesta, en su canasto, un tesoro de contorno repugnante, una recompensa de contenido repulsivo. Ella está desnuda y es bellísima, mueve las caderas y los senos al compás de la música, los saxofones echan fuego, escupen malvas, titilan con notas de limón, amarillas y verdes, rojas y rosas, fucsias como de caramelo. Ella mueve sus redondas nalgas, el triángulo del pubis, depilado, promete toda una suerte de delicias, a las gruesas y colosales lombrices el cálido refugio sería una gruta de deleite infinito, esos gusanos soñarían con una guarida en los infiernos. Las tetas, rotundas, periformes, magras, campaniformes, prometen un paraíso de buena y densa leche materna. Ella está descomunalmente buena, enormemente buena, sagradamente buena, infernalmente lasciva. Los muchachos, furiosos y bellos como jacintos, ebrios de deseo, corrompen, se corrompen, en estas estribaciones de cabaret, pero algunos están allí tan solo por la propia curva de si mismos. Rectas y semirrectas, logaritmos de liquen, musgo y yedra de tocino, carne que busca unos labios en donde derretirse, mar que busca un punto en donde descoyuntarse, aceite que busca desesperadamente una clepsidra. En la cesta de la ninfa, glóbulos oculares humanos arrancados y víboras, víboras y glóbulos oculares humanos. En la cesta de la ninfa, serpientes de coral, mambas rabiosas, culebras tatuadas, y bolas sangrientas de lotería. Repugnante es aquello hasta provocar el vómito, ¿me compra usted género, señorito?. Las asquerosas bolas de billar, los ojos arrancados, se mezclan con las víboras en el canasto, el mimbre tiene un toque de empalagoso escarnio. Las pelotas de golf tienen un toque de suave y resbaladizo musgo y mucílago, las serpientes están tatuadas con jeroglíficos arábigos, la letra cúfica se híbrida con un horror de visión muerta. Y por fín, sobre el estrado, sale la primera vedette de la noche, con su cabeza llena de plumas de avestruz, y mostrando los duros senos, cual gordas cabezas de recién nacidos.

Comentarios

  • DragonDragon Lope de Vega s.XVII
    editado enero 2013
    ¿ Y yo soy rebuscada ?:rolleyes:
    La ambientación en si está bastante bien lograda pero creo que le sobran demasiadas palabras técnicas restando erotismo al relato.Un saludo desde el sur.
  • EduArdoREduArdoR San juan de la Cruz XVI
    editado enero 2013
    Al ser corto me ha resultado entretenido, pero luego me he dado cuenta, que en todas esas líneas solo se ha descrito un lugar.

    Demasiada palabra junta usando un significado atípico al habitual; ¡incluso con tecnicismos! Es una lectora nivel experto. Y sobre todo, para mi gusto, y sé que es algo habitual en muchas clases de literatura, demasiadas reiteraciones en las descripciones.

    Espero leer más cosas tuyas. ¡Sigue publicando, Francisco! ;)

    13/15.
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