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Selección cultural: Antropología evolutiva.

SenequistaSenequista Gonzalo de Berceo s.XIII
El concepto científico (y por ende, filosófico) de evolución no sólo ha demostrado gran fecundidad en el ámbito de la estricta biología teórica, sino que de ésta se ha irradiado hacia disciplinas concomitantes como la antropología cultural: caso señero es el llamado materialismo cultural.
Esta perspectiva intenta dar cuenta de la historia del Homo Sapiens asumiendo tanto los aportes de disciplinas y corrientes biológicas (v.g. genética de poblaciones) como de las culturales (v.g. teoría sociológica); se relaciona dialéctica y críticamente lo innato y lo adquirido, siempre bordeando la linde entre el reduccionismo de la sociobiología y el relativismo cultural y postmoderno.

Como caudillo de esta orientación está Marvin Harris, con abundante obra de alta divulgación científica (véase http://www.bibliotheka.org/?/buscar/~Harris%20Marvin%20-/).

Así, el prefacio de su “Nuestra Especie” nos seduce con:

“¿Les interesa tanto como a mí saber cómo, cuándo y dónde surgió por primera vez la vida humana, cómo eran las primeras sociedades y los primeros lenguajes humanos, por qué han evolucionado las culturas por vías diferentes pero a menudo notablemente convergentes, por qué aparecieron las distinciones de rango y por qué las pequeñas bandas y aldeas dieron paso a jefaturas y éstas a poderosos Estados e imperios? ¿Sienten la misma curiosidad que yo por saber qué aspectos de la condición humana están inscritos en nuestros genes y cuáles forman parte de nuestra herencia cultural, en qué medida son inevitables los celos, la guerra, la pobreza y el sexismo, y qué esperanzas de sobrevivir tiene nuestra especie?”


Respecto a la selección cultural nos instruye de este modo:

“¿Cómo procede la selección cultural? Nuestros organismos poseen, como resultado de la selección natural, cierto número de deseos, necesidades, instintos, límites de tolerancia, vulnerabilidades y pautas de crecimiento y debilitamiento concretos, que, en resumidas cuentas, definen más o menos lo que se entiende por naturaleza humana. Las culturas humanas son sistemas organizados de conducta y pensamiento aprendidos socialmente, que satisfacen o atienden las exigencias y potencialidades de la naturaleza humana. La selección cultural es la servidora de la naturaleza humana. Funciona conservando o propagando la conducta y los pensamientos que con mayor eficacia satisfagan las exigencias y potencialidades biológicas de los individuos de un grupo o subgrupo determinado. En el transcurso de la vida social se produce un flujo continuo de variaciones, en las formas de pensar y conducirse de las personas, cuya capacidad para aumentar o disminuir el bienestar se somete constantemente a prueba. Esta contrastación o filtro puede verificarse con o sin una evaluación consciente de los costes y beneficios por parte de las personas. Lo importante es que algunas variaciones resultan más beneficiosas que otras, y se conservan y propagan dentro del grupo (o subgrupo) y a través de las generaciones, en tanto otras, que resultan serlo menos, no se conservan ni se propagan.

Por último no puedo evitar incluir jugosísimos y meditados pareceres suyos sobre sexo, familia, feminismo, guerra, poder o religión:

“De no ser por el carácter intermitente del placer orgásmico, los apetitos sexuales se impondrían fácilmente a otras pulsiones y apetitos vitales, convirtiéndonos en auténticos "yonquis" del sexo. La selección natural ha hecho de la sobriedad la norma y de la euforia la excepción. Para podernos enfrentar eficazmente al mundo exterior a nuestras mentes, es indispensable que sintamos dolor y angustia. Y así la selección natural se ha preocupado de que obtengamos el placer más intenso como recompensa a la estimulación de los órganos que inician el proceso de la reproducción y no a la estimulación de los dedos de las manos y los pies. Gracias a la evolución cultural, hemos aprendido a deshacer el vínculo natural entre el placer sexual y la reproducción. ¿Nos encontramos ahora a las puertas de aprender a anular el vínculo entre el placer y el acto sexuales?”


“No entiendo cómo las emociones disparatadas y los jugos hormonales que fluyen tras el nacimiento de un niño pueden explicar por qué no se han acercado todavía más a cero en su descenso las tasas de reproducción. Lo que hay que explicar, más bien, es la decisión de levantar, nueve meses antes del nacimiento de la criatura, unas barreras anticonceptivas celosamente defendidas. Que los aspirantes a padres, enfrentados a una perspectiva de veinte años de haraquiri económico y con poco más que un cigoto para remover el caldo hormonal, se entreguen a la procreación sólo podría obedecer a que han recibido un toque de atención cultural para pensar que los hijos les van a ayudar a satisfacer su necesidad de amor.”


“Mi intención aquí no es alabar la guerra, sino sencillamente condenarla menos que alguna de sus alternativas cuando prevalecen determinadas condiciones. Tal como la practicaban este tipo de pueblos, la guerra era una forma derrochadora y brutal de combatir la presión demográfica. Pero a falta de anticonceptivos eficaces o de posibilidades de abortar bajo control médico, la alternativa era también derrochadora y brutal: subalimentación, hambre, enfermedades y una vida breve, pobre y mezquina para todo el mundo. Naturalmente, esto del saldo favorable en el balance de las respectivas consecuencias de las distintas alternativas se refiere mucho más a los vencedores que a los vencidos. Y quizá ni siquiera puede hablarse de saldo positivo en aquellos casos en que el conflicto flicto se tornaba tan endémico, despiadado e implacable que no había vencedores y morían más individuos por efecto de la guerra de los que hubieran muerto por efecto de la subalimentación. Pero también hay que reconocer que ningún sistema es infalible.”


“¿Acaso no se ha educado a nuestros jóvenes en la creencia de que es varonil consumir grandes cantidades de carne, fumar dos paquetes al día, aguantar más que nadie bebiendo, apechugar con las incomodidades, correr riesgos, conducir deprisa, ser rápido al desenfundar y no mostrar miedo? Esto me induce a plantearme si el extraño silencio que rodea el asunto de la diferencia de longevidades no será en sí mismo un producto lateral involuntario del síndrome machista y de los antagonismos que el machismo ha sembrado entre hombres y mujeres. ¿No habrán decidido los varones portarse sencillamente como hombres y no lloriquear ni quejarse? Los hombres sólo pueden culparse a sí mismos. No podía esperarse que las mujeres se adelantaran a revelar el secreto cultural de su mayor longevidad. Para las feministas, que aducen que las mujeres son víctimas del sexismo, el hecho de que éstas sobrevivan a los hombres es poco conveniente desde el punto de vista político. ¿Quién oyó jamás hablar de siervos, campesinos, esclavos, pueblos colonizados, parias o proletarios oprimidos que fueran más longevos que sus opresores? Y naturalmente no todas las mujeres temen la muerte temprana de sus esposos, especialmente si se trata de machistas titulares de sustanciosos seguros de vida.”


“La ausencia de posesiones particulares en forma de tierras y otros recursos básicos significa que entre las bandas y pequeñas aldeas cazadoras y recolectoras de la prehistoria probablemente existía alguna forma de comunismo. Quizá debería señalar que ello no excluía del todo la existencia de propiedad privada. Las gentes de las sociedades sencillas del nivel de las bandas y aldeas poseen efectos personales tales como armas, ropa, vasijas, adornos y herramientas. ¿Qué interés podría tener nadie en apropiarse de objetos de este tipo? Los pueblos que viven en campamentos al aire libre y se trasladan con frecuencia no necesitan posesiones adicionales. Además, al ser pocos y conocerse todo el mundo, los objetos robados no se pueden utilizar de manera anónima. Si se quiere algo, resulta preferible pedirlo abiertamente puesto que, en razón de las normas de reciprocidad, tales peticiones no se pueden denegar.”


“¿Qué atractivo tenían las religiones de amor y misericordia para los belicosos fundadores de imperios y dinastías? Los reyes y emperadores estaban sin duda sinceramente preocupados por las expectativas del alma en el más allá. Pero en su calidad de jefes de Estado también les preocupaba necesariamente el mantenimiento de la ley y el orden en todo su territorio y el aplastamiento de sus enemigos del exterior. Las religiones incruentas reunían muchas ventajas por lo que a este objetivo respecta. Ya he señalado que la expansión del Estado se basaba en la preservación e incorporación de las poblaciones derrotadas, fuente de mano de obra y riqueza. Las religiones incruentas garantizaban al enemigo la supervivencia al cautiverio, y así apresuraban su aceptación del dominio extranjero. Al mismo tiempo, la estrategia ideológica de prometer recompensas para el alma en lugar de recompensas para el cuerpo convenía particularmente a las clases dominantes. Si la vida en la Tierra era inevitablemente dolorosa y la pobreza y el sufrimiento no eran impedimento para la salvación, sino que, por el contrario, contribuían incluso a aumentar la dicha eterna, la clase gobernante ya no necesitaba proporcionar riqueza y felicidad para justificar su derecho a gobernar. Esto resultaba doblemente útil a la luz de las crisis ecológicas y económicas que acompañaron el crecimiento demográfico y la intensificación excesiva de la producción en las tierras que vieron surgir estas nuevas religiones.”

Comentarios

  • RalphRalph Juan Boscán s.XVI
    editado marzo 2012
    Muy bueno el aporte, Senequista.

    Marvin Harris es de lectura obligatoria.

    Gran parte de sus teorías siguen vigentes. No obstante si hubiera vivido hoy día con los grandes avances que se han hecho respecto al genoma humano, sus teorías hubieran variado algo, Hoy se sabe bastante más de la mente y su origen que cuando el falleció. Así como se han descubierta nuevas especies que convivieron con el hombre actual. Los conocimientos en esta última década han avanzado asombrosamente. Esperemos que haya mentalidades como la de Harris para interpretar bien todos los datos, creo que las hay.

    Saludos cordiales
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