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Una zapatilla andrajosa

InriInri Gonzalo de Berceo s.XIII
editado febrero 2013 en Negra
Sonó el despertador bajo una montaña de calzoncillos sucios, carraspeé un moco en mi garganta y lo escupí en la almohada. Me incorporé como pude, apartando con mis temblorosas manos las sábanas que absorbían mi sudor todas las noches. Luego posé mis pies descalzos en el suelo, calcé una zapatilla y busqué la otra palpando con mi pie izquierdo. Sentí el cosquilleo de la alfombra entre mis dedos, el suave calor del aún dormido consciente arropando mis tobillos y las ganas de levantarme descalzo pisando fuerte.

Me levanté de la cama y salté a mis ojos reflejado en un espejo, completamente desnudo, con mis ojos hinchados y el pelo revuelto, la cara roja, y mi mirada vieja. Mi piel caía endeble desde mi pecho a mis piernas, mi pelo blanquecía cada noche de madrugadas tristes, y lo único que lograba escapar de mi vergüenza era ese pie cubierto por una zapatilla andrajosa, de color carne sucia y cerrada hasta los tobillos.

Escapé de mi mismo en dirección al baño. Fuera de mi cuarto las baldosas estaban frías y llenas de cristales rotos, alguien había destrozado los marcos que adornaban las paredes con fotografías de hace años, y escrito palabras amables con tinta de color rojo. “ Hijo de puta” “Cabrón de mierda” “¿Por qué?” A cada paso un mensaje y un cristal más bajo la planta del pie.

Al baño llegué sangrando, me senté en el váter y extraje con mis manos desnudas los trozos más gordos insertados bajo mi pie. Desinfecté las heridas con el resto de una botella de güisqui malteño que descansaba junto al lavabo, y mientras lo hacía observaba por la ventana a las personas con las que, sin querer, compartía ese momento. Fuera, la lluvia caía sobre paraguas que daban refugio a cuatro zapatos buenos, impermeables, marrones, elegantes. Algunos de hombre serio y otros de mujer formal, que avanzaban por la calle juntos como en una baile, andando sincronizados bajo un paraguas que oculta todo lo demás.
Pude sentir la envidia creciendo desde mis dedos hasta mis rodillas, después la tristeza alcanzando mi cintura, más tarde la soledad abordando mi pecho y por último la ira desesperada tomando rehenes en mi cabeza.
Llevé mis manos a mis orejas y agarré con fuerza el pelo que pende sobre ellas, me levanté del váter y empecé a buscar arrancando los cajones de los muebles la zapatilla que me faltaba, pisando de nuevo los cristales, golpeando las puertas al no encontrar nada dentro de ningún armario, gritando las palabras dibujadas al ver las habitaciones vacías, pateando las mesillas de noche, las paredes, y el sofá y la cama. Hasta que finalmente la encontré.
Estaba en un cajón de la sala de estar, bajo un montón de facturas, cartas de pésame y algo de dinero. Allí se escondía, tan rubia, tan hermosa, tan joven y alegre. El último recuerdo de Marta, la primer fotografía que le saqué en esta casa. Después volví a coger el güiqui.

Comentarios

  • PerplejoPerplejo Fernando de Rojas s.XV
    editado enero 2013
    "Sonó el despertador bajo una montaña de calzoncillos sucios, carraspeé un moco en mi garganta y lo escupí en la almohada", ¿otra vez? esperemos a ver...

    "Sentí el cosquilleo de la alfombra entre mis dedos", contraste. Vale.
    "y mi mirada vieja. Mi piel caía endeble desde mi pecho a mis piernas". ¡oh!, ¡SÍ!
    "con las que, sin querer, compartía ese momento", sin querer. Je.
    "zapatilla andrajosa, de color carne" Carne, qué sutil y qué sórdido, excelente. Le sobra "sucia", si ya es andrajosa hasta en el título.

    ¿Zapatilla que falta = foto de Marta?

    Mucho mejor este cuento, adulto, más real. Buenos hallazgos en esas imágenes y en las sensaciones del protagonista. También has desarrollado más la trama, que no significa ir contándolo todo como una crónica sino dar información para saber que pasó, qué pasa y cómo lo resuelve el protagonista en su cabeza.

    Podría poner objeciones pero hoy no, hoy quiero decir:

    addon.php?26,module=embed_images,url=http%3A%2F%2Fdanibishop.files.wordpress.com%2F2010%2F01%2Fole-tus-cojones.gif
  • InriInri Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado enero 2013
    Perplejo escribió : »
    "Sonó el despertador bajo una montaña de calzoncillos sucios, carraspeé un moco en mi garganta y lo escupí en la almohada", ¿otra vez? esperemos a ver...

    "Sentí el cosquilleo de la alfombra entre mis dedos", contraste. Vale.
    "y mi mirada vieja. Mi piel caía endeble desde mi pecho a mis piernas". ¡oh!, ¡SÍ!
    "con las que, sin querer, compartía ese momento", sin querer. Je.
    "zapatilla andrajosa, de color carne" Carne, qué sutil y qué sórdido, excelente. Le sobra "sucia", si ya es andrajosa hasta en el título.

    ¿Zapatilla que falta = foto de Marta?

    Mucho mejor este cuento, adulto, más real. Buenos hallazgos en esas imágenes y en las sensaciones del protagonista. También has desarrollado más la trama, que no significa ir contándolo todo como una crónica sino dar información para saber que pasó, qué pasa y cómo lo resuelve el protagonista en su cabeza.

    Podría poner objeciones pero hoy no, hoy quiero decir:

    addon.php?26,module=embed_images,url=http%3A%2F%2Fdanibishop.files.wordpress.com%2F2010%2F01%2Fole-tus-cojones.gif

    Muchísimas gracias por el comentario, personalmente creo que me he equivocado en alguna parte de la historia, pero me siento mucho más orgulloso de este cuento que del otro. Respecto a la pregunta, no. La historia, igual que zapatillas, trata de un personaje que ha perdido a su mujer, se siente incompleto ( de ahí que lleve una única zapatilla ) Y que exterioriza sus sentimientos hacia una zapatilla. Realmente busca a Marta entre sus cajones, busca volver a sentirse completo, recuperar a su mujer aunque sea imposible. Encuentra una foto y se da cuenta de que está muerta, que no va a volver. Y vuelve a la bebida. Creo que era una trama dificil y que aun es pronto para recrearla bien.

    Muchas gracias por tu comentario Perplejo, en esta historia he sido algo más fiel a mi mismo y no he intentado copiar el estilo a nadie, me alegro que haya funcionado aunque sea un poco. :D
  • PerplejoPerplejo Fernando de Rojas s.XV
    editado enero 2013
    Inri escribió : »
    Muchísimas gracias por el comentario, personalmente creo que me he equivocado en alguna parte de la historia, pero me siento mucho más orgulloso de este cuento que del otro. Respecto a la pregunta, no. La historia, igual que zapatillas, trata de un personaje que ha perdido a su mujer, se siente incompleto ( de ahí que lleve una única zapatilla ) Y que exterioriza sus sentimientos hacia una zapatilla. Realmente busca a Marta entre sus cajones, busca volver a sentirse completo, recuperar a su mujer aunque sea imposible. Encuentra una foto y se da cuenta de que está muerta, que no va a volver. Y vuelve a la bebida. Creo que era una trama dificil y que aun es pronto para recrearla bien.

    Muchas gracias por tu comentario Perplejo, en esta historia he sido algo más fiel a mi mismo y no he intentado copiar el estilo a nadie, me alegro que haya funcionado aunque sea un poco. :D

    Vas a darnos sorpresas. Lo veo venir.
  • GrinchGrinch Banned
    editado enero 2013
    Por lo menos guardó sus fotos, yo muchas veces no recordaba ni sus nombres.
  • InriInri Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado enero 2013
    Grinch escribió : »
    Por lo menos guardó sus fotos, yo muchas veces no recordaba ni sus nombres.

    Realmente destrozó todas sus fotos menos una, la fotografía que representa esa casa. En el texto las fotos son recuerdos, el personaje rompe los cristales y dibuja odio encima de sus recuerdos, en todos, menos en el recuerdo en el que vive. Ese lo guarda con las cartas de pésame, y no puede deshacerse de él, el personaje puede olvidar los momentos pasados odiando a Dios, pero no puede olvidar el tiempo que pasó con ella en esa casa. No es que conserve sus fotografías, es que no puede superar la pérdida.

    Entiendo que todas estas cosas que digo ahora las digo después de leer el texto, quiero decir que yo me conozco a mi mismo y entiendo que significa cada palabra que escribí, en principio sin una razón aparente.
    Dicho de otra forma, yo no sabía que escribía lo que acabo de decir hasta que lo leí de nuevo, por lo que no espero que la gente ajena a mi cabeza pueda entender mi historia.

    Es posible que para mi vorágine de archivos Word intente de nuevo expresar esas ideas que lo mismo no quedaron tan claras, pero por supuesto eso sería sólo para mí.

    Muchas gracias por tu comentario, espero tener un momento libre y comentar yo vuestros cuentos, que estoy muy alejado de esto ultimamente :p
  • Sandra PantocratorSandra Pantocrator Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado febrero 2013
    Creo que es un relato muy humano, directo pero al mismo tiempo sutil en su desarrollo. Las escenas son realistas aún dentro de la excentricidad del artista.

    "Pude sentir la envidia creciendo desde mis dedos hasta mis rodillas, después la tristeza alcanzando mi cintura, más tarde la soledad abordando mi pecho y por último la ira desesperada tomando rehenes en mi cabeza."

    Ese fragmento en concreto me parece muy acertado, describiendo la evolución de la emoción, cuántas veces se repite de forma crónica lo que tú has recogido, en momentos de sutil desesperación.

    MI humilde pero firme aprobación :)
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