Siempre me he interesado, y también preocupado, la forma en que nuestra libertada queda, desde el inicio, completamente definida. En los últimos meses este interés ha resurgido con más fuerza, supongo que el motivo ha sido ver cómo día tras día surgen por doquier nuevos casos de corrupción política y de administraciones al borde de la bancarrota. Esto está haciendo que me sienta todavía más disgustado con este sistema. Si siempre he sentido que nuestro entorno procura elementos que nos determinan en el camino a elegir, ahora me estoy dando cuenta que esas personas que dicen gobernar nuestra sociedad son también simples monigotes y que sus funciones quedan también determinadas -menos mal- por los mismos elementos que nos condiciones al resto de las personas.
He vuelto a repasar algunas autores y me ha vuelto a invadir ese sentimiento desolador al comprobar qué definidas están nuestras conductas. Les dejo una frase de Michel Foucualt que siempre me ha gustado mucho:
Entre cada punto del cuerpo social, entre un hombre y una mujer, en una familia, entre un maestro y su alumno, entre el que sabe y el que no sabe, pasan relaciones de poder que no son la proyección pura y simple del gran poder del soberano sobre los individuos; son más bien el suelo movedizo y concreto sobre el que ese poder se incardina, las condiciones de posibilidad de su funcionamiento
Comentarios
La naturaleza humana es así. Lo que a tí te preocupa es la pobredumbre, el lado oscuro del poder, más esto ha sido siempre igual, la diferencia es que ahora hay más información.
Líbrate de sentimientos nefastos, como la depresión, la angustia, la ira, en síntesis: el nihilismo que provoca el conocimiento de las cosas del mundo. Tu camino está incompleto, apenas has comenzado a caminar y ya te estás quejando:¡se un hombre!, no te detengas, sigue caminando y busca el lado luminoso de la existencia, busca tus islas afortunadas, que las hay, si, las hay...
Los problemas son antiguos, pero también hay soluciones antiguas, busca, o mejor aún: encuentra.
En fin, la vida es hermosa, pero no siempre; la vida es buena, pero no siempre, hay que ser fuerte para aprehender esta sencilla verdad y hay que ser más fuerte aún, para sacudírsela de encima.
No le creas a los escritores, la mayoría de las veces mienten, anda a vivir y busca las respuestas por ti mismo, so perezoso.
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El destino existe, claro que sí, cada uno de nosotros tendrá el suyo propio, pero todos se encaminarán bajo unas premisas que nuestro entorno ha implantado en nosotros. Nuestra capacidad de decisión está condicionada por multitud de interacciones como normas, costumbres, religión, modas...; pensarás que puedes ser feliz de todos modos, claro que sí, y también puedes desear que yo sea feliz. Pensarás que eres libre por haber elegido tu propia dirección, pero solo lo has sido para elegir uno de los caminos que van en la dirección determinada por tu entorno. Podría negarlo todo y vivir plenamente sin preguntas, sin discusión, sin conocimiento. Claro que puedo negarlo todo y ser feliz, disfrutar con todo lo que me ofrece el entorno para saciar mis dudas, pero, ¿no seré mas feliz buscando día tras día las marcas que delimitan mi camino? Conociéndolas, y después hacerlas tan visibles y tan luminosas que algún día me permitan poder ver la oscuridad que se encierra tras ellas. Quiero saber de donde viene mi libertad y mis barreras aunque sea feliz en todo momento, no puedo conformarme con tener una vida plácida como la que puede tener un animal. No tengo por qué aceptar que mi vida es una sonrisa permanente y volver la cabeza a todo lo demás, no quiero aceptar lo irremediable a cambio de una calma fingida. Se trata de buscar la felicidad a través de la razón y el entendimiento.
Gracias por tu respuesta,
Suerte, aunque no puedo dejar de advertirte que lo que pretendes es totalmente inútil y estéril.
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Cielito su respuesta es de esas que gente como yo disfruta leer por mostrar el mundo como deberiamos verlo, y no como habitualmente lo veo.
Saludos.
El tema es que si piensas que un día te vas a despertar y vas a decir "Finalmente soy feliz. Encontré la felicidad", pues eso nunca va a pasar.
Por eso, pensar en la felicidad como una búsqueda está pasado de moda y ya no se hace.
Quizás ya lo has escuchado mutchias mutchias veces, pero yo te lo diré de nuevo: Hay que tratar de disfrutar las cosas bonitas de la vida y agh. Y todo ese cuento cursi.
Sí, en la biblioteca puedo conseguir El maestro ignorante, lo he tenido en las manos alguna vez.
Es como dices, el ideal de libertad que conocemos es justamente el camino que la sociedad pone bajo nuestros pies. Es, en cierto modo, una cárcel de paredes invisibles y de barrotes hechos de costumbres, normas y miedos.
Hay muchos que dicen que en las cárceles, el que no tiene nada, vive la mar de bien, tiene ropa limpia, comida, una cama y un techo... Yo siempre lo he dudado
Pero es sólo mi idea. Con todo respeto y delicadeza, expongo lo que pienso, no digo que sea así. Saludos.
En cuanto a Jacotot, era un iluminado, y por ello, creo, muy ignorado él también, como no podía ser de otro modo, porque los emancipadores hacen cosquillas a los poderosos, (y nada más que eso, pero les molesta)
Piensa, Enrique, cuántas formas de no-libertad nos rodean todo el tiempo.
No entiendo muy bien tus preguntas. No sé si estas de acuerdo conmigo, si estamos hablando de lo mismo o si crees que yo acepto la no-libertad. Yo me refiero en todo momento a la libertad que nos concede nuestra sociedad actual, me refiero a que la libertad es una cuerda atada a un poste y esa cuerda nos permite correr a nuestras anchas sin llegar a tensarla. Por otro lado, te comentaba que en las instituciones penitenciarías, la libertad, al igual que en una sociedad, viene determinada por unas normas, que es como un micro-universo, es una comparación.
Me ha venido a la cabeza una historia, ¿conoces el cuento del elefante del circo?
Sí, también creo que nos permiten jugar hasta cierto límite con la idea de la libertad, pero sólo cuenta como una abstracción más, sin verdadera consistencia, ya que el solo hecho de "tener que", todo el tiempo, nos hace imposible ser libres en totalidad. Y creo, que podemos optar por ejercer nuestra libertad desde nuestra interioridad, a pleno, hasta donde los arquetipos con que nos sellan, nos lo permitan, o seamos capaces de quitárnoslos de encima, acomodando nuestras ideas como mejor nos parezca. Saludos y gracias por continuar esta interesante charla.
El elefante del circo
Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de tajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenía cinco o seis años, pregunté a algún maestro, a mi padre o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: "El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy pequeño". Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvía a probar, y también al otro y al que seguía... hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso no escapa porque cree que no puede. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquélla impotencia que se siente poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás... Jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez... Cada uno de nosotros somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad
Creo, así como dice la historia, que las peores cárceles e impedimentos, funcionan en nuestra mente, y de ahí al alma, o viceversa. No sé por donde comienza, pero, estoy completamente de acuerdo con lo que del cuento se desprende. Como todo aquello que una vez escrito trasciende y es transmitido largamente, hallando eco en quienes lo leemos, pienso que esas palabras han nacido de alguien que tomó conciencia, y conscientemente se hizo cargo del origen de las diversas y múltiples prisiones que nos auto-encadenan.
Saludos, y adelante con los intentos de soltar la estaca. (o las estacas...)