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Tumbas en el espacio- prólogo

crazybassmancrazybassman Anónimo s.XI
editado enero 2013 en Ciencia Ficción
Buenas, os paso este prólogo de un futuro libro que estoy escribiendo. Es de ciencia ficción y la trama girara en torno a un grupo de piratas espaciales que se verán perseguidos a lo largo de la galaxia por la Coalición, un grupo político-militar corrupto que domina una gran cantidad de planetas habitados y que no les darán tregua.

Por favor, pasadlo a vuestros amigos.










Esta noche he tenido un mal presentimiento, las dudas me han invadido y me he preguntado si realmente merece la pena seguir luchando contra la Coalición. Después he recordado lo que un viejo maestro y amigo solía decir: la libertad siempre merece la pena.
Diario de Fayol

Fayol se despertó sudando a causa de la alarma del comunicador. Se pasó la mano por su densa cabellera rubia mientras intentaba despertarse y accionó el botón del comunicador. A través del altavoz pudo distinguir la voz de su piloto hablándole en un tono urgente.

-Fayol, tenemos un problema, he captado un montón de chatarra gigante en el radar aproximándose.
-¿Que leches me estás contando Trist? ¿Chatarra?
-Perdón jefe una enorme nave tkapthiana, ya sabes que los tkaptha no tienen mucho sentido de la estética, ni siquiera saben apreciarla.
-De acuerdo, ¿a cuánto se encuentra?
-Unos veinte minutos, lleva rumbo de intercepción.
-De acuerdo -dijo entre bostezos- ahora subo.

Fayol llegó al puente dos minutos más tarde. En el su piloto Trist le dijo que se acercara a la pantalla del radar. Era una joven rubia de apenas veinte años alta y esbelta, Fayol la había conocido en un puerto espacial hacía unos cuatro años y la había contratado por su sorprendente habilidad y con la condición de no hacer preguntas sobre su pasado. En la sala también se encontraban Jualin y Leebrok, amigos suyos desde antes de adquirir el Fortuna, la nave en la que iban a bordo. Los conocía desde su juventud, de la academia militar en la que se habían apuntado durante los cinco años que duró la Guerra tkapthiana. Tras su finalización, y tras ver la enorme corrupción de la Coalición, el conjunto político que dirigía la mayoría de los planetas humanos, habían intentado organizar un golpe al poder supremo que detentaba el Gran Comandante, que era el que dirigía principalmente el conjunto de estos planetas, sin embargo el golpe fracasó y tuvieron que huir y meterse al mundo de la piratería para sobrevivir.
-Avisad al resto de la tripulación -dijo Fayol - que sepan lo que se nos viene encima.
-Estamos recibiendo una transmisión- dijo Leebrook desde el puesto de comunicaciones- a lo mejor tenemos suerte y nos ofrecen su rendición incondicional.
-¿Tkapthas mandando transmisiones y ofreciendo que nos pasemos a tomar algo por su nave? No me lo creo, ponla en pantalla y descubramos ya lo que pasa. Y si nos ofrecen cerveza me niego a tomar su porquería, que a lo mejor nos salen gusanos en la tripa.

La imagen que apareció en pantalla no era la de un tkaptha, sino la de un hombre de hombros gruesos con bigote.

-Hola Fayol, me alegra ver que esa navecita de pega que tienes aun sigue en pie,¿qué tal te van las cosas?
-¡Marc!, qué alegría verte. Me resulta curioso tu comentario sobre mi nave teniendo en cuenta que yo no viajo en un montón de chatarra tkaptha, ¿de donde la has sacado si se puede saber?
-Fuimos atacados por ella, superiores en fuego velocidad y tropas los muy tontos dejaron su nave vacía mientras atacaban, como no llevábamos nada de valor decidimos... cambiar de nave mientras se dedicaban a destrozar la nuestra. No se dieron cuenta de que no había nadie hasta que fue muy tarde, ya sabes lo tontos que son, perdieron la guerra porque uno de sus capitanes decidió que tenía cuentas pendientes con otro en medio de una batalla, ja, tendrías que haber estado allí, los muy tontos se mataron entre ellos.
-Sí, algo así me contaron. Bueno, ¿que es de tu vida?¿Sigues atacando a las viejas o ya has empezado con gente más importante?
-Bueno, ahora que he conseguido este enorme montón de chatarra como tú lo llamas, que por cierto, podría volar tu navecita de pega en pedazos creo que me podré permitir ir a por objetivos más difíciles, quizás ataque algún crucero de la coalición ¿y tú?
-Voy camino Altheron a ver si encuentro algún tockhar que cobre poco ya que la capacidad telepática de esos bichos raros me vendría muy bien en la nave. Además tengo un amigo que me va a vender una red antisaltos y unas cuantas cargas de plexon.
-Hablando de tockhars tengo un amigo mio que es uno de ellos, se llama Tharas ha salido hace poco de su mundo natal tras haber pasado la ceremonia esa rara que hacen para ver si están listos, es un tanto... voluble, y odia a la coalición, créeme que estará encantado si tiene la oportunidad de matar a alguno de esos soldados acicalados y repipis de la Coalición, y si le dices que vas de mi parte te cobrará poco. Te paso si eso la dirección de donde vive y le haces una visita.
-Muchas gracias viejo amigo, buena caza.
-Buena caza para ti también. Y un último consejo, si llamas bichos raros a su raza delante de él, a lo mejor te fríe los sesos.

Altheron era un planeta exuberante lleno de vida vegetal. Lo llamaban el planeta verde, y hacía honor a su nombre. Conforme se acercaban al planeta y a la capital vieron la gran cantidad de luces de esta. Era de noche y Luisitania, la capital de Altheron, hacía honor a su fama de luminosa y colorida, una ciudad enorme y en forma de cuadrícula pero con un encanto especial. En ella convivían pacíficamente varias razas, entre ellas humanos y tockhars, pero su mayor importancia residía en la Academia de la Coalición, la gran academia de la que salían todas las tropas de esta. La Fortuna fue acompañada por dos naves de la coalición hasta una pequeña pista de aterrizaje en las afueras de la ciudad. Mientras Jualin y Leebrook iban a buscar la red antisaltos, Fayol y Trist fueron a conocer al misterioso Tharas. Cuando habían llegado a la órbita habían abierto un canal de comunicaciones con el telépata y este les había dicho de quedar en un bar de las afueras de la ciudad. El bar estaba en un callejón sucio y oscuro. Los cristales de la puerta estaban ennegrecidos por el paso del tiempo y al otro lado se veía una luz amarillenta. Al entrar dentro se vislumbró sin embargo un lugar cuidado, con muebles de madera finamente tallada, en el que numerosas reliquias del pasado colgaban de las paredes, viejas espadas de acero pulidas y brillantes. Hacía tiempo que habían perdido el filo pero sin embargo aún conservaban su antigua belleza, un vestigio de un tiempo más sencillo del planeta natal de los humanos y en el cual todo era más simple. Las mesas de roble estaban abarrotadas de gente, mercaderes sobre todo jugando al proleq, un juego de cartas muy popular en toda la Coalición. Al fondo del bar, en una mesa poco iluminada, se vislumbraba una silueta cubierta por una capa de la que salían dos tentáculos largos y blancos, era el tockhar. Fayol y Trist se acercaron a la barra donde un camarero les atendió.

-Por favor -dijo Fayol- Dos cervezas.

El hombre con una sonrisa en la boca se volvió.

-Contaminada o sin contaminar -dijo con una pequeña risilla- No me hagan caso, les estaba tomando el pelo. Se nota que son de fuera y que hace mucho que no pisáis un planeta. Corren rumores por todos los lados se que los tkaptha están contaminando caravanas de suministros. La gente se esta volviendo paranoica, cada vez son más las personas que rechazan incluso las buenas marcas alimenticias simplemente porque no disponen de cargas de plexon para hacer saltar las naves, tienen miedo de que en el viaje de trayecto puedan contaminarlas, ¡ja! Imbéciles, si los tkaptha quisieran envenenarnos a todos haría años que lo habrían conseguido y yo sigo aquí..
-Bueno, pues póngamelas sin contaminar, que aún me quedan muchos viajes por hacer.
-Yo la prefiero contaminada -respondió Trist con una sonrisa- si no me he muerto ya con la cantidad de cosas que me he llevado a la barriga no me matará un poco de veneno.
-Me caen bien, les dejo la ronda gratis, que se lo pasen bien que para algo es fiesta en la capital.
-Muchas gracias-dijo Fayol con una sonrisa y pagando aún así la ronda.

Comentarios

  • crazybassmancrazybassman Anónimo s.XI
    editado enero 2013
    Se alejó en dirección a la mesa del fondo donde se sentaron. El telépata con una sonrisa se bajó la capucha y les estrechó la mano con cordialidad.

    -Hola, soy Tharas, encantado de conocerles, capitán Fayol, mademoiselle. Tengo entendido que tienen trabajo para mí y estoy deseoso de oír su propuesta.
    -Lo primero que tiene que comprender -dijo Fayol en voz baja- es la naturaleza de nuestro trabajo. Supongo que Marc te habrá dicho más o menos de qué va, ¿verdad?
    -Por supuesto -dijo con una sonrisa perversa- sois piratas y mercenarios, no me disgusta, es más -dijo de repente telepáticamente, una sensación un tanto extraña para Fayol - odio a la Coalición.
    -¿Y podemos saber por qué?-Dijo Trist con una mirada de sospecha.
    -Mis motivos son asunto mío Trist – le respondió volviendo a usar la voz mientras ella abría los ojos como platos- Sí, conozco tu nombre, y no tienes nada de qué preocuparte, si hubiera querido traicionaros me habrían sobrado momentos para hacerlo desde que entrasteis en este bar. Lo único que tenéis que saber es que los odio y punto.
    -Me interesa saber que es capaz de hacer -le pregunto Fayol- como capitán de la nave me vendría bien tu ayuda sobre todo en operaciones de contrabando en las que no se si me van a pagar o si por el contrario me meterán una bala entre ceja y ceja desde un edificio cercano.
    -Pues bastantes cosas. Puedo leer la mente en un radio de unos veinte metros, puedo matar a una persona destruyéndole el cerebro aunque no es algo que pueda repetir bastantes veces seguidas. Soy capaz de hacer que se queden bloqueados temporalmente sin saber qué hacer. En resumen, puedo ser bastante útil.

    En aquel momento sonó el comunicador portátil de Fayol, lo descolgó y conforme escuchaba se le fue poniendo cada vez la cara más blanca.

    -Muy bien, ahora vamos. -dijo antes de apagar el comunicador- Tharas, acabas de hacer la entrevista de trabajo más corta de toda mi tripulación y ya te vas a ganar el pan, venga, corre, que tienes que salvarnos el trasero.

    Echaron a correr en dirección a la nave. A medio camino se encontraron a Leebrok y a Jualin corriendo y disparando hacia atrás a la guardia de la Coalición que les perseguía. Junto a ellos iba un hombre gordinflón de aspecto cuidado y el pelo ya cano. Era Trok, su proveedor tecnológico. Trok tenía varios puntos de distribución de material ilegal, acaudalado de toda la vida en los últimos años había ido teniendo cada vez menos cuidado y al final al parecer le habían pillado. Los tres cargaban con cajas encima de mesas flotantes destinadas para el transporte de mercancías. Con un solo pensamiento Tharas envió un pulso telepático que dejó temporalmente desconcertados a los perseguidores. Cuando llegaron a la nave cerraron corriendo las puertas. Fayol dio la orden de abandonar el planeta cuando desde la sala de máquinas le llegó la voz del ingeniero:

    -Capitán, han bloqueado los sistemas de motores, nada que no pueda arreglar, pero necesito por lo menos una hora.
    -No te preocupes, Leebrok te está subiendo ahora una caja con cargas de plexon, ¿o también han bloqueado eso?
    -No capitán, aún puedo hacer saltar este trasto.

    Tharas le agarró en ese momento por detrás

    - ¡Fayol, le he leído la mente a un recluta, ha activado los misiles PLAM.
    Fayol abrió comunicación con la sala de máquinas.
    -Llévanos a Satilonia, ¿sabes dónde es?
    -Sí, por supuesto -le respondió el ingeniero.

    Fuera de la nave, un hombre, el general Tartick comandaba la captura de Fayol. De treinta y pico años aparentaba casi los cincuenta. Un joven recluta de la guardia se le acercó y le comunicó que los misiles PLAM de impulsos electromagnéticos ya habían sido lanzados. -Bien- pensó Tartick -Esta vez no se me va a escapar. Justo cuando empezó a oír a los misiles que se acercaban la nave desapareció y los misiles cayeron donde había estado la nave soltando un tenue pulso azulado que no afectó a nada.
    -¿Podemos rastrear la desestabilización del salto?-preguntó el general al recluta.
    -No señor, el pulso electromagnético no nos dejará usar el equipo de rastreo hasta dentro de media hora y para entonces la desestabilización se habrá cerrado.
    El general en un arrebato de furia se volvió y le proporcionó un tortazo con la mano derecha al recluta, dejándolo con cara de sorpresa e indignación en el suelo. Mientras el general se alejaba se agarraba el muñón de lo que años atrás había sido su brazo izquierdo. -La próxima vez -se prometió- no escapará.





    Aquí les dejo un pequeño formulario, es muy importante para mi que lo respondan, solo son dos preguntas, gracias.
    https://docs.google.com/spreadsheet/viewform?formkey=dHRnbGxTb0tsOXBoNEdtTXd1VTJWWkE6MQ#gid=0


    Y aquí un enlace al texto en google docs.
    https://docs.google.com/document/d/1H6jGJoIOxyxqYldsl9WFMyAJZUpth0Qr2tPcC_lGEjg/edit
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