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Cárcel de Asfalto III

CesareCesare Anónimo s.XI
editado abril 2012 en Negra
viene de "Cárcel de Asfalto II"http://www.forodeliteratura.com/showthread.php?t=22068

Miky se ahogaba ahí dentro. Atrás quedaron los días de gloria, donde la preocupación era quien llevaba el balón esa tarde, o que no lloviera para poder correr durante horas. Donde sus amigos estaban enganchados a los dibujos y no a las drogas. Donde corrían detrás de las niñas para pedirlas un beso, y no como ahora, que corren ellas para pedir la manutención de un niño, por otra parte, no deseado. Él vino a la ciudad para buscar libertad y lo único que hizo fue encadenarse más. Miky odiaba a la sociedad, y se odiaba a sí mismo por ser uno más en el fondo.
Absorto en esos pensamientos andaba Miky cuando vio la escena del Patatas. Le conocía del barrio, el Patatas ya había superado la treintena hacía tiempo, y su capacidad para asimilar drogas, la había superado hacia más tiempo aún. El Patatas era del tipo de gente que Miky colgaría del cuello en la plaza públicamente, un tipo realmente asqueroso, pero tenían el trato justo como para no hacerse nada. Se ve que le echaban de un bar, por no pagar, o por amenazar al camarero. O las dos cosas. El Patatas seguía andando y maldiciendo, cuando vio a Kelevra meando en un arbusto.
-El puto perro de los cojones, aquí meando, ¡vete a tu puta casa!
-Deja a mi perro. Kelevra ven aquí.
-¿Que pasa que no puedes llevar al perro a otro sitio?
-Mira vete a tomar por culo y deja al perro en paz.
-Sigue así, que un día al bicho este le hago un pincho moruno.
-Como toques al perro te reviento la cabeza.
-¿Si? Pues me cago en tus muertos.-Y acto seguido dio dos pasos y lanzó una patada a Kelevra.
Le alcanzó en el costado, de tal forma que Kelevra profirió un grito y quedó tumbado en el suelo. A Miky se le nubló la vista. La visión lateral desapareció y solo podía ver al Patatas riéndose y de fondo los lamentos de Kelevra. Empezó a sentir algo.
“Jajajajajajajaja…jajajajaja…iros a tomar por culo jajajajaja…...si no ahora,¿Cuándo?”
Y Miky enganchó la correa de Kelevra, y empezó a golpear con saña la cabeza del Patatas. Miles de sonidos, frases, gritos, solos de guitarra, himnos, etc, empezaron a agolparse en su cabeza.
“$$$$-ODIO-$$$$-¿Quién ha roto el cajetín?¿Lo he roto yo?-$$$$$- PLEASE ALLOW ME TO INTRODUCE MYSELF-$$$$-Vamos, mueve el coche, desgraciao-$$$$-Elevo con firme energía el estandarte de los Fuertes-$$$-¿Recortes?¿Quien habla de recortes?-$$$$$-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH-$$$$$-Si si, lo voy a proponer en junta-$$$$$-¿Inocente?¿Quien es inocente?¿Tu eres inocente?-$$$$-Hay que arrimar el hombro en estos tiempos-$$$$$-Ahora su futuro tiene otro color…-$$$$-3 años por violar a una niña con reducción de condena-$$$$$-Pues yo me alzo para cambiar la sabiduría del mundo, para interrogar a las leyes del hombre y de Dios-$$$$$”
De repente volvió en sí. La cabeza del Patatas estaba completamente hundida, el rostro desfigurado y ensangrentado a causa de los golpes. Miky se quedo mirando, asimilando la situación y de repente miro a Kelevra, que estaba allí, sentado frente a él, mirándolo fijamente, inmóvil, y entonces lo asimiló rápidamente. Miky era consciente ahora mismo de la situación, pero seguía oyendo voces, no muy claras, pero voces que se chocaban contra su cabeza.
Limpió la sangre de la correa con el pantalón del Patatas y se marchó silbando con Kelevra a su lado. Por el camino a casa iba tranquilo pero acechante, estaba ansioso. El haber matado al Patatas le dio una extraña sensación de bienestar. Y estaba disfrutando de ella. Hacía años que no se sentía así. Se montó en el Kadett y se marchó. No sabía por qué, pero lo hizo. Kelevra en el asiento del copiloto parecía entenderle. Se dejaba llevar, derecha, izquierda, recto, rotonda, recto, rotonda… Freno, marcha atrás y freno de mano. Se bajo y fue consciente de hasta donde había llegado: a Pizza Toscana. Y sonrió. Todo parecía tener sentido. Cogió media botella de ron del maletero y entró en Pizza Toscana. Allí estaba el señor Blascón, contando el dinero del día.
-Está cerrado. Ah, eres tu Miguel, pues lo siento ahora no te puedo atender.-Dijo juntando un fajo de 5000.
-Me vas a atender ahora, gordo hijo de puta.-dijo Miky dándole un trago al ron- Me tienes hasta los cojones con tus tonterías y tus mentiras. Mira cuánto dinero y a mí me chuleas 15000 pesetas y no me pagas mis horas, qué coño está pasando aquí.-dio otro trago.
-Mira Miguel, no te consiento esta actitud, pásate mañana y hablamos, pero me has decepcionado, yo te tenía por un trabajador que iba a llegar alto.
-Llevo tres años en este puesto de mierda, tres años en lo que me has prometido mil cosas y solo me has robado, cerdo.
-Yo no te robo, yo hago lo justo, Miguel. Pásate mañana otro día y hablamos.
-No hay más días, señor Blascón.-Terminó de un trago el ron y le estampó la botella en la cabeza. Una tormenta de acordes estalló en su cabeza. El jefe se tambaleó con una brecha sangrando hacia atrás, y Miky fue siguiéndole con una sonrisa, le metió una patada en el pecho que lo estampó contra la nevera. Miky abrió el botiquín, cogió el alcohol de 96 y cogió un trapo, se marcho para afuera. Allí impregnó el trapo con algo de alcohol, lo envolvió y lo lanzó hacia la pizzería. Desde fuera pudieron ver como el señor Blascón recobraba el sentido y pedía socorro a medida que el fuego crecía. El fuego purifica. El fuego todo lo consume. Los gritos del señor Blascón se oían por todo el barrio. El local dio un rugido. Miky se montó en el coche mientras la gente se agolpaba en la puerta de la pizzería.
-You had bad breaks well that's tough luck, You play too hard too much rough stuff, You're too sly so cold, That bad reputation has made you old.- Comenzó a cantar Phil Lynott en el cassette. La adrenalina le salía por los poros, se estaba vengando de los que hacían del mundo un lugar peor, y en concreto de su mundo. Sentía un placer indescriptible. Se fundía en la oscuridad a ritmo de guitarra estridente mientras escuchaba las sirenas de fondo.
Llegó al bar donde solía ver los partidos del Bayern y allí estaban, todos los que ni le miraban a la cara. Reían y se jactaban de cosas miserables.
-Ahora espero que mi mujer me tenga la cena, si no tendrá que tomar sopa otra vez jajajajaja.-Y brindaban todos al ritmo del asco del ambiente.
-Pues si mi hermana está con un negro, que asco me dio. No sé como tuvo el valor de acercarse, ahora se lo deje bien clarito, le di un bofetón y le dije “como te acerques a mi hermano te envío de una patada a tu país pero sin patera”. Le tenías que ver correr jajajaja.
Miky entró y todo se convirtió en murmullo.
-Ponme un ron con cola, por favor.
-Lo siento, el perro no puede estar aquí.
-Muy bien, en el tiempo que llevo viniendo aquí, jamás te causé ningún problema. Cuando eches a estos bastardos chupapollas, mi perro se ira. Mientras tanto, ponme un ron por favor.
Entonces uno de los aludidos se giró.
-Qué coño dices gilipollas, me cago en tu puta madre, del Bayern tenías que ser. Te hemos consentido que vengas aquí sabiendo que todos somos del 1860, pero nos tienes hasta la polla porque…-Antes de terminar la frase había recibido un rodillazo en los huevos. Cayó en redondo al suelo.
-¡Que has hecho, hijo de puta!-Le espetó otro que se fue hacia él. Miky le esquivó y le dio un puñetazo que también lo tiro al suelo. El ruido en su cabeza se hizo ensordecedor y no respondió, empezó a tirar taburetes y mesas contra los clientes, volcó las vitrinas y estampó un vaso de cubata en la cabeza de otro. El dueño sacó una escopeta, apuntó a Miky y en ese momento Kelevra saltó al cuello del dueño.
-Hombre, me vendrá bien.-Dijo Miky pisando la cabeza del dueño. Acto seguido le cogió la escopeta, le quitó los cartuchos y le metió un tiro en el pecho. La gente empezó a huir. Miky daba tiros en el techo y reía. Salió a la calle, todo el mundo corría. Miky reía. Disparaba a diestro y siniestro, ¿Dónde está la gente que arregla el país en los bares? ¿Esa gente valiente que se aprovecha del débil, donde está? Huían despavoridos.
La ciudad era un kaos. Miky reía. Kelevra ladraba en señal de victoria. Se empezaban a oír sirenas. Pasó por delante de un bar y observó que en la tele salía la señora Estrella, su vecina hija de puta.
-Pues si Miguel era un chico normal, no tenía problemas, lo que pasa que yo creo que tiene un problemas de drogas porque no es normal el comportamiento desde luego.
El cielo estrellado de la noche se vio eclipsado por las llamas y los lamentos. Todo el mundo lloraba, no entendían el por qué.
-¿de verdad no lo sabéis, hijos de puta?¿no lo entendéis? Sois cómplices de todo lo que pasa, bastardos, y ahora vais a pagar.-Dicho esto, le metió un tiro a un hombre. El hombre cayó fulminado.
Miky giró una esquina, y se encontró con una barrera de policía.
-¡Tira el arma y las manos a la cabeza, donde podamos verlas!
Miky sonrió, ya no tenía nada que perder, solo tenía por delante años de cárcel. Al fin y al cabo era la misma cárcel pero con distintos escenarios, distintos personajes. Un remake, podríamos decir.
-Ya he cumplido suficiente condena.-Y avanzó hacia ellos con una sonrisa de oreja a oreja.
-¡No se lo repito dos veces, tire el arma y las manos a la cabeza!
Miky comenzó a disparar contra ellos.
-Morir bastardos, perros del poder.
Una lluvia de balas comenzó a ir y venir. Empezaron a caer policías. Miky empezó a correr mientras disparaba. El ruido era ensordecedor, pero más ensordecedor era en su cabeza, miles de voces se entremezclaban entre redobles de tambor, cada vez más alto, era insoportable, más adrenalina. De repente todo paró. El tiempo se ralentizó. Dejó de escuchar. Veía la cara de los policías acercándose. Todo se empezó a poner negro. “Una ambulancia, rápido”. En otro momento hubiera sabido que la pedían de cara a la galería, pero ya le daba todo igual, había devuelto un poco el equilibrio natural que nadie se atrevía a tocar.
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