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Ciclos

JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
editado junio 2012 en Ciencia Ficción
I

Esta mañana nos hemos enfrentado a “los otros”.

Hemos salido de la cueva camino de la charca, la única fuente de agua en los alrededores. Urk, nuestro jefe ha dado la orden de atacar así que los ha visto. Dice que el agua es escasa y que no hay bastante para los dos grupos, que hay que echarles de nuestro territorio.

Hemos atacado con todo lo que tenemos; garrotes, lanzas y hachas de sílex. Esta vez hemos tenido suerte, dos de ellos han muerto, hoy habrá comida para toda la tribu, el resto ha huido. Nosotros solo hemos tenido un herido grave, tal vez sobreviva.

Después de comer, Urk nos ha enseñado la nueva arma que ha ideado. El la llama “arco”, puede lanzar unas lanzas diminutas que él llama “flechas”, llegan muy lejos y son tan mortales como las lanzas. Ya no necesitaremos acercarnos a lo otros, podremos acabar con ellos desde lejos.

Nuestra tribu prevalecerá y ya no tendremos que compartir la charca.


II

Esta mañana nos hemos enfrentado al enemigo.

Los dos ejércitos han llegado al campo de batalla casi al mismo tiempo. Perácles, nuestro general ha dado la orden de ataque después de que el sacerdote nos exhortara a luchar con valor. Dice que nuestro dios es más poderoso que el suyo y que nos llevará a la victoria.

Mientras los dos ejércitos han iniciado la carga, han sido los arqueros los primeros en entrar en acción. Las flechas han volado de un bando a otro oscureciendo el cielo por unos instantes. Pero al producirse el choque, han sido las espadas, las mazas y las hachas de guerra las que han decidido el resultado. El sacerdote tenía razón, nuestro dios nos ha dado la victoria. El enemigo ha huido con el rabo entre las piernas. Las bajas han sido numerosas en los dos bandos.

Durante el banquete de la victoria, nuestro general nos ha enseñado la maqueta de la nueva arma. Se llama “catapulta”, puede lanzar grandes piedras a mucha distancia. Con ella podremos atacar y destruir las fortalezas enemigas desde una distancia considerable.

Por fin podremos acabar definitivamente con ellos e imponer el culto a nuestro dios.


III

Esta mañana hemos participado en una nueva batalla.

El sargento Thomson nos ha explicado nuestro objetivo. Debíamos alcanzar el bunker enemigo y tomar prisioneros a los oficiales de más rango. Esta batalla es una de las más decisivas de esta guerra. Debemos frenar el afán anexionador de ese belicoso país.

Los dos bandos han usado la misma táctica de batalla. Por delante iban los carros de combate, vomitando muerte por sus cañones. Cuando han terminado su trabajo nos ha llegado el turno a la infantería. Hemos atacado con todo lo que teníamos, fusiles, granadas y cuando se han terminado las balas, la siempre efectiva bayoneta.

Esta vez, la victoria ha estado de nuestro lado. El enemigo se ha batido en retirada. Les hemos dado tiempo de retirar a sus muertos y, luego, nosotros hemos hecho lo mismo con los nuestros. El número de muertos y heridos ha sido muy elevado. Pero eso no nos ha impedido celebrar la victoria.

Durante la cena, han corrido de nuevo los rumores de la nueva arma. Lo llaman “misil teledirigido”, o algo parecido. Parece que se trata de un proyectil que puede lanzarse desde su base a cualquier punto del planeta que se desee.

Si eso es cierto, podremos poner fin a esta guerra sin tan solo salir de casa.


IV

Esta mañana ha habido una nueva batalla.

Nuestras naves aéreas nos han llevado hasta el territorio enemigo. Mientras las naves de combate se enfrentaban al escuadrón enemigo, los transportes nos han soltado sobre el terreno.

Un salto orbital no es fácil, a pesar de nuestras mochilas de frenado si no estas concentrado en lo que haces, la caída puede ser mortal.

Nuestros dirigentes han inculcado en nuestros cerebros, mediante hipno-terapia, que la aniquilación del enemigo es vital. Solo así podremos aprovechar sus recursos naturales, tan escasos ya en todo el planeta.

Cuando tocamos tierra, avanzamos aniquilando todo a nuestro paso. Antes de nuestro salto, las fuerzas aéreas han bombardeado el terreno con todo lo que tenían. Pero ahora es el turno de la infantería. Usamos todo lo que tenemos, granadas sónicas, fusiles láser y lanzas de plasma.

Finalmente nos hicimos con la victoria. Gracias a nuestras armas, la aniquilación a sido total. No queda nada con vida, excepto nosotros.

Durante la cena de celebración, ha llegado un nuevo comunicado. Parece ser que nuestro gobierno ha decidido usar el arma definitiva. La llaman “Bomba del Juicio Final”. Si no la han usado hasta ahora, es porque su poder destructivo es tan grande que no han podido calcular sus efectos. Al detonarla corremos el riesgo de destruir a todo el planeta.

Espero que la usen. Sea cual sea el resultado, será el fin de esta guerra.


V

Esta mañana nos hemos enfrentado a “los otros”.

Hemos salido de la cueva camino de la charca...


¿FIN?

Comentarios

  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado marzo 2012
    No creo, alguno quedará para contar el cuento:rolleyes::):):p
  • DamapaDamapa Fernando de Rojas s.XV
    editado marzo 2012
    Cuántas veces la historia se repite y seguimos sin aprender de nuestros errores. No creo que volvamos a la edad de piedra, o al menos eso espero, pero que nos cargaremos el planeta por la estupidez humana más antes que después, de eso no tengo ninguna duda. Buen relato.
  • JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado marzo 2012
    Albert Einstein dijo una vez que no sabía que armas se usarían en le tercera guerra mundial, pero si en la cuarta: palos y piedras.

    Gracias, una vez más por leer mis relatos.
  • AneurismaAneurisma Pedro Abad s.XII
    editado marzo 2012
    Ya decía yo que Einstein tenía algo que ver en este cuento... muy bien, contrastes fáciles de relacionar y agradable claridad de ideas. Siento que si el texto hubiera sido más extenso se habría perdido un poco la idea y el texto sería monótono, por lo que considero que ha sido llevado a un nivel ideal.

    Saludos!
  • JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado marzo 2012
    Aneurisma escribió : »
    Ya decía yo que Einstein tenía algo que ver en este cuento... muy bien, contrastes fáciles de relacionar y agradable claridad de ideas. Siento que si el texto hubiera sido más extenso se habría perdido un poco la idea y el texto sería monótono, por lo que considero que ha sido llevado a un nivel ideal.

    Saludos!

    Estoy de acuerdo contigo en lo de la extensión, Aneurisma. Después de todo, cada capítulo, no es más que una repetición del anterior. Por eso eliminé uno de ellos de mi texto original, el que iba entre el III y el IV, que se situaba en una era parecida a la actual.

    Gracias por leer mis relatos.
  • jesus F Alonsojesus F Alonso Pedro Abad s.XII
    editado abril 2012
    Me gusta mucho, y aunque la escala de poder y destrucción me hicieron adivinar el desenlace, no por ello no lo disfruté al llegar.

    Gracias por compartirlo.
  • JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado abril 2012
    Gracias a ti por leerlo, Jesus. Y por dejar tu opinión.
  • GregorSamsaGregorSamsa Anónimo s.XI
    editado mayo 2012
    Me ha gustado. Bonita descripción literaria del tan consabido dicho de Einstein.

    Bien redactado, de ideas claras, se hace ameno aunque sea una repetición de ideas pero bien estructurado.

    Como crítica (por que para mí eso lo mas positivo que puede hacer alguien cuando comenta nuestros escritos), creo que el relato hubiera sido mucho mas brillante si hubieras intentado imitar las expresiones de cada época, un poco mas arcaico en la primera, más fanático-politeista y recargado en la segunda. Quizás hecho de menos una guerra intermedia con un lenguaje mas rococó como una napoleónica por ejemplo, más salvaje la actual y mas fría esa última. No se si me explico, si hubieras conseguido imitar el lenguaje de cada época el relato a mi parecer sería realmente mejor.



    Pero como he dicho, me ha gustado.
  • JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado mayo 2012
    Gracias por tus palabras, Gregor.

    Sinceramente, creo que la similitud en el lenguaje en todos los capítulos, refuerza la idea que quería transmitir: que a pesar de los cambios, siempre es lo mismo. Creo que no tenemos arreglo.
  • John KimonsterJohn Kimonster Fernando de Rojas s.XV
    editado mayo 2012
    Me incomoda un poco lo de las "lanzas de plasma" (¿no me cuadra una lanza que funcione a base de plasma O_o?) y lo de la bomba del juicio final (ningún desarrollador sería tan directo como para dejar ver que creó un arma "ultimortal" en el mejor de los casos, en todo caso le pondrían un nombre mas eufemistico o el nombre de algún dios antiguo o así)

    Bueno eso y que el titulo es demasiado genérico, pero aparte creo que está bonita la historia ^^
  • JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado junio 2012
    Gracias por tus comentarios, JK.

    Te diré que lo de las lanzas de plasma no es mio, lo leí en alguna novela pero no recuerdo cual. ¿Puede ser en Tropas del espacio de Henley?

    En cuanto a la bomba del juicio final, también tome la referencia de otros, esta vez de una película: Regreso al planeta de los simios.

    No se si serán muy correctas esas expresiones, pero me gustó su sonoridad, por eso las usé en mi relato.

    De verdad que agradezco comentarios como el tuyo, demuestra que me leéis con atención y muchas veces esos comentarios me ayudan a mejorar.

    Un abrazo.
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