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Guía para el escritor novato

DanteDante Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
editado septiembre 2011 en Guias, manuales y consejos
Saludos.

Según mis cálculos, hay, aproximadamente, un montón (cifra aprox.) de personas que, ya sea de forma esporádica, o día sí y día también salvo domingos y fiestas de guardar, han sentido ganas de escribir. Si tú, estimado lector, eres una de esas personas, quizá te apetezca seguir con este “tocho”.

Un individuo (o una individua) que, ya sea debido a la inspiración que le ha otorgado otra historia, a su necesidad emocional de expresar algo, o a un rayo que le cayó en la cabeza en un día soleado, desea escribir, vive una situación más o menos así: “¡Dios! ¡Siento un impulso irrefrenable de hacer algo! ¿Dónde está el sofá más cercano?”. Sin embargo, ya más calmado, se hace dos preguntas: la primera, por qué demonios el mando a distancia de la tele se queda sin pilas justo cuando más lo necesita; y la segunda, qué debe hacer.

Para la primera la ciencia todavía no ha encontrado una respuesta, pero la segunda no es tan difícil. Solo tiene que recurrir al mejor amigo del hombre. ¿El perro? No: Google.

¿Cuál es el problema? Pues, además de que si en Google pones “cómo cojones escribo un libro”, lo que te va a salir es la biografía no autorizada de Jenna Jameson (¡comprobadlo!); que, si buscas muy a fondo, solo vas a encontrar tres cosas:

1- Una desorganizada y obscena cantidad de información que luego acaba por no servir para nada, o por ser demasiado específica.

2- A alguien diciendo que no hay fórmula mágica para escribir (lo cual es cierto, al menos hasta que los científicos inventen la magia y a Doraemon).

3- Un montón de manuales aburridos que al pobre aspirante le dejarán como estaba (y esto en el mejor de los casos. Una vez fui a visitar a un amigo que intentó aprender a escribir en un taller y acabó sacudiéndose los cangrejos imaginarios que se encaramaban a sus brazos).

¿Y cuál es la solución? Querido aspirante, si has llegado a leer hasta aquí, pensarás que la solución soy yo. Y sí, soy bastante guay y eso, para qué negarlo, pero no soy la solución. La solución, joven (o viejo, tampoco me voy a poner exquisito), eres tú. Escribir es fácil, pero solo si estás dispuesto a esforzarte en hacerlo. Y te voy diciendo esto porque Dios solo se aparece en puebluchos como Lourdes o Washington D.C. (entre el 2000 y el 2008 hubo por allí un paleto al que se le apareció y le dijo que invadiera Oriente medio), y es bastante improbable que un día estés dando un paseo y te tropieces con el nuevo “Los Pilares de la Tierra” (eso sí, si algún día te pasa, dime en qué calle ha sido).

¿Y qué significa “estar dispuesto a ser escritor”? ¡Cómo no, he aquí la respuesta! Ser escritor significa echar horas delante del texto, no rendirse, temer el momento en el que el primer relato es contemplado por los ojos de un lector. Ser escritor es crear algo de la nada con mimo y esfuerzo, y ver cómo ese “algo” se desenvuelve en el mundo. Ser escritor significa ser padre (o madre) de una historia.

Y he aquí el objetivo de esta “guía para el escritor novato”. Con cada nuevo post, os iré explicando, desde mi punto de vista (o el de mi vecino, que es quien pone el wi-fi), cómo de fácil es en realidad publicar un libro y no morir en el intento.

¿Preparad@s? ¡Pues os espero aquí mañana!

Comentarios

  • DanteDante Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado junio 2011
    1 – De rata de biblioteca a criador de ratas de biblioteca. Primeros pasos:

    - Es verano, hace un calor que no hay quien cruce la puerta, en la tele no ponen nada interesante (como siempre, pero amplificado por la cantidad de horas libres), tus amigos están hartos de que les llames hasta para ir al baño, y te has leído todos los libros que atesoras en tu hogar (incluso los que no se lee nadie, como los manuales de instrucciones, las páginas amarillas o el Quijote). ¿Qué demonios hacer? La respuesta está al alcance de tu mano: ¿Cuántas veces has leído un libro y has pensado “a esta historia le falta algo”, o “este personaje no termina de convencerme”, o el ya muy extremista “este libro no vale ni para calzar la mesa”? Si has pasado por eso, la solución es obvia: quieres crear tu propia historia.
    Sin embargo, hay cosas que no pueden hacerse así, a las bravas. Es más, escribir por escribir va a llevar a todo el que lo intente a una duda que da más quebraderos de cabeza que todas las preguntas sobre los misteriosos ingredientes del chóped. ¿Qué coño escribo? ¡Exacto, avispado aspirante a escritor! Necesitas una idea que te motive.
    A partir de aquí, ya puedes empezar. Para llegar a este punto no hace falta talento, ni conocimientos académicos, ni siquiera hace falta que sepas escribir poco más que mensajitos del móvil o las conversaciones del chat del Tuenti o el Facebook. Solo necesitas una historia interesante.
    ¡Pero precaución, amigo conductor, la senda es peligrosa! He aquí el briconsejo: si lo que quieres es que una editorial se moleste en publicar tu novela, vas a tener que currarte un texto limpio. Aunque eso es algo de lo que ya hablaré más adelante, vas a tener que irte preparando para escribir “por qué” y no “xk”. Puede que lo que te voy a contar te eche un poco para atrás, pero debo hacerlo: hay mucha gente que se pasa años escribiendo un libro. Paciencia, todo llega a su debido tiempo.

    - Ya has decidido que te vas a poner a escribir un libro, ¿pero qué es lo que pretendes exactamente? La lotería solo le toca a gente como Roca o Carlos Fabra, y Dan Brown ya existe, no vas a poder remplazarle así como así. Además, si lo que quieres es escribir bien, Dan Brown no es el mejor ejemplo en el que fijarse. Si quieres ser autor para gozar de la glamurosa vida llena de lujos y fiestas de moral distendida típicas de la profesión, no solo te equivocas de objetivo, sino que lo más seguro es que fracases. El éxito no es una meta, sino una consecuencia que se da cuando has hecho las cosas bien, y a veces ni eso. Y otra cosa te digo, escribir requiere el esfuerzo de escribir, lo cual puede parecer una tontería muy evidente, pero no lo es. Dudo mucho que Tolkien escribiese “El Hobbit” en cinco minutos, mientras esperaba la vez en la carnicería. Es más, ni siquiera creo que el guionista de “Justin Bieber: Never say never” lo hiciera.

    - Una vez pensado el “qué”, toca el “cómo”. Y esto es parecido a los típicos cuestionarios del Cosmopolitan: estás en una casa en llamas, y solo puedes salvar un objeto.
    A: Una máquina de escribir.
    B: Un estuche con lapiceros, bolígrafos, gomas y sacapuntas.
    C: Un ordenador portátil.
    Si has elegido la “A”, eres una mujer glamurosa, pero no muy práctica. Tienes tendencia a revivir antiguos amores que sabes que no funcionarán. Esforzada y materialista, estás dispuesta a tolerar engorros, pérdidas de tiempo y despilfarros con tal de hacer feliz a un hombre rico y elegante.
    Si has elegido la “B”, eres una mujer de gustos sencillos, pero de mentalidad compleja. Disfrutas de las pequeñas cosas, como el olor a madera de lápiz o a folio nuevo, y eres una romántica. Para ti la belleza en un hombre es tan secundaria que ni le prestas atención a ese detalle. Seguramente acabarás con un hombre sin mucho dinero ni muy llamativo físicamente, pero de buen corazón. Necesitarás mucho trabajo para que las editoriales te inviten a sus fiestas.
    Si has elegido la “C”, eres una mujer cosmopolita e independiente. No te gusta complicarte la vida, y deseas tener siempre todas las opciones a mano. No tendrás problemas para conservar a tu hombre, pero ten cuidado, porque puedes convertirte en un putón.
    Hay más métodos (estilográficas decimonónicas, tu propia sangre… ¡infinidad de posibilidades!), y todos tienen tanto virtudes como dificultades. Por ejemplo: escribiendo a mano puedes acabar con la muñeca del grosor de tu rodilla, pero siempre vas a tener lo escrito al alcance de tu ídem, y tienes mucha más facilidad para esquematizar (el esquema, después del círculo, es la forma más perfecta del universo). Con la máquina de escribir será más fácil que a mano, y tienes parte de sus ventajas, pero tendrás que superar atascos, borrones de tinta y mil y un desastres más, y hay que tener en cuenta que si te equivocas con la máquina de escribir tienes que empezar la hoja desde el principio. Los contratiempos más graves que le veo al ordenador son los posibles riesgos para los ojos y diversos problemas eléctricos que conlleven un aluvión de improperios y menciones varias a la familia de Bill Gates/Steve Jobs.
    Como opinión personal, diría que lo más práctico es usar el ordenador, pero allá cada cual. Es más, incluso se pueden combinar herramientas (si Bruce Lee lo hacía con las artes marciales, ¿por qué tú no?). En fin, tú decides.

    - Ya tienes las ganas de escribir, ya tienes el artilugio que utilizarás para tal fin, pero no puedes empezar, ¿por qué? Elemental, querido Watson: todavía no has decidido de qué va a ir tu libro. ¿Novela? ¿Relatos cortos? ¿Poemas? ¿Compilación de palíndromos sobre el peinado de Anasagasti? Llega el momento de buscar la inspiración. Aquí también hay multiple choices. Puedes coger una historia que ya existe y perfeccionarla, o darle otro punto de vista, o plagiarla directamente. Puedes empezar a describir una imagen mental (o una imagen que hayas visto en cualquier parte) y partir desde ahí. Puedes escribir una biografía, o un ensayo, o cualquier cosa. Si se puede contar con palabras, tú puedes escribirlo. ¡Ánimo!

    - Ahora ya lo tienes todo. Sin embargo, hagamos un flashback y remontémonos al principio: ¿lo tienes? ¡Exacto! ¡Muy suspicaz! Hemos pensado en todo esto partiendo de la premisa de que tenemos tiempo libre para llevarlo a cabo. ¿Pero qué pasaría si no lo tuviésemos? Aquí entra en juego la disciplina. No es necesario ser el sargento Hartman para conseguirlo, pero no hay que olvidar lo que ya he dicho antes: hay que ser paciente. Escribir un libro requiere trabajo diario, aunque solo sea para escribir un par de párrafos. Hay pocas personas a las que el libro se les escribe solo, y, a no ser que te llames Jack London o, en menor (o mayor, según se mire) medida, Ana Rosa Quintana, no creo que lo seas nunca.
    Supongo que pensarás que, si no tienes tiempo, es imposible que puedas hacer algo así, pero te diré algo: si tienes el pene pequeño, la solución es medírtelo desde los omoplatos. Ya sé que tienes ganas de ver Los Simpson, pero si ya has visto todos los capítulos treinta veces, no lo hagas y ponte a escribir. Come más rápido, duerme menos, no te toques tanto… el caso es que, si quieres escribir, tienes que hacerlo todos los días, aunque sea cinco minutos. Araña segundos de donde sea. Es la única forma de aprender y de mejorar. La paciencia y la constancia serán tu luz de guía en el camino a la autorrealización, o lo que es lo mismo, si quieres escribir un libro, no seas ni vago ni ansias.

    Ahora ya estás preparado para empezar, pero, como dicen en Alcohólicos Anónimos, reconocer que tienes un problema solo es el primer paso para solucionarlo. ¡Hasta otra!
  • TanitTanit Pedro Abad s.XII
    editado julio 2011
    Carai, no vas a continuarlo? :( estaba dispuesta a leerle el resto del toston que escribieras y todo, era bastante ameno.
  • DanteDante Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado julio 2011
    2 - Empieza la fiesta: ¿Cómo escribir?

    En la parte anterior viste cómo Fulanito de Tal, un hombre de a pie, dejaba germinar en sus intestinos las ganas de dar por finalizada la búsqueda de petróleo en las profundidades nasales y aprovechar su dilatada experiencia vital para escribir. También observaste los problemas a los que se él se enfrentó: inspiración, tiempo, ganas y medios.
    Ahora, por fin, Fulanito está sentado frente a su ordenador/folio/Olivetti, y se hace la misma pregunta que te haces tú: ¿Cómo coño voy a escribir yo una novela, si me canso haciendo la lista de la compra? Como ya te dije, esto es cuestión de disciplina y de ganas de esforzarse. Sin embargo, contando con que en España no andamos sobrados ni de una cosa ni de otra, hay que recurrir al tercer pilar básico en la carrera de un escritor: organización.
    No sirve de nada tener una gran imaginación si no se puede controlar. Los manicomios están llenos de tipos imaginativos, y tú no quieres eso, ¿verdad? Pues empieza a aprender a ordenar tus ideas. Como dije en el anterior post, el esquema es la forma más perfecta del universo.
    Pero aquí llega, imparable, otra pregunta, ¿cómo reducir un ejercicio de imaginación a un esquema? En fin, querido aspirante, lamento decepcionarte de nuevo, pero, al igual que la parte creativa, el trabajo de organización es inevitable. Pongo como ejemplo a John Ronald Reuel Tolkien, un hombre tan imaginativo como provisto de pericia para trasladar sus ideas al papel. Escribió infinidad de historias sobre la Tierra Media, proporcionando a su creación una profundidad palpitante. Y no, no lo hizo en una tarde tonta sentado en el váter.
    El problema, observo, es que no tienes ni idea de cómo se hace esto. Pero tranquilo, si estás aquí es para ser ayudado, así que vamos allá.

    ¿Cómo coño voy a escribir yo una novela, si me canso haciendo la lista de la compra? Tips varios:

    1- Necesitas lo principal, una inspiración. Puede ser una imagen, otro libro, una escena de una película o cualquier cosa. Mantén los ojos bien abiertos, joven aspirante, porque en cualquier parte puede estar la chispa que prenda la llama de tu mechero. Como, mismamente, en esta metáfora mierder.

    2- Lógicamente, tu libro no puede tratar sobre una imagen, o sobre una escena concreta (bueno, sí puede, pero sería un coñazo). Ahora necesitas una idea. Me explicaré mejor. Esto más bien se trata de poner a trabajar el coco.
    Te pondré un ejemplo: acabas de ver a dos patitos nadando juntos en un estanque, y quieres escribir sobre esa escena. Pues ahora necesitas pensar en un contexto. Intenta escribir una frase que englobe el argumento de la novela que quieres escribir. “Dos patitos enamorados huyen de un violento cisne negro que gobierna el estanque”.

    3- Ya tienes la idea a desarrollar y su contexto. Ahora tienes que moldear las características de la historia. Cómo es ese lago, donde está, por qué gobierna un cisne, si admiten perros… podrías escribir una historia tipo Pixar o un terrible drama alegórico. La tercera regla que todo escritor que se precie debe tener grabada en piedra es que cualquier historia puede contarse de cualquier forma. Puedes coger la historia de los patitos y escribir una historia fantástica, romántica, cómica, trágica, terrorífica… incluso puedes convertir a los patos en humanos. Dos personas se enamoran y huyen de un terrible dictador.

    4- Ya has decidido, por ejemplo, que vas a escribir un terrible y bucólico drama romántico cuyos protagonistas son dos pequeños patos. ¿Pero cómo son esos patos? ¿Tienen nombre? ¿Cuál es su personalidad? ¿Y el cisne? Tienes que escribir sobre todos los personajes principales de tu historia, poniendo tantos detalles como sepas de ellos. Esto te servirá para dos cosas: la primera, empatizar más con tus personajes al conocerles mejor, y tener más nociones sobre cómo reaccionarán en cada momento; la segunda, tener algo a lo que ceñirte cuando te hagas alguna pregunta como “¿qué haría mi patito llegado el caso?”.

    5- Ahora hay que ponerse con la historia. ¡Pero echa el freno, compi! No se trata de ponerse a escribir. Imagina que la historia es un súper robot asesino de última generación… no, mejor, imagina que tu novela es un edificio. Lo que has hecho hasta ahora es, paso por paso, imaginarte el edificio (inspiración), hacer un primer boceto (contexto) y trazar un plano en detalle (ambientación y personajes). Ahora toca cimentar y empezar a construir la estructura, el esqueleto del edificio (y de la historia, que a veces con tanta analogía es fácil perderse). Tienes que escribir, sin florituras, la historia, de principio a fin. Aquí es donde hay que echar uno de los derroches de imaginación más grandes. Improvisa, imagina, empatiza y sintetiza. “Clyde y Angela son dos patos, huyen por un estanque. Poco después, aparecen las ocas imperiales, al servicio del Cisne Negro, y siguen su rastro. Clyde y Angela se esconden bajo un molino de agua…”. Aquí da igual la técnica que quieras utilizar. Puedes empezar por el final (a algunos les gusta, pero no lo recomiendo), puedes ir haciendo fragmentos y unirlos luego como un puzle… pero ten algo en cuenta: este paso no termina hasta que hayas escrito todo el argumento. Volviendo al anterior símil, imagínate que unos albañiles empezasen a hacer tabiques antes de haber encofrado. Sería una catástrofe, y si es necesario, estoy dispuesto a denunciarte a urbanismo.

    6- “El sol golpeaba sus nucas sin tregua, mientras toneladas de agua se deslizaban bajo sus patas. A pesar del sofocante calor, ni Clyde ni Angela pensaron una sola vez en rendirse.
    Si el paso anterior conllevaba uno de los más importantes trabajos creativos de la novela, éste no solo implica otro semejante, sino que además es mucho más divertido. Ha llegado la hora de escribir. Aquí solo importan cinco cosas: cíñete al argumento, porque si no lo haces, el edificio se cae; no te cortes con la creatividad, porque es en este paso donde a la historia se le inyecta la “magia”; no pares, es decir, puedes comer, dormir y eso, pero escribe a un ritmo constante hasta llegar al final; no mires atrás (muy importante), este no es el momento de hacerlo; y el más importante, disfruta con cada palabra.
    Otra cosa que debes tener muy en cuenta: no te dejes deslumbrar por el tamaño. El tamaño (y esta vez va en serio) no importa. Te he dicho ya un montón de veces que tienes que tener paciencia, ¡cojones! ¿Es que no sabes leer o qué?... (varios minutos después)… Perdón, no sé que me ha pasado. Me he dejado llevar. ¿Por dónde iba? ¡Ah, sí! Una novela, para ser considerada novela, debe tener un mínimo de 50.000 palabras. Este baremo te servirá también para olvidarte de contar en páginas. Tú eres el aspirante, así que haz lo que quieras, pero debo decirte que escribir una novela mastodóntica solo sirve para marcar paquete. Una buena novela no se mide por el número de páginas, sino por la calidad de su contenido. Por eso dejé a Heidi Klum, porque era muy guapa y todo eso, pero no me hacía ni una puta ecuación bien.
    Además, así como en albañilería hay fases de la obra en la que solo los albañiles son capaces de ver los progresos, habrá muchos momentos en los que te preguntes si estás avanzando o no. La respuesta siempre es sí. Tienes que sentirte orgulloso de tus progresos más pequeños, porque todos conducen a algo. Y aunque al escribir un capítulo solo puedas ver esa parte, llegará un momento en el que termines la novela y la visualices como un todo. Y, como dicen en la película “Flipped”, ahí sabrás si ese “todo” es más o menos que la suma de las partes que lo componen.

    7- Volviendo a la comparación con el edificio, imagina que ya has levantado toda la estructura. ¿Ahora que falta? Pues una manita de pintura, una red eléctrica, unas cristaleras… ¡exacto, perspicaz aspirante! ¡Ahora toka corregir!... Perdón, ¡ahora toca corregir!
    Este paso debe repetirse unas cuantas veces, porque hay que quitar faltas de ortografía y fallos de contexto, gramática o raccord. Aquí tienes la ocasión de releer cosas que en su momento te parecieron perfectamente escritas, pero pasado el tiempo han acabado por parecerte una soberana mie… bueno, ya sabes. E incluso tienes la opción de añadir o quitar algún capítulo si es necesario.
    Prolongando el símil urbanístico hasta límites insospechados, de tu labor aquí depende que el edificio quede como el Guggenheim o como una vivienda de protección oficial.
    No deseo engañarte, así que te diré que puede que la corrección acabe siendo la fase más larga y dura.

    8- Minucias. Título, cubierta, sinopsis, reseña del autor... el caso es que ya tienes tu novela, y ahora te toca decidir qué hacer con ella. Escribir un libro es como tener un hijo. Lo creas de la nada, inviertes un montón de horas y esfuerzo en criarlo, empeñas en él cada minuto de tu tiempo libre, lo mimas, lo quieres, y cuando ha pasado un tiempo, descubres que lo has convertido en una parte de ti. Cuando el libro ya no te necesita para seguir creciendo, es hora de dejar que siga su camino, y ver con orgullo cómo una parte tan importante de tu vida se desenvuelve en el mundo.

    Conclusiones:
    - Paciencia. Por mucha prisa que te des, al final siempre te va a tocar regresar atrás para corregir lo que, por culpa de las prisas, hagas mal.
    - El tamaño, al parecer, no importa.
    - Si no me haces caso y te empeñas en escribir mil páginas, que sepas que da igual, te va a tocar volver a la primera y corregir. ¿Ya no mola tanto la idea, no?
    - Una ventaja añadida del ordenador es que no implica gasto en papel a no ser que se imprima lo escrito.
    - Otra ventaja añadida del ordenador es que, si te cansas, puedes visitar páginas guarras.

    ¡Hasta luego, corazones!
  • SoleSole Pedro Abad s.XII
    editado julio 2011
    Amé esta guía.
    La verdad es que después de leerla dan ganas de escribir, el único problema es que son las 2 de la mañana y ya se me cierran los ojitos... Espero que mañana las ganas estén donde mismo.

    Me pareció que el mejor consejo de todos fue: NO MIRES ATRÁS.
    Debería tatuármelo en la frente (o por lo menos arriba del ombligo). Para mí ese es el gran problema. A penas leo lo que escribí, mi cuaderno se transforma en ese gran robot asesino que me mira y me tira un rayo láser, después se come el cuaderno y escupe las sobras. Eso es lo peor que te puede suceder. Las sobras.

    Voy a poner en práctica esta cosa y volveré a contarte cómo me fue (seguramente te estés preguntando ¿Y a mí qué me importa cómo le va a esta tipa?... No importa. Igual volveré)

    I'LL BE BACK
  • DanteDante Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado agosto 2011
    3- Llega la hora de empezar… toca elegir género.

    En post anteriores hemos hablado de los requisitos básicos para empezar a escribir y los pasos que conviene dar para conseguir lo que todo autor ansía cuando empieza a escribir: terminar de una vez.

    No obstante, hay un montón de detallitos que van surgiendo a lo largo del proceso, y en los que, llegado el momento, hay que poner mucha atención, porque, como dijo el sabio pero nunca bien ponderado Hank Scorpio, “los pequeños detalles son los que hacen la vida”.

    Hoy, por ejemplo, toca encarar uno de ellos: querido aspirante, ¿qué coño quieres escribir?

    En el vasto mundo de la literatura (y digo vasto por su extensión y no por el comportamiento de algunas de sus estrellas, lo cual sería con “b”) existen más matices que historias, y la forma que tienen en las librerías de ordenar esos matices y ofrecerlos de una forma atractiva al consumidor es dividirlos en autores, estilos, factores comerciales y lo que hoy nos ocupa: géneros literarios.

    Solamente hay tres géneros literarios según el baremo clásico: lírico, épico (posteriormente designado narrativo) y dramático. Se añadió a posteriori un genero más: el didáctico. El género lírico corresponde con la poesía, el dramático se acerca más a la escritura de teatro, el didáctico corresponde con un carácter aleccionador, y el épico o narrativo con el arte de contar directamente una historia.

    Sin embargo, a medida que el número de obras crecía, los libreros empezaron a ver que no daban abasto, y que hacían falta más formas de clasificar para no volverse locos: entonces aparecieron los subgéneros, como la novela, el ensayo, la canción… Pasados unos años, estos subgéneros ya no bastaban, y hacían falta sub subgéneros, y así sucesivamente en un delicioso bucle explota cabezas.

    Es de imaginar, estimado aspirante, que ya te has fijado en que estos “briconsejos” van más encaminados hacia la ayuda para escribir una novela que para cualquier otro tipo de composición literaria. No te pongas nervioso, porque esa es tu elección, y para eso no hay ayuda que valga. Nadie te puede obligarte a escribir poesía si no quieres. Pero debes tener algo en cuenta (sí, algo más): el texto que escribas, sea del género que sea, debe tener contenido. Puede que no quieras etiquetas, y prefieras experimentar con diversos estilos, o que seas más purista y decidas aferrarte a uno concreto, pero todo lo que se escribe acaba etiquetado a una corriente de expresión, igual que todas las canciones tienen su género, y todos los cuadros su periodo artístico. No debes preocuparte por eso, porque en realidad no importa, solo es una forma de nombrar algo. No es malo llamar “edificio” a una de las creaciones de Frank Gehry, lo malo es no apreciarlo. Lo que importa es que escribas lo que realmente quieres escribir.

    Volviendo al tema de los géneros, da igual que hayas elegido escribir una obra de teatro (lo cual es absurdo, porque no tienes amigos que la representen), o un poema para elogiar la belleza de tu novia (lo cual también es absurdo, porque no tienes), o una gigantesca saga de novelas que te convierta en el nuevo Tolkien (aspiración más realista, pero solo desde un punto de vista social). Siempre va a llegar el momento de hacerse la pregunta que nos hacemos todos los escritores novatos (supongo que los experimentados también se la harán, pero no he hablado con muchos): ¿qué género es el adecuado?

    Como modesto gesto de ayuda, intentaré hacer un repaso por algunos de los diferentes géneros que pueblan este prado de penas llamado Tierra, añadiendo una somera descripción, una lista de pros, otra de no-tan-pros y otra de tópicos habituales:

    - Ciencia ficción: ¿Eres de esos que se ponen a cien con los relatos de robots asesinos, naves espaciales y las razas alienígenas? ¿O, por el contrario, eres un loco de las tecnocracias informatizadas, donde en cualquier sucio callejón pueden sustituirte los ojos por implantes biomecánicos a cambio de un pack de cervezas del Mercadona? Si es así, éste es tu género. Sin embargo, es más que posible que hayas elegido el pico más escabroso de toda la cordillera.

    Pros: La espectacularidad que ofrece este género es capaz de hacerle sombra a la propia fantasía, y, si eres hábil haciendo descripciones, podrás hacer que el lector lo pase realmente bien. Puedes también reflejar en tu historia los problemas que más te preocupan de la realidad en la que vives, o puedes diseccionar tus miedos más oscuros sobre el futuro, o incluso puedes hablar de aspectos más cotidianos, como cuando el idiota de tu mayordomo te rompe uno de tus rascadores de marfil.

    No-tan-pros: La regla de oro de la ciencia ficción consiste en plantear situaciones hipotéticas a partir de hechos que, aunque no sean factibles en el momento en el que se escriben, tengan una base científica sobre la que apoyarse, es decir, que vas a tener que currar de lo lindo. Hay ocasiones en las que se requiere cierto conocimiento técnico para escribir sobre algo, o, aunque nada más sea, cierto conocimiento a secas. Esta ligera pega hará que tu trabajo de documentación sea una lata tan espectacular como las escenas que planeas describir. Isaac Asimov, por ejemplo, ganó prestigio como divulgador científico gracias, en una medida razonable, a su carrera como escritor de ciencia ficción. Tampoco hace falta que te conviertas en el nuevo Stephen Hawking, pero si quieres realizar un trabajo sólido, tendrás que sudar un poco. ¡Animo, que no es nada!


    Tópicos recurrentes:
    Viajas por el tiempo, o bien al futuro, donde no te enteras de nada, o bien al pasado, donde haces algo que cambia el curso de los acontecimientos.
    Un robot asesino intenta matarte.
    Un alienígena asesino intenta matarte.
    Un ejército súper desarrollado intenta matarte.
    Una nave espacial pierde el contacto con tu planeta y te condena a vagar por el espacio hasta encontrar una solución.
    Tu nave espacial intenta matarte.
    Te compras una tostadora en el Urende y, cuando metes el pan, intenta matarte.

    - Drama: Alguien dijo una vez algo así como “hacer drama es lo fácil. Lo difícil es hacer comedia”. Aunque el tío se quedó tan ancho, esto es algo que tampoco hay que tomarse al pie de la letra, porque si pretendes dramatizar sobre lo sucedido con tu mayordomo y el rascador de marfil, el resultado a lo mejor te deja un poco frío. Sí, hacer drama es más fácil que hacer comedia, pero eso no quiere decir que hacer drama sea fácil. Por ejemplo, puedes perder toda la credibilidad intentando hacer un dramón, o puedes quedarte tan corto que la gente no llegue a emocionarse, o puedes recargarlo tanto que no quede creíble. Es más fácil hacer un buen drama que una buena comedia (es más, el drama puede ser el género más sencillo de todo el espectro), pero eso no quiere decir que hacer un buen drama sea coser y cantar. Esto es como lo de los silogismos: pueden ser muy graciosos, pero no todos son ciertos (Por ejemplo: “Stevie Wonder es ciego. El amor es ciego. Entonces, Stevie Wonder es amor y, como Dios es amor, Stevie Wonder es Dios.” Esto puede ser gracioso, pero no es cierto. Stevie Wonder no puede ser Dios, ya que él es negro y Él es un wasp de manual). Hacer un buen drama requiere mucho tacto.

    Pros: Todo tiene su lado negativo, así que puedes escribir historias dramáticas, utilizando las palabras de mi sabia abuela, como para una boda. El drama es un género en el que se pueden hacer cosas realmente hermosas.

    No-tan-pros: Como he dicho antes, hace falta cierto ojo para escribir un drama, porque una situación puede quedar demasiado recargada si te pasas de la raya (lo que se conoce como el efecto Maradona), o demasiado fría si no llegas (lo que se conoce como efecto Kaká). También vas a necesitar cierto preciosismo formal, cierto conocimiento de recursos literarios, y, en definitiva, cierta habilidad retórica. Escribir una novela dramática con el léxico de Belén Esteban a lo mejor puede ser toda una innovación, pero yo no querría tener nada que ver con esa historia. Ojo, que tampoco hay que pasarse, para empezar porque algo demasiado bien escrito puede llegar a quedar como el culo, y para terminar porque tener habilidad retórica no significa ser Cervantes. Todo depende de cómo se ambiente la novela (pongo como ejemplo “Manteca colorá”, donde Montero Glez utiliza todo un arsenal de lenguaje entre marginal y cañí). Otro no-tan-pro es que de una sutil carga dramática a un dramón de telenovela hay solo un paso. Está bien que quieras hablar de la prostitución, del racismo, de la discapacidad… pero si lo juntas todo y escribes sobre una prostituta negra, coja, retrasada mental, con tres hijos, obesa, ciega, inmigrante ilegal, fugitiva de un régimen sangriento, perseguida por la mafia y secuestrada por un sádico que la tortura todas las noches, lo más probable es que no haya quien se lo crea (pero si haces la película recibirás una rica subvención). En ocasiones el drama se puede convertir en comedia involuntaria, lo cual puede ser bastante desagradable para el escritor. En definitiva, no intentes escribir “Oscar Gold”.

    Tópicos recurrentes:
    Tus padres mueren.
    Tu mejor amigo muere tras una larga y agónica enfermedad.
    Te expropian.
    Sufres las secuelas de una violación.
    Tu pareja te pone los cuernos y/o te maltrata.
    Tu hijo/a se está muriendo.
    Tu jefe te acosa sexualmente.
    Todo lo anterior junto.
    Todo acaba bien.
  • DanteDante Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado agosto 2011
    - Comedia: Podría parecer lo opuesto al drama, pero no lo es. Escribir comedia es, simplemente, distinto. Sea algo inteligente o una comedia directa y brutal, la dificultad de escribir algo de este género (y hacerlo bien) es enorme.

    Pros: Cualquier cosa tiene una faceta cómica. En “Los dioses deben estar locos” se hace una comedia en la cual el telón de fondo es la situación en África. En “Cuarta planta” se hace una comedia sobre el cáncer infantil. No hay limitaciones: si lo haces bien, puedes hacer un texto hilarante con cualquier trama. Además, existe una forma de hacer comedia que comparte ciertas similitudes con el drama: planteas una situación, introduces a los personajes, y sigues un planteamiento con una regla: todo lo que pueda salir mal, saldrá mal, aunque no lo suficiente como para no poder empeorar aún más. En “Mulholland Drive”, un director de cine pierde apoyo por parte de la productora para hacer una película, llega a casa y se encuentra a su mujer cepillándose a un musculitos, el cual le pega una paliza y le echa de la casa, luego se va a un motel y la recepcionista le dice que no tiene dinero para pagar. Llama por teléfono al banco y le dicen que está arruinado…


    No-tan-pros: Lo acabo de decir: una comedia solo es comedia SI LO HACES BIEN. Escribir cualquier otro género no implica calidad. Puedes escribir un penoso cuento gótico y que este, a pesar de ser penoso, siga siendo un cuento gótico. Sin embargo, si no escribes bien una comedia, ya no es comedia. Puede que el drama tenga cierta similitud en este aspecto, pero no de una forma tan radical como este género. Una vez, alguien me dijo que es más fácil escribir comedia que drama porque es más frecuente que algo haga reír a que algo haga llorar. Esta persona, claro está, pasaba por alto dos cosas: la primera, que reír es una acción que el cuerpo humano está más predispuesta a hacer, mientras que llorar implica algo más de energía, y eso sin tener en cuenta que, en cierto modo, el llanto sigue siendo un tabú, una especie de muestra de debilidad (todo el mundo ha intentado alguna vez contener las lágrimas, pero nadie intenta nunca contener la risa a no ser que haya motivos de peso para ello); la segunda, que llorar solo es una reacción física, que no solo tiene que ver con la tristeza. Sí, no son muchas las historias que conmueven hasta la lágrima, pero son aún menos las que animan hasta la lágrima. No es lo mismo echarse unas risas con “American Pie” que presenciar una historia tan positiva que pueda llegar a arreglarte el día, e incluso cambiar tu forma de pensar. En todo caso, ambos géneros implican algo más que reír o llorar, y es más fácil provocar emociones negativas que positivas (no me preguntes por qué, joven aspirante, porque no lo sé). Siguiendo con los no-tan-pros, hace falta mucha sutileza para poder tocar las fibras sensibles adecuadas para alegrar a alguien, o para colocar un chiste en el lugar adecuado, ya sea un chiste burro a lo Kevin Smith o un chiste elegante en plan New Yorker. ¿No te has encontrado nunca con el típico gracioso que no para de soltar chistes y, aunque al principio divierte, acaba hartando? Pues aquí lo mismo. Y este es el gran problema del humor: todos los cómicos que se precien tienen un algo que les hace especiales. Álvaro Carmona tiene cierto encanto minimalista, Buenafuente tiene clase, Chris Rock tiene un carisma que reside en su velocidad verbal y su rapidez mental… pero si tú, querido aspirante, eres de los que causan pánico entre sus familiares cada vez que se levantan de la mesa para contar un chiste, no puedo ayudarte. La gracia natural no se aprende, sino que se tiene o no se tiene, y si se tiene, crece con uno mismo, a medida que se pone en práctica. Así como un drama se puede convertir en comedia involuntaria, una comedia se puede convertir en el dominical del ABC.

    Tópicos recurrentes:
    Típico escarceo sexual (esto es una verdad universal: el sexo es gracioso. La gente suele reírse de lo que no conoce).
    Equívoco sentimental con erótico resultado.
    La cadena de fracasos te lleva finalmente a tocar fondo y replantearte tu vida en lo que me gusta llamar “pico dramático”.
    Escena de colegas con laxas evidencias homosexuales.
    Situación tensa debida a un encuentro sexual.
    Pico dramático provocado por el susodicho escarceo sexual.
    Situación tensa con erótico resultado.
    Encuentro sexual escandaloso en lugar público.
    Tus padres conocen a tu novia (o lo contrario), y, sin que nadie sepa jamás cómo coño te lo montas, el perjudicado siempre acabas siendo tú.
    Tu mejor amigo y tu pareja se conocen, con erótico resultado.

    - Novela histórica: Aquí puedes escribir un ensayo, un “biopic” riguroso, una ucronía (trama en la que un hecho histórico sucede de forma distinta a como lo hizo en la realidad y cambia el curso de los acontecimientos. Esto se acerca más a la fantasía, pero tiene un gran poso de novela histórica), una intriga histórica a lo Ken Follet o un thriller con oscuros secretos de guerras pasadas. Tú mismo…

    Pros: Toda la información que necesites está ahí, dispuesta para que la uses, como la amiga borracha que queda a merced del amigo aprovechado, provocando entrañables pseudo violaciones cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos. Puedes meter morcillas en plan “Forrest Gump”, o su versión seria y literaria, “Los pilares de la tierra”.


    No-tan-pros: Si bien la ciencia ficción puede ser el género en el que más difícil es construir una historia, la novela histórica no le anda demasiado lejos. Con el primer género, la preparación para la novela es insufrible; pero la cantidad de información que tendrás que recopilar para escribir tu novela histórica va a ser abrumadora, y te va a provocar un tedio similar al de sentarse a ver crecer el césped. Además, debes tener mucho cuidado con la forma en la que intervienen tus personajes en el desarrollo de la historia, porque puedes verte obligado a hacer y deshacer una y otra vez. Si estás dispuesto a soportar el engorro, este es tu género.

    Tópicos recurrentes:
    Provocas el desarrollo de los acontecimientos históricos, y/o intervienes en su desarrollo o conclusión, lo que se conoce como efecto Antonio Alcántara, también llamado “pasaba por Claudio Coello cuando hubo una explosión y…”.
    Eres el protagonista, un personaje histórico, y todo lo que dices suena a cita de Wikiquotes, hasta cuando pides que te traigan un orinal (¿por qué será?).

    - Thriller: Adrenalina a raudales, aventuras exóticas, conspiraciones, entes sobrenaturales, espías, apariciones, payasos asesinos, puertas al infierno… todo eso, y mucho más, lo encontrarás en éste género. Abróchate el cinturón porque la espiral de emociones no tiene límites.

    Pros: Emoción, rapidez, intrigas varias y carta blanca para hacer una línea argumental tan retorcida como te salga de las narices. Hay thrillers sobrenaturales, thrillers de ciencia ficción, o thrillers políticos (espionaje), así que tienes libertad para un buen rato.

    No-tan-pros: Deberás tener cuidado con tu thriller, porque si caes en tópicos, puedes acabar escribiendo algo similar a las novelas de Dan Brown (y eso en el mejor de los casos). Nunca vas a saber cuando estás siendo demasiado rebuscado. Hitchcock era el maestro del suspense, pero a M. Night Shyamalan ya poca gente le toma enserio.

    Tópicos recurrentes:
    La presencia maligna y sobrenatural va matando uno a uno a tus amigos, y encontráis la forma de solucionarlo justo cuando quedáis tú y la rubia más deseable y a la vez tonta del mundo.
    Tú y tu grupo de amigos os vais a pasar unas vacaciones a una mansión abandonada en un lugar lúgubre, lo cual, no es por meter cizaña, es ir provocando.
    Te tienden una trampa y te convierten en el enemigo público número uno.
    Tus capítulos duran, el que más, cuatro páginas, y acaban justo cuando está pasando algo. “Abrió la puerta del cuarto de baño y… (fin del capítulo, comienzo del siguiente)… se había acabado el papel higiénico.”
    Todo sucede en un lugar exótico, pero a la vez fácil de documentar, como París, el Vaticano o Cuenca (y la ciudad encantada oye).
    De repente, y sin venir a cuento, surge una escena de acción similar a las peleas de Peter Griffin contra el pollo en “Padre de Familia”.
    Solo hay una persona en la que puedas confiar, pero eres tan estúpido que te has ido a vivir a miles de kilómetros de dicha persona, y tienes por delante un viaje largo y plagado de peligros.
    Esa persona que era la única en la que podías confiar te acaba de vender por cuatro duros.
    Alguien muere y deja un mensaje críptico antes de morir, en vez de dejar algo claro.
    Terminas de escribir el libro y te das cuenta de que has metido más cliffhangers, vueltas de tuerca, flashbacks y flashforwards que argumento en sí mismo.
  • DanteDante Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado agosto 2011
    - Intriga: Esto puede parecer lo mismo que lo anterior, pero no lo es. Aquí entran en juego, por ejemplo, novelas policiacas, judiciales o económicas. Con un thriller, hay una intención de mantener una alerta, e incluso cierto miedo, pero con la intriga no es así. La intriga es como un puzle, solo buscas mantener la mente del lector activa, y hacer que preste atención y se concentre, como Dios cuando creó a Natalie Portman.

    Pros: Si te lo montas bien puedes hacer un texto muy interesante. La intriga está llena de femmes fatales, glamour y otras palabras francesas que dan caché. Puedes explorar tu vena criminal, e incluso planteártelo como un reto: crear un personaje que cometa el delito mejor elaborado que se te ocurra, y mirar a ver si te pillan (o, en este caso, te pillas). El mundo criminal tiene también mucha clase.

    No-tan-pros: Al igual que antes, los tópicos. Es el mayor riesgo que se puede cometer al escribir una novela de este tipo. Para escribir tanto intriga como thrillers, necesitas algo muy importante: nervio. Si la historia tiene nervio, leerla supondrá una inyección de adrenalina, pero si te quedas corto, puedes plasmar sobre el papel un rollo patatero. De todas formas, es probable que este género sea el que más cantidad de tópicos tiene, aunque comparta algunos con el thriller.

    Tópicos recurrentes:
    Síndrome de Angela Lansbury (vayas donde vayas, aunque sea a comprar tabaco, alguien muere).
    El culpable siempre es quien menos se espera
    Eres un detective analítico, que se fija en detalles en los que no ha caído ni la policía científica. Es como si fuese llegar tú y tropezarte con todas las pistas.
    Hay un asesinato, y el móvil es tan inverosímil que ni siquiera se sostiene.
    Tienes un amigo que, por lo general, es imbécil, pero descubre la verdad y lo liquidan, no sin que antes deje una pista críptica (ver tópicos recurrentes del thriller).
    Hay tanta corrupción que el culpable ha comprado al jurado, al juez, y hasta ha alquilado la sala de juicios para la comunión de su hija.
    Eres el abogado defensor, y las pruebas que presentas no se sostienen, pero al final aparece algo esclarecedor que hace al juez olvidar que el resto de tu defensa ha sido una mierda.
    El arma homicida ha desaparecido, o tiene tus huellas: te han tendido una trampa (ver tópicos recurrentes del thriller).
    El arma homicida es rarísima: una botella rota, una maceta…
    Eres un detective amargado, y bebes whisky como si no hubiera mañana. En realidad, bebes tanto whisky que a los lectores les sorprende que seas capaz de llegar a las conclusiones suficientes como para resolver el caso.
    Reúnes a todos los sospechosos en una habitación en plan Hércules Poirot.
    En la susodicha reunión, desenmascaras al culpable, y, en lugar de huir y tomar a los demás como rehenes, espera pacientemente a que cuentes tu plan y llegue la policía a detenerle.

    - Fantasía Épica: Dragones, mazmorras, castillos, princesas, tesoros… ¿qué más se puede pedir? Bellas historias de apuestos caballeros que combaten el mal y conquistan a una atractiva y virginal princesa. La fantasía épica es la materialización de un cuento de hadas en versión megalómana.

    Pros: ¿Cuántas oportunidades puede tener una persona de configurar un mundo a su medida? No hace falta que te cortes, puedes poner magia, criaturas inventadas, bosques infinitos, construcciones imposibles, armaduras doradas y más cosas. Es la oportunidad perfecta de crear una aventura sin igual.

    No-tan-pros: Si hay una palabra que defina este género, esa es engorro. No solo porque tampoco se queda corto en lo que a tópicos se refiere. Sino por, solo por decir algo, el riesgo de crear personajes tan maravillosos que se vuelvan planos es mayor que en otros géneros, o el de crear un personaje que proyecte tus expectativas sobre la vida que te habría gustado. Aquí no hace falta que tenga base real nada de lo que crees, pero aun así, es un trabajo que, si bien puede ser emocionante, acaba siendo tedioso. Poner nombres a las cosas, inventarte el escenario… es tan difícil crear algo así de la nada, que la gran mayoría de los escritores de este género acaban por tomar como base obras ya existentes, así que el riesgo de monotonía también es grande. Otro problema surge cuando te montas un lío de nombres y no sabes quién es quién, debido a tu poca concentración, como Dios cuando creó a Rossie O’Donnell.

    Tópicos recurrentes:
    Hay un objeto mágico vital para el desenlace, y hay que ir a arrebatárselo de las garras a un dragón que no es precisamente pequeño.
    Hay más vida social en el bosque que en la Pacha Ibiza.
    Cualquier acontecimiento desemboca en una batalla encarnizada con miles de muertes, pero eso no impide que al final todo el mundo sea feliz, y el déficit en todos los niveles que suele haber en una posguerra no impide que se haga un banquete, una ceremonia de coronación y cientos de cosas más. Es más, nadie sabe quién coño lo ha limpiado todo, pero el caso es que lo ha hecho.
    Los aldeanos se mueren con solo mirarlos.
    Solo hay caballos para los malos.
    Vives como el hijo de un pordiosero, pero en realidad eres el hijo del rey, o del hechicero más poderoso del reino, o algo así.
    Te quedas con la chica, sea quien sea.
    Ambientación medieval everywhere.

    Y hay muchos estilos más: los cuentos góticos, las novelas bélicas, las historias de mafia, los derivados de la saga “Teo fue a…”, etc. El caso es que todos los géneros necesitan su propio tratamiento, y tienen sus propios riesgos. Sin embargo, no hace falta ceñirse a uno solo. Como dije tiempo atrás: cualquier historia puede contarse de cualquier forma.

    Esto ha sido todo por hoy. Para la próxima más, pero no mejor, porque no doy para más. Siempre tuyo, un servidor.
  • ElTablitaElTablita Anónimo s.XI
    editado agosto 2011
    Estaba super metido en la lectura compa, muy buena guia para las personas que quieren empezar a escribir (incluyendome :$)

    Dejé de leer porque me sentí ultra identificado con esto
    Dante escribió : »
    Aquí tienes la ocasión de releer cosas que en su momento te parecieron perfectamente escritas, pero pasado el tiempo han acabado por parecerte una soberana mie

    Siempre que empiezo a escribir un libro, logro terminar cuatro o cinco paginas y al leer las primeras tres pienso: "Vaya mierda que escribí"... Y eso que, en el momento en que habia escrito aquellas paginas me habia parecido bastante bueno lo plasmado en el open office jojiajoajia.
  • kitarakatokitarakato Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado agosto 2011
    Tomo atenta nota de todas y cada una de las palabras.
    De verdad, es la guía mejor documentada que he leído.
    Estaré esperando las próximas entregas.
    Saludos.
  • vladimirleninvladimirlenin Fernando de Rojas s.XV
    editado septiembre 2011
    Muy buena guia.Me gusto la parte de Novela Historica "Todo parece frases de wiki.." Lo peor es que es verdad

    Gracias por poner la guia :)
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