Quiero. Quiero ser libre. Quiero besarte sin pensar por qué lo hago, ni por qué no debería hacerlo.
Ese sentimiento que me provoca tu olor, incluso cuando no puedo olerte, me lleva por el camino de la infidelidad sentimental.
Me persigues en sueños, y, cuando despierto, no puedo dejar de pensarte.
En los lugares abarrotados de gente, te busco con la mirada, con la estúpida esperanza de que estés ahí, justo ahí, en ese mismo instante, y hacerme la sorprendida, como si no hubiera sido yo la que, con mis poderes, hubiera hecho que estuvieras ahí, justo ahí, en ese mismo instante. Hablar de la casualidad de nuestro encuentro, aunque yo supiera que en realidad era por causalidad. Y, tras eso, darte un abrazo, y decirte que tan solo es un abrazo de amigos, y que los amigos se abrazan, pero no se besan. Pero no estás ahí, justo ahí, en ese mismo instante, y, a pesar de eso, yo sigo buscando, hasta en los lugares más recónditos, hasta en las salas más pequeñas, donde ya he mirado y no estabas. Y, cuando te encuentro, donde ya sabía que ibas a estar, y aun así temía que no estuvieras, nuestras miradas se fijan la una en la otra, y se hacen un saludo informal y nervioso. Nos acercamos, como sin quererlo, hasta que nuestras manos se rozan, y siento un frío terrible que se estanca en mi pecho, y me hago adicta a esa temperatura, que es exactamente la temperatura que hay en lo más hondo del océano más profundo. Y cuando ya toca despedirse, te doy un abrazo, ese que me imaginaba darte entre el barullo, y vuelve esa temperatura.
En la vuelta a casa me ahogo, mis pies tocan el suelo y pienso.
Comentarios
Espero que no te evapores como los amantes:rolleyes::)