¡Bienvenido/a!

Pareces nuevo por aquí. Si quieres participar, ¡pulsa uno de estos botones!

La Leyenda Titánica Marina (Rol)

1356713

Comentarios

  • Suara BaalSuara Baal Juan Boscán s.XVI
    editado marzo 2011
    Shizuko dejó a su gatito junto a sus cosas. Shiro maulló preocupado. Pero ella le miró unos segundos fijamente mientras se acercaba despacio a su adversario.
    Contempló al hombre que la ha desafiado sin ningún interés aparente.
    Su mirada era tan fría e inexpugnable como el hielo y las profundidades del mar. La amabilidad y dulzura que desprendía habían dejado de existir.

    Lentamente como si quisiera disfrutarlo sacó su daga. Una daga con empuñadura sencilla sin adornos, liviana, perfectamente equilibrada. La hoja fina, pero resistente. Después fijó en sus ojos hielo Morgan y susurró
    -Supongo que no debería utilizarla. –La deposita en el suelo cerca de él, como si al mismo tiempo lo reverenciara. Como un felino, sus pies se deslizaban por el suelo se colocaba en posición.
    Atenta, analizando cada una de las variantes, el terreno, posibilidades. Sacó lo que parecía una catana de la vaina. Silencio.
    -sode no shirayuki, remolino de nieve blanca.-era una catana blanca con un cascabel y una cinta puramente blanca. Ella vestía como una pirata pero aquel aire exótico oriental le daba un toque casi mágico y majestuoso.
    -Es un arma corriente.-Aseguró ella.
    Hizo un amago de saludo y después:
    -vos mismo, cuando deseéis. Los hombres primero.-Su sonrisa gatuna y su mirada salvaje la caracterizaron al instante.
  • Rosa NegraRosa Negra Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado marzo 2011
    La mujer dijo unas palabras que Francis no entendió. Tuvo que contener la risa para no parecer tan irrespetuoso, al fin y al cabo se trataba de una mujer y estaba rodeado de hombres fortachones, seguramente no saldría muy ileso en el caso de levantarse una trifulca.

    - Creo que el Sr. Aquí presente… – dijo Morgan señalando a Brennan – quiere evaluarnos en igualdad de condiciones… Y tu arma no parece tener ni el mismo filo ni peso que la que acaba de darnos.

    La katana de la joven casi le llegaba a su cintura, parecía algo pesada aunque la mujer la dominaba con facilidad.

    - Si no te importa… para demostrar tu osadía te invito a coger esta misma - terminó de decir mientras acercaba el arma de Julian a la joven.

    En breves comenzaría el duelo. Seguramente, para no perder tiempo, el Gobernador haría que otros participantes jugasen en simultáneo.
  • Suara BaalSuara Baal Juan Boscán s.XVI
    editado marzo 2011
    Sabía que se estaban riendo de ella, sabía que la consideraban menos por ser mujer, extranjera.
    Pero ella les había entendido. Sopeso sus opciones, como aquel hombre había dicho osadía, ella tenía mucho de eso. Asintio con la cabeza indicando que estaba de acuerdo. Perfectamente le habría respondido en su idioma.
    Tomo rápida su decisión, pero ella no reflejo emoción alguna. Era menuda, parecía frágil, ella lo sabía bien.
    ¿Pero eso que importaba? Dejo su preciada catana en el suelo junto a sus cosas.
    Con un gesto de reverencia cogió la espada de Julián. Igualdad de condiciones, pensó divertida.
    Shiro maulló, todos parecieron mirarlo. Ella entendía que su mascota resultara non grata o incluso una molestia. Le hizo un gesto con los labios para que se callara. Y al volverse. Hizo una reverencia indicando que estaba preparada.
    Hizo unas pruebas con el arma, apenas si notaba que la sostenía.
    No quería hacerse de rogar, así rápidamente ataco. Habían dicho que no se podía herir de muerte...pero podría darle una paliza. Con un movimiento casi invisible avanzo sin hacer ruido y lanzo una estocada directa al brazo donde el hombre sostenía la espada. Su intención era solamente desarmarle. En mitad del ataque sopeso y calculo el margen de error y como esquivarlo. No esperaba que reaccionara, pero más valía prevenir que curar.
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado marzo 2011
    Chiara estaba oculta en la bodega del barco de Francis. Quería permanecer escondida mientras veía como era el funcionamiento del barco y su tripulación.
    De momento no quiere provocar comentarios entre la gente, ni que se fueran a escaramuzar por ver a un fantasma. Así que permanecería encubierta hasta que pudiera volverse imperceptible y poder merodear por el barco sin ser vista. No entendía porque a ratos no podía volverse invisible, esto de que la pudieran ver no era bueno cuando querías pasar desapercibida.

    Cuando estaba llegando a la bodega de los vinos, observo una gran cantidad de toneles arrumados en orden, como si se tratara de un almacén bien abastecido de toda clase de los mejores licores. Es bien sabido que los néctares, entre más años, mas buenos son. Le pareció que podría ser un buen lugar para estar, mientras pensaba como controlar su nuevo “don” y cómo hacer para acercarse a su hermana.

    Sin embargo, de un momento a otro es sobresalta por la voz chillona de un loro, que a todo pulmón grita que no hay más ron. La fantasma se asusta y no sabe qué hacer, pues supone que con estos gritos, todos los marineros bajaran a ver qué pasa, pues seguro esa es la señal convenida, para dar a entender que hay alguien escondido allí.

    Rich, tomó un quinqué y se adentró en la oscuridad de la bodega, con un arma en la mano para hacer frente a cualquier intruso. Cuando entra mira para todos lados, con la luz en alto. El loro sigue destornillado gritando. El marinero lo conoce y sabe que estos gritos no son normales, pues se le nota el miedo en la voz. Por poco y se le ve las plumas de punta, temblando como si tuviera frio. No se explica que puede ser, pues es un loro muy valiente que los ha acompañado en muchas batallas y nunca ha salido corriendo. La situación lo pone un poco nervioso, pero sigue avanzando.

    Adentrándose mucho más en la bodega, de pronto en el último rincón, alcanza a ver algo blanquecino, que a la luz del quinqué se vuelve fantasmagórico e irreal. Siente que se le ponen los pelos de punta y está a punto de pegar un grito, cuando oye que esta luz blanca, le habla con una melodiosa voz:

    “Espera no grites por favor. No quiero causar pánico, me llamo Chiara, soy un fantasma inofensivo……”

    El marinero se quedó de una pieza, no podía creer lo que estaba viendo y la verdad es que había visto cosas raras en esta vida. Pero un fantasma, hasta el momento no se le había aparecido. Palideció y por un instante creyó que se iba a desmayar. Sin embargo tomo aire y se acerco un poco más para observar a la mujer. No pudo dejar de sorprenderse por su belleza y le pregunto:

    "¿Qué haces aquí?"

    El fantasma le sonrió y empezó a hablar:

    “No tengo a dónde ir y antes nadie me vía, pero no se qué ha pasado y ahora parece que no puedo pasar desapercibida. No sé cómo hacer para que no me vean, esto es nuevo para mí y no puedo manejarlo aún. Lo siento tanto”

    Rich empezó a calmarse a medida que la escuchaba y le pregunto:

    “¿moriste hace poco?”

    Chiara no pudo dejar de sonreír, tal vez eran los nervios, pero pudo responderle:

    “Ohhh no, de eso hace un par de años. Pero era un fantasma invisible y hace un par de días me volví visible para todos y en ocasiones logro ser intangible de nuevo, pero debe ser cuando no estoy asustada. No sé la verdad que me pasa”

    Rich no sabía qué hacer. Tener un fantasma en el barco podría ser una buena idea, pero no era su embarcación, tenía que hablar con Morgan cuando volviera. Pero no quería causar alboroto entre los marineros. Así que le anunció.

    “Lo mejor es que te alejes de este loro. Si no nos volverá locos a todos gritando que no hay ron. Intenta ir a la otra parte del almacén” – señaló detrás de él - “y permanece allí mientras hablo con el capitán.”

    Chiara no quería incomodar pero sabía que era una buena opción mientras controlaba cuando aparecer y cuando no. Así que acepto la propuesta pero antes de desmaterializarse le dijo:

    “Espero verte de nuevo..” y se esfumo

    A Rich le costó volver en sí y espero que la mujer se hubiese ido donde le había indicado. Sin embargo no se sentía capaz de ir a confirmar que estuviera allí. Así que salió de la bodega y con los marineros se tomo un largo trago de ron y decidió esperar a que llegará Morgan. Seguro él sabría qué hacer con ese fantasma.
  • Rosa NegraRosa Negra Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado marzo 2011
    Antes de atacar, la mujer se puso a probar el arma. El peso era completamente distinto al de la katana que traía. Mientras cambiaba una y otra vez de posición, Morgan se la quedó mirando algo embobado, la silueta de ella, le recordaba a unas figuras de guerra que estaban dibujadas en el borde de un mapa oriental que sustrajo en una trifulca.

    - Bonita… pero peligrosa – murmuró muy por lo bajo cuando por fin la mujer terminó con sus piruetas y avanzó sobre él.

    El primer movimiento de ataque fue veloz, y lo tomó sorpresivamente. La hoja llegó a tocarle el hombro provocándole una herida superficial.

    - Ten cuidado con lo que haces… o tendrás luego que asistirme… - le dijo.

    Era hora de que el pirata atacase, así que levantó la espada, la movió zigzagueantemente y avanzó hacia ella. La primera estocada fue detenida por el filo de la mujer, la segunda también, lo cuál demostraba la gran habilidad que tenía ella. Recién a la tercera logró rasgarle su ropa a la altura de la cintura.

    Supuso que Julian querría ver el estilo de combate de cada uno, puesto que el duelo no era a muerte. Así que se limitó a retroceder y esperar que ella atacase de nuevo.
  • Suara BaalSuara Baal Juan Boscán s.XVI
    editado marzo 2011
    -Bien, bien. Es bueno, sabe manejar la espada con brío. -pensó Shizuko. Permaneció quieta un momento a varios metros de él.

    Evaluando la situación. Observó la herida que le había provocado en el hombro. No había tenido la intención de hacerlo, pero estaba acostumbrada a la muerte, a defenderse y a utilizar su arte (el manejo de su arma) para o bien defender o bien atacar. Además aquella espada le era incomoda. Miro su atuendo rasgado, no era nada. Pero podría haberlo sido. Se maldijo inquieta. Nadie jamás la había tocado y vivido para contarlo. Pero cayó en la cuenta de que aquello era una prueba.
    Aquel hombre tenia algo especial, debía reconocerlo. No, se sacudió esos pensamientos como quien sacude un trapo por la ventana.

    Con aquella espada le era difícil maniobrar con comodidad. Por eso le había herido.
    -Es un corte feo, tendré que enmendar ese error. Tranquilo soy hábil con ese tipo de heridas. No te morirás.-Le dijo en el idioma que el podría entender, ¿A que venía ese gesto de amabilidad? Ella no era así.

    Cerró los ojos, y respiro hondo para el asombro de todos. Con los ojos cerrados comenzó a enseñar que era capaz de hacer. Mostró su técnica, con una serie de movimientos. Sin acercarse a Morgan.

    Luego los abrió, parecía haber dejado boquiabiertos a todos.
    -Te atacare, será un ataque potente. Si paras mi golpe y yo el tuyo, daré por terminada la pelea, pase lo que pase. –Se puso en posición de ataque y ataco, fue tan súbito que apenas pudo esquivarlo.

    Morgan contraataco con ferocidad y maestría y ella pudo esquivarlo con un giro brusco. Se alejo y asintió. Se inclinó y asintió dando por finalizada la lucha.
    -Buen combate.
  • AljanAljan San juan de la Cruz XVI
    editado marzo 2011
    El hombre curtido y la joven oriental se dispusieron a luchar. El gobernador pensó que se trataba de una lucha desigual ya que la joven no parecía en absoluto la persona capaz de derrotar a aquel lobo de mar. Los dos contendientes se situaron mientras los demás se apartaban. La joven sacó una katana blanca, un arma elegante y mortífera pero que iba contra las normas. Al mismo tiempo ordenó a otros dos que lucharan aparte para agilizar el proceso.

    -Quiero igualdad de condiciones.- Julián le ofreció una de las espadas comunes que traía y la joven la aceptó aunque era más pesada que su katana a la que, seguro, estaba acostumbrada. El gobernador retrocedió y comenzó la lucha. El lobo de mar parecía seguro y daba la impresión de menospreciar las habilidades de su competidora pero Julian veía en ella la agilidad y los reflejos de un gato, como la mascota que tenía. Él siempre había envidiado la forma de luchar elegante y ágil ya que la constitución del gobernador le impedía ser especialmente flexible y rápido, por lo que se había acostumbrado a luchar por técnica y fuerza, como parecía luchar el lobo de mar. El otro combate no parecía tener interes, ni tampoco sus contendientes de modo que Brennan se centró en la lucha entre la oriental y el marino.

    Comenzó la lucha y fue todo un espectáculo, digno de ver. La joven, efectivamente, golpeaba de manera rápida y letal, girando sobre sí misma ágilmente mientras que el marino bloqueaba con rapidez y contraatacaba con técnica y fuerza. Estaba claro que era una lucha equilibrada porque ambos contendientes lograron tocarse con las armas tras detener varias estocadas. El hombre sufrió una herida en el hombro y la chica recibió un corte en la cadera que le rasgó la tela de su ropa.

    Brennan evaluó la más que destacable habilidad de los contendientes. La mujer no estaba cómoda con la espada pesada pero aún así era letal. De repente, comenzó a hacer piruetas magistrales y estocadas aéreas sin intención de herir, sino de mostrar sus habilidades que es lo que quería el gobernador. Cuando la oriental paró, todos se quedaron sorprendidos, incluido Brennan, que no pudo entender las palabras que decía pero sí vio como ambos se lanzaron a dar un último golpe. Era un ataque duro por parte de los dos pero lograron pararlo. Se quedaron de nuevo alejados y la chica dio por concluido el combate...Brennan procedió.

    El gobernador, nada contento con aquella actitud desenfundó sus armas y colocó la punta del estoque que llevaba en la izquierda en el corazón de la mujer y el filo de la espada templaria en el cuello de lhombre.

    -Esta ha sido una maravillosa demsotración de lucha. Estoy sorprendido y os quiero transmitir mi sincera enhorabuena pero ¡soy YO el que dice cuando un combate acaba! ¿¡Entendido!?

    Apartó sus armas y las enfundó antes de levantar represalias. Sonrió ampliamente y dulcificó su carácter.

    -De nuevo mi enhorabuena. Luchamos a primera sangre y aquí esta dama ha logrado un corte superficial en el hombro mientras que el caballero solo ha desgarrado la ropa, sin tocar piel. La victoria es, pues, de la dama...Pero ni por todo el oro del mundo quiero renunciar a tan gran luchador como ha mostrado ser este hombre por lo tanto ambos quedáis admitidos en el grupo. Ya tenéis recompensa. Retiraos orgullosos, pues vuestra contienda ha sido gloriosa. Dejad las espadas.

    Se dirigió hacia los otros dos, una pareja de hombres que apenas lograban intercamabiar decentemente dos espadazos. No habían logrado herirse aún ni dar el más mínimo espectáculo. El gobernador decidió dar un cambio a su estrategia y gritó.

    -¡Vosotros dos! ¡Ahora lucháis contra mí!

    Desenfundó sus dos armas y los hombres, confusos pero confiados, pues eran dos contra uno, se encararon con el gobernador. Brennan bloqueó sus ataques de filo y lanzó dos estocadas que fueron paradas pero asestó una contundente patada al hombre que tenía a su derecha, tirándole al suelo y con la espada templaria liberada cortó en la pierna al otro y luego le golpeó en la frente con la empuñadura, tirándole por el suelo. El otro hombre se levantó y Brennan, girando sobre sí mismo, le dio un corte en el brazo al otro. Notó impresión generalizada tras su exhibición, una manera de luchar impropia de un político. Enfundó sus armas.

    -¡Pareja de inútiles ! ¡Fuera de mi vista!. - Los dos hombres derrotados salieron corriendo, dejando las espadas en el suelo. El gobernador se tranquilzó y sonrió de nuevo, mirando hacia los que aún quedaban.
    -Los siguientes por favor.- Dijo con toda la tranquilidad del mundo.
  • ValeVale Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado marzo 2011
    Tragó saliva, cerró sus ojos y respiró hondo, era su turno. Con una sonrisa gatuna tomo su arma de entre las que Brennan les había indicado con anterioridad y se dispuso a caminar al medio del almacén. Su contrincante era un joven que se notaba estaba algo nervioso, Dorothy pensó que podría tratarse de su primer combate y se alivió al pensar que solo era a primera sangre, después de todo ese joven aventurero le recordaba a ella en sus inicios.

    Todo estaba listo, ambos en medio de aquel viejo depósito apenas iluminado por las llamas, entonces el gobernador dio la señal para que comiencen la prueba. Dorothy realmente quería tomar esta oportunidad, no todos los días se presentaba la posibilidad de embarcarse en una aventura y que te recompencen por ello; además el grupo que se estaba formando era por demás interesante y hábil.

    Así lo hizo, hirió al joven en el cuello rozándolo delicadamente con su espada mientras lo miraba fijamente durante el combate. Debió admitir que su contrincante lo había intentado y había hecho un gran trabajo, pero Brennan había parado la pelea apenas vio la sangre en el cuello del hombre y su evidente cara de miedo.

    Antes de que el joven se retirase del lugar pudo ver en su rostro la decepción de haber perdido y la adrenalina de una batalla, y recordó como ella se sintió aquella primera vez en que tuvo que enfrentarse a alguien. Claro que en esa oportunidad su vida si corrió riesgo y gracias al destino pudo seguir adelante.
  • OcatoOcato Pedro Abad s.XII
    editado abril 2011
    Mientras los otros combatían, Ocato, seguro de sus habilidades, se limitaba a observar sin mostrar demasiado interés, desenado entrar en acción. Cuando los combates finalizaron, el aventurero escrutó la sala en busca de un rival y su mirada se cruzó con la de un hombre alto, moreno con una cicatriz en la mejilla al que le faltaban varios dientes: un pirata. Ocato y él se sonrieron y, cuando el gobernador ordenó a los siguientes luchar inmediatamente ambos salieron, retados por la mirada. El pirata tomó la espada y lo mismo hizo Ocato. Era más pesada que su katana pero sabía manejar espadas de cualquier tipo. Miró al pirata belicoso sin interés porque no era rival, ni de lejos, para un luchador maestro como Ocato. El gobernador dio la orden de empiezar "Vale, un par de piruetas, un cortecito y acabamos" susurró Ocato mientras se lanzaba contra su rival en un torbellino alocado que el pirata apenas pudo detener. Girando sobre sí mismo una y otra vez, atacando de filo y de punta, haciendo saltar chipas entre los aceros con cada golpe, su rival no podía ni atacar y solo retrocedía hasta que sus huesos dieron contra la pared. No habíavuelta atrás. Tras unos instantes de piedad y, mientras se recuperaba de su ataque, Ocato, sencillamente golpeó la espada del vacilante y asustado rival y el arma cayó al suelo. El aventurero hizo un pequeño corte en el brazo del pirata, un corte digno de un cirujano, por el que se escaparon un par de gotas de sangre. No era mucho pero el combate había acabado ante la muchedumbre boqueabierta, el gobernador incluido. El pirata se retiraba, derrotado, cuando de repente sacó una daga de su bota y corrió, gritando, a apuñalar a un Ocato que había dejado su espada en el suelo. El aventurero se giró rápidamente y asestó una brutal patada al estómago de su rival y, luego, con un salto, castigó la cabeza del pirata, tirándole por el suelo y catapultando su puñal a la otra punta de la habitación. Tras esto, Ocato se sentó de nuevo en la paja, el pirata escapó como una niña asustada y el aventurero sencillamente pensó "¡Qué aburrido!".
  • AljanAljan San juan de la Cruz XVI
    editado abril 2011
    Tras ver las magníficas exhibiciones de los candidatos y tras despedir a los pocos que no dieron la talla Brennan se colocó frente a los que habían superado la prueba con una amplia sonrisa, pues no dudaba en absoluto de las habilidades de ninguno. Tenía frente a él a una chica oriental que se movía como un gato, a un viejo lobo de mar con una técnica magnífica y a un caucáisco que parecía un torbellino de cuchillas y a otras personas dé capacidades indiscutibles.

    ´´Estos son mucho mejores que los mercenarios que mandé a por el Mjolnir la última vez´´ pensó con satisfacción para sí mismo. Esta misión no fallaría, y mucho menos con el nuevo barco y todo el equipamiento que iba a proporcionar a su nueva tripulación. Brennan ordenó que se colocaran por filas y se dispuso a dar la instrucción, esta vez para moralizar.

    ´´-Estoy muy orgulloso de todos vosotros. Sin duda alguna son buenos. Son el orgullo y el alma de esta expedición. Recordadlo siempre: sois los elegidos entre los mejores y seréis una leyenda en Gran Bretaña cuando completéis esta misión, porque la completaréis, sin duda alguna. Vuestro nombre quedará escrito con honor en la Historia y os llenaréis los bolsillos de oro...´´- Añadió sonriendo. ´´Pasado mañana, al alba, encontraréis un barco atracado en la dársena 7 del puerto, el Silver Eagle, lo reconoceréis facilmente. Ese será vuestro navío. Tendréis más datos sobre él ese día. Al día siguiente partiréis a completar la misión...La misión ...Esta misión es el proyecto más grande de vuestras vidas. Pero de momento regocijaos con vuestro gran triunfo esta noche y alegraos de vuestra recompensa. Al salir repartiré unas bolsas, en ellas encontraréis una carta con toda la información referente a la misión, un permiso especial de la Armada y bastante oro, contante y sonante. Mañana por la noche estaré aquí por si alguien tiene alguna duda y mañana por la noche quiero saber quién de vosotros será el capitán así que ya podéis ir decidiendo.´´

    Una vez hubo entregado las bolsas con los datos y el dinero, levantando admiración en cuantos las abrían y contemplaban la cantidad de oro que en ellas había, se giró y señaló hacia la puerta del Almacén, dando por concluidas las pruebas.

    ´´Nos vemos mañana, según lo acordado, campeones´´

    Todos los presentes se retiraron, contentos por la gloria y emborrachados por el brillo del oro. No obstante, Brennan se quedó en la sala, mirando a la luna a través de la ventana, esperando al a misteriosa chica mágica de ojos verdes mientras murmuraba, seguro de no ser oído por nadie.

    ´´Escuadrilla...lo van a pasar mal pero por lo menos regarán con su sangre la semilla que hará crecer el mayor arma que jamás ha conocido la Humanidad...Esa Vara ha de ser mía y entonces...entonces el mundo entero será mío cuando despierte a mi querida criatura. Por fin reinará la paz y por fin todo el mundo será uno.´´

    De nuevo Brennan mostró su sonrisa de dragón mientras en un extremo de la habitación, sin haber sido visto por los aspirantes, tapado por una tela blanca, el libro que lucía la espada ardiente en su portada descansaba encerrando en sus páginas secretos milenarios.
  • Suara BaalSuara Baal Juan Boscán s.XVI
    editado abril 2011
    Shizujo reacciono, en cuanto salieron a fuera reparo en sus tripulantes.
    Luego hablo con voz segura y suave como el viento.
    -Tenemos que escoger un capitán. –Todos permanecieron quietos, y la
    contemplaron. Ella sonrió, a ver que la miraban a ella y a los demás con
    recelo.
    Shizuko puso a prueba sus actitudes interpretativas.
    Dijo lo que creyó conveniente.
    -No tenemos por que elegirlo ahora, ahora lo que importa es el éxito y gozar del mismo. Además nos embarcaremos en una travesía excitante y peligrosa, nos necesitamos unos a otros.-Los miro a todos de arriba a bajo.
    Esta parte le costo interprétala más que nada.
    Hizo una parada, había captado la atención de sus compañeros de viaje. Ahora solo tenía que tirar del sedal.
    -¿Por que no venís a la posada? Alquilemos un cuarto y bebamos y decidamos quien es el líder, y ya de paso, conozcámonos.-dijo en tono aparentemente jovial.

    Espero a que los demás contestaran y Shizuko permaneció pensativa, sobre el viaje, la aventura, sobre sus palabras, el gatito estaba a su lado y pedía comer.

    El oro le gustaba, pero aquello le resultaba extraño, algo en Brennam le inspiraba respeto. No quería perder la vida en la misión, más tarde leería el sobre atentamente y memorizaría su contenido.

    Luego al amanecer iría hasta su casa en el faro.
    Guardaría allí sus tesoros como siempre solía hacer.
    Empezaría a empaquetar y luego tendría unas palabras con Brennan, para conocerle mejor.

    Luego al ver que ninguno respondía se adelanto al grupo y les hizo un gesto.
    -¿Os venís?-shiro imitó a su dueña con un maullido que pretendía ser amable.
  • ValeVale Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado abril 2011
    La joven Shizujo al salir del almacén, habiendo todos recibido las instrucciones de Brennan, tomó una postura simpática y entusiasta invitando a todos a la posada para decidir quién sería el capitán. Después de todo era totalmente necesario acordarlo antes de partir.

    -de acuerdo – se dijo Dorothy para sí– hora de comenzar a actuar- y con su mejor sonrisa se adelanto con un salto jobial hacia ella y comenzaron a hablar.

    ¿Te parece si usamos mi habitación?, estoy alquilando una en la posada La Sirenita, no está lejos de aquí y sí que se llena en las noches!

    Ambas mujeres rieron y encabezaron la marcha del grupo hacia el pueblo, charlando sobre las recientes pruebas sus compañeros y la futura aventura.
  • dimigadimiga Bibliotecari@
    editado abril 2011
    Mientras Kahena caminaba rumbo al Almacén del viejo Truhán no podía dejar de pensar en lo que había sucedido en las últimas horas. Todo aquel tema de las sirenas y su estado inconsciente. Su charla con la Princesa y lo que parecía ser una misión que tenía que asumir. El problema era que no sabía cómo ni por dónde empezar.

    Laodamia le había hablado de sus sospechas referentes a la muerte de Lis. Pensaba que tal vez estaba relacionada con el estado en el que se encontraban ahora sus hermanas del oeste. Al parecer los humanos se estaban uniendo con algunas criaturas del mar para revivir al Kraken. Al menos esas eran sus sospechas. Pero la Princesa tenía mucho que investigar antes de encaminarse en una casería.

    Mientras esperaba noticias, la misión era encontrar esa piedra de color rojo sangre, que al parecer estaba en las visiones de la sirena. Tenía mucho que investigar al respecto y la verdad no tenía idea de dónde iba a encontrar información sobre esta extraña roca. Tal vez en libros que contarán historias de criaturas del mar. El problema es que no es un material que se encuentra al servicio del público, ya que normalmente pasaba de generación en generación y difícilmente se compartía con extraños.

    Mientras pensaba todo esto seguía caminando, no tenía energía para desmaterializarse. Además caminar le ayudaba a divagar un poco y ordenar mejor sus ideas, antes de enfrentarse a este hombre que de una manera extraña la perturbaba. Igual no tenía razones para creer que la estuviera esperando. Habían pasado varias horas desde que lo dejo, de hecho ya pronto amanecería. Pero igual no perdía nada con pasarse por el lugar.

    Cuando entro en el Almacén, todo estaba en silencio. Subió al segundo piso y allí estaba aquel hombre misterio. Tan seguro de sí mismo y tranquilo como siempre. Esta vez no percibió que quisiera matarla y eso ayudo a que se sintiera más relajada. Después de un largo silencio mirándose fijamente, tomo valor y le pregunto como si fueran viejo amigos y se conocieran de toda la vida:

    “¿Qué tal ha ido tú noche?”
  • Suara BaalSuara Baal Juan Boscán s.XVI
    editado abril 2011
    Shizuko, se recostó con fingida tranquilidad y confianza en la silla, estaban
    donde Dorothy de la posada La sirenita. No había mucho ambiente aquella noche,
    por lo que pudieron permanecer abajo en el comedor.
    Los futuros tripulantes parecían algo ausentes y desconfiados, y ella les paso
    una jarra de cerveza y unas cuantas botellas de ron a sus compañeros, luego
    pago y pidió también algo de comer. La posadera les atendió con sumo gusto.
    Conocía a Shizuko y siempre dejaba propina. A su gato le sirvió leche y unos
    trozos de pan y carne.

    Luego, cuando brindaron, y bebieron por la futura aventura, ella decidió
    compartir sus dudas.

    -¿Que opináis de Brennam? ¿Parece un buen hombre verdad?-Como siempre
    mentía, y lo hacía a la perfección , pero quería saber que opinión tenían sus
    compañeros, luego les sirció mas y realizo otro brindis aún más teatral que el
    anterior.
  • AljanAljan San juan de la Cruz XVI
    editado abril 2011
    Una vez acabaron las pruebas, Brennan se dedicó a observar la luna, algo que hacía muy a menudo porque le calmaba y le suponía un agradable remanso de paz cuando casi todos sus días resultaban ajetreados por politiqueos y diplomacia. Sintió algo, que se acercaba alguien por detrás, imaginó inmediatamente que sería la chica de ojos verdes y magia en su interior.

    La sangre templaria de Brennan le indujo a atacar y a ponerse en guardia pero él mismo se tranquilizó, sin apartar la mirada de la luna oyó una voz que le decía como si se conocieran de antes.

    -´´¿Qué tal ha ido tu noche?´´

    El gobernador contestó pausadamente.- ´´Es el mejor reclutamiento que podía haber tenido en esta isla. Espero mucho de este grupo´´

    Se giró sin perder la calma, pues no tenía nada en contra de aquella mujer pero su interior ardía de ganas por atacar aunque no lo hizo.

    ´´Te preguntaría qué tal has ido tú. Pero si estás aquí deduzco que quieres entrar en la expedición...Hay dos pruebas para llegar a dicho fin pero...veo en tu mirada que la primera será demasiado fácil. Vamos con la segunda. Una lucha a espada a primera sangre...pero no hay contendientes por aquí...´´

    En ese momento Brennan se liberó. Desenfundó sus dos armas, su estoque a la izquierda y la enorme espada templaria en la derecha y se dispuso en posición, colocando el estoque de punta y la espada atrás para golpear de filo. La joven de ojos verdes se alarmó un poco pero mantubo la calma pues el gobernador no prentendía matarla, solo ponerla a prueba.

    ´´-Cambiaré un poco las reglas. No tengas miedo de usar tus...habilidades especiales...´´

    El gobernador apretó la empuñadura de su espada y la sintió arder y calentarse hasta que la hoja comenzó a despedir llamas,

    ´´-¡En guardia!´´





  • Suara BaalSuara Baal Juan Boscán s.XVI
    editado abril 2011
    Shizuko decidio que ya era demasiado para aquella noche y decidió salir a tomar un poco el aire, poco o nada había sacado de los demás, aunque aparecían muy contentos de haber sido invitados a tan suculento festín. Trastabillaba de vez en cuando, su gato, salto raudo y salio corriendo, no supo cuanto tiempo le siguió pero de repente se introdujo por una ventana en un hogar ajeno, no le importó, fue y sin saber muy bien lo que hacía entro por el mismo lugar.
    Recorrió las estancias hasta que se detuvo en una en la que escucho atentamente:
    -¡En guardia!

    Y ella solo se le ocurrió abrir la puerta y...preguntar si ver.
    -He perdido a mi gato, por diossss es lo masssssss importante para miii, por favor mii...-y de repente todo se nublo y callo redonda al suelo.
  • dimigadimiga Bibliotecari@
    editado abril 2011
    Solo es llegar y Brennan invita a un duelo a Kahena. Ella al principio duda de que sea algo equitativo, aún no son amigos y no quiere hacerle daño. Sin embargo, el joven saca una hermosa espada templaría, de esas que ya solo ven en los cuentos de hadas. Son escasas y peligrosas. Pero lo que más le causa curiosidad a la guerrera es su comentario “No tengas miedo de usar tus...habilidades especiales...” Así que sabe que es especial. “Interesante” pensó. No obstante, antes de empezar le dice: “Dudo que necesité mis “habilidades especiales” para herirte un poco”. Le sonrió y tomo la espada que le ofrecía.

    Antes de atacar calibro un poco la hoja que le dieron, notando que no pesaba nada. La pasa de una mano a otra mientras mira fijamente al hombre que tiene enfrente. Luego le hace una reverencia, se pone en posición agachándose levemente, deja la pierna izquierda atrás, mientras inclinaba la parte superior del cuerpo hacia adelante. Levanta la espada con su mano derecha, la izquierda la lleva tras de sí y da el primer golpe. Le gusta jugar limpio, así que a no ser que el empiece a jugar sucio será un buen combate.
  • Rosa NegraRosa Negra Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado abril 2011
    Con los bolsillos abultados por el oro obtenido, el lobo de mar se encaminó para su barco. Encerrado en aquel almacén no se había dado cuenta del avance del día y ya eran prácticamente las diez de la noche… una bonita hora para cenar y conseguir una compañía nocturna. Conocía en dónde finalizaba la feria, que estaba cercana al puerto, un burdel.

    Mientras caminaba examinó el contenido de la carta de Brennan. Le interesaba saber en detalle las intenciones del Gobernador y qué cosas podía llegar a ganar si se unía a la expedición.

    - Objetivos de la misión… - leyó en voz alta – encontrar la Vara de las Nagas y llevarla a Santa Ana.

    La epístola explicaba que no se conocía la ubicación real de la Vara, lo cuál no llamó la atención de Morgan puesto que conocía las historias que rodeaban a la Leyenda Marítima de memoria. Para poder hallarla, era necesario encontrar un medallón que les brindaría un mapa. Un barco, el Silver Eagle, provisto de armas, municiones y víveres necesarios, sería el encargado de llevarlos en la misión.

    - Aguas del norte, volveremos a enfrentarnos – murmuró desafiante mirando en dirección al mar.

    Guardó la carta y dobló en una esquina, pero lo que estaba del otro lado lo hizo frenar en seco. El gato de la joven con la que momentos atrás se había batido a duelo estaba sentado, completamente rígido, en el medio de la acera. Morgan, que no era muy ducho para las relaciones interpersonales, y menos las “interanimales”, retomó el paso. Estaba decido a pasar por el mismo lugar en dónde estaba el felino aunque éste no se moviese.

    El gato chilló cuando la bota del pirata le rozó el lomo y se encorvó como si fuese a atacarlo, pero en cambio pegó un salto y se metió por la ventana de una casa que parecía abandonada.

    - Maldito animal… - dijo entre dientes.

    Pero cuando dio una nueva zancada, escuchó la voz de una mujer proveniente del interior del lugar, y la intriga no se hizo esperar. Aprovechando que estaba el vidrio roto de la puerta, metió la mano y abrió el picaporte. Las bisagras crujieron.

    - ¡En guardia! ¡En guardia! ¡ja! ¡ja! – repetía una y otra vez la mujer, que estaba completamente ida.

    Francis notó que se trataba de la misma mujer del almacén Truhán, pero parecía mucho menos ágil a causa del alcohol que seguramente se había tomado. Sostenía una ramilla como si fuese una espada y hacía movimientos aleatorios en el aire, como si estuviese dueleando con alguien.

    - ¡¡Que situación más vergonzante para una dama!! – dijo el pirata a modo de saludo al tiempo que extendía una mano para ayudarla a levantarse. - ¿Qué haces aquí sola?
  • AljanAljan San juan de la Cruz XVI
    editado mayo 2011
    Brennan se dispuso a atacar y la joven también se preparó. Se la notaba ágil con la espada. El gobernador supo que sería una pelea interesante y, justo cuando estaba en ese pensamiento, su rival atacó por los aires. Él se protegió, luego rechazó a su oponenete. Ella luchaba con una espada y no parecía querer usar sus habilidades especiales de modo que Brennan, con sus dos armas, una de ellas ardiente, estaba en clara ventaja. Sonrió y arrojó la espada templaria a un rincón, ésta perdió el fuego. La joven sonrió y era una sonrisa encantadora. Luego volvió a atacar de filo y punta girando sobre sí misma, golpeando arriba y abajo buscando la guardia baja del gobernador y luego defendiéndose hábilmente y saltando con gran agilidad para esquivar los cortes y estocadas de él. Tras cruzar las estocadas se quedaron separados. De repente se escuchó algo, una voz femenina y un tanto turbada.

    ---He perdido a mi gato, por Diossss es lo másssssss importante para miii, por favor...

    Era una de las luchadoras del pasaje, claramente bebida. Brennan la miró e hizo amago de golpearla con la empuñadura pero ella se chocó contra una pared y cayó rondando escaleras abajo, quedando indispuesta. Brennan miró a su openente y ambos alzaron los hombros y sonrieron. Luego volvieron al ataque.

    --No luchas nada mal.--

    Brennan comenzó a atacar de punta varias veces pero siempre que atacaba, la joven ya no estaba ahí y la punta hendía el aire. Ella era más rápida y él más contundente, lo que era un empate técnico. Tras cruzar varias veces más las armas, la chica se echó hacia atrás y miró a los ojos a Brennan mientras, con su mano izquierda, libre, comenzaba a manipular una energía extraña que parecía fuego. Brennan asintió y tomó su espada templaria.

    Cuando la joven lanzó la bola de energía, convertida en fuego, ésta chocó contra la ardiente espada y un destello rojo inundó la sala. El combate ya estaba en la máxima potencia. La rival de Brennan seguía atacando rápidamente y lanzando portentos similares pequeños pero letales que el gobernador hallaba dificultad en detener con su espada, puesto que estaba especialmente diseñada para eso. Conteniendo un ataque de ella, avanzó rápidamente y tajó con las dos armas a la vez. El corte cayó bajo e hirió a su rival en la pierna, un corte superficial.

    Se alejaron y ambos se miraron mientras enfundaban las armas y se relajaban tras el combate. La chica luchaba extraordinariamente bien.

    --Has luchado genial. Bienvenida a bordo. Aunque te he ganado he de reconocer que...

    La guerrera seguía mirándole con unos intensos ojos verdes y le señaló el rostro. Brennan se llevó la mano a la mejilla, donde señalaba y retiró los dedos manchados de sangre. Estaba herido. Había sido herida doble.

    --Excelente...Mucho mejor aún.-- Contestó Brennan, procurando ser un caballero. --¿Puedo saber tu nombre?

    No había furia en su interior.
  • Suara BaalSuara Baal Juan Boscán s.XVI
    editado mayo 2011
    Se encontró a oscuras, le dolía muchísimo la cabeza, y su gato seguía sin aparecer.
    Se sentio mareada y confusa, pero sabía reponerse rápido. Se levanto despacio, recordaba haber subido las escaleras que tenía enfrente. Permaneció un rato preguntándose que demonios le había pasado.
    1.ella nunca cometía errores
    2. si los cometía sabía como enmendarlos en el momento.
    3. jamas perdía a su gato involuntariamente de vista.
    4 siempre fuerte, siempre alerta siempre ilesa.

    Eran sus reglas, siempre las había cumplido a rajatabla para sobrevivir.
    Aquella vez sin embargo se había excedido sin razón. ¿Por que?

    Entonces calló en la cuenta.

    Hoy hacía un año que le habían arrebatado a su amor.

    Su gato había sido su único amigo desde entonces. Era su único tesoro.

    Se sentó en la escalera y sin saberlo se hecho a llorar, rodeándose con sus propios brazos.
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado mayo 2011
    Chiara se aburrió de parlotear con el pajarraco del barco, se habían vuelto hasta buenos amigos, ya no hacía aspavientos cuando la veía, pero por más que le quiso enseñar nuevas palabras, no pasaba de la misma lora, hecho que la canso, decidiendo darse un roce por el pueblo a ver si veía a su hermana doroty.

    En el pueblo se veía mucha animación, en la taberna la Sirenita estaban casi todos los marineros, celebrando y tomando de una forma desaforada, como todo en ellos, que cuando pisaban tierra, se querian tomar todo de una.

    En un almacén cerca de allí se estaban realizando unos combantes, ella fisgoneo, pero no vió nada que la motivara y continuo su inspección, hasta ver en las escaleras, una chica sentada llorando desconsoladamente, como si tuviera todos los problemas de la vida.

    Decidió acercársele para preguntarle por su hermana, seguro la conocia, sino, pues por lo menos hablaría con alguién diferente, si es que no salia despavorida, nunca se sabe.

    Se le acercó flotando y le habló suavemente,esperando que levantara la cabeza, pues la tenía entre sus piernas.

    Hola, por qué lloras?
  • Suara BaalSuara Baal Juan Boscán s.XVI
    editado mayo 2011
    Dejo de llorar, al intuír que alguien la estaba viendo.

    Maldita sea, ya e vuelto a cometer un error. Esta noche no doy ni una.

    Trato de serenarse, se levanto y observo. Era, un fantasma. No era el primero

    que veía, ni sería el último.

    Bueno al menos no sería una de las tripulantes de Morgan quien la viese

    haciendo un acto de cobardía.

    Decidió, presentarse.

    -Mi nombre es Shizuko. Soy de la tripulación que el gobernador a reclutado.
    Lloro, lloro, bueno, yo para empezar no lloro nunca...Lloro porque he perdido al único ser que era mi compañero, me caído por las escaleras y acabo de tener la peor borrachera de mi vida. Además de eso, por que hace un año que perdí a mi amor.
    -luego se quedó pensativa, sonrió, eliminado todo rastro de tristeza.
    -¿Y vos sois?
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado mayo 2011
    La chica no se asustó al verla, parecía curada de espantos, le contesto por que lloraba y encima la tristeza se le fué de una, hasta contenta se puso al ver que tenía a quien contarle sus cuitas y le preguntó quien era, a lo que Chaira le contesto.

    Soy Lady chaira, ando por estos lados, por que necesito encontrar a mi hermana, tú la has visto?, se llama Doroty.
  • dimigadimiga Bibliotecari@
    editado mayo 2011
    Tras el intenso combate y la satisfacción de una buena lucha, la joven observó a su oponente. Quien tenía un gran dominio sobre sí mismo y sobre todo en ese momento inspiraba una gran serenidad, algo que no había podido notar en las diferentes ocasiones que se habían encontrado anteriormente. Esta vez, estaba totalmente tranquilo y relajado. Así que tras una sincera sonrisa le respondió:

    “Mi nombre es Kahena. Ha sido un buen combate. Espero lo repitamos en otro momento.”

    Le hizo una reverencia y mirándolo fijamente a los ojos, sonrió con picardía y le dijo:

    “Interesante tu espada, seguro tendrás más de esos juguetes en tu poder. ¿Cuál es tú nombre? Y se puede saber ¿Cuál es exactamente la idea de la misión en la que nos vamos a embarcar?”.
  • Suara BaalSuara Baal Juan Boscán s.XVI
    editado mayo 2011
    -Soy Lady chaira, ando por estos lados, por que necesito encontrar a mi hermana, tú la has visto?, se llama Doroty.-Contesto ella, ¿Lady? Chaira...no, no me sonaba su nombre, sin embargo, creía haber estado con Dorothy en la taberna la Sirenita.
    -Creía haber estado con ella esta noche en La Sirenita. Pero luego me marche y la verdad apenas recuerdo nada. -Luego hizo una pausa, se masajeo las sienes, la cabeza le dolía. Luego resuelta le hablo con franqueza, algo que no había hecho en años.
    -Bien Lady Chaira, haremos un trato, yo os ayudare a buscar a vuestra hermana y vos me ayudareís a buscar a Shiro, mi gatito negro de 5 meses. Después si queréis, podemos viajar juntas. Hace mucho tiempo que estoy sola, y la verdad es que vos habéis sido la única que me ha tratado con gentileza. Si guardáis en secreto lo que paso aquí, os juro, que os seguiré haya donde vayáis...-Luego le tendió la mano, a la espera de ser aceptada. Ella sabía que no era ella misma quien hablaba y que quizá se arrepentiría de sus palabras más tarde, pero una promesa era una promesa, y nadie la había tratado con tanta gentileza.

    5. Trata y cuida bien del que te hace bien.
  • AljanAljan San juan de la Cruz XVI
    editado mayo 2011
    ´´Yo soy Julian Brennan. Quizá te suene mi nombre. Francamente ha sido un combate magnífico. Mi enhorabuena y, sí, deberíamos repetirlo.´´

    El gobernador se tocó la cara, donde había recibido el corte.

    ´´Y la próximas vez será diferente. Si preguntas por la misión, tienes toda la información en esos documentos y en esa bolsa tienes parte de la recompensa. Tus habilidades no serán muy útiles, desde luego...´´

    Dichas estas palabras, señaló a Kahena una bolsa con toda la información y él se dirigió a un rincón, donde reposaba su libro y lo cogió. Se lo mostró a la joven. El libro cuya portada exhibía una espada en llamas seguro que llamaba la atención de ella.

    ´´...Si preguntas por la espada templaria, sí, tengo más juguetitos y si tenéis éxito, tendré muchos más´´

    No pudo evitar añadir un tono siniestro a esas últimas palabras. Colocándose el abrigo y la capa, enfundando sus espadas y empaquetando el resto del material, que se cargó con un saco al hombro, se dispuso a bajar las escaleras.

    ´´Un placer, señorita Kahena. Seguro que nos veremos en otro momento. Ahora, si me disculpa, me esperan en el Ayuntamiento. Hasta la vista, milady´´

  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado mayo 2011
    Shizuko, le tiende la mano a la fantasma, la cual extiende la suya y se rien las dos, al ver que no se pueden tocar, es muy divertido, pero se aceptan tácitamente, a Chaira, le encantó la idea de tener con quien vagar y le prometió que nadie sabría que la encontró en un estado poco presentable.

    Deciden salir en busca de Shiro, mentras Chaira, le dice que le cuente sobre su amor perdido, así se iran conociendo más, aparte que les sirve para matar tiempo, mientras recorren el pueblo.

    Shizuko, piensa que es una buena idea contarle cosas a una fantasma al fin que todo lo que le diga quedará seguro con ella, con voz pausada, empieza a contarle sus confidencias.
  • Suara BaalSuara Baal Juan Boscán s.XVI
    editado mayo 2011
    Shizuko, amablemente le empieza a relatar:
    -Yo me encontraba en una travesía, en aquellos tiempos se me conocía como La pícara. Coseche una reputación interesante a costa de mi trabajo. Era una talentosa caza recompensas que pescaba entre los tiburones mas peligrosos. Famosos piratas, saqueadores, almirantes...Aquella aventura, tenía como objetivo secuestrar a un hombre. En el barco se le llamaba si no recuerdo mal Egeo. En realidad su verdadero nombre bueno era un secreto. Era el principe Fedrum. Un ser del mar. Cuando nos lo llevamos a la fuerza de su hogar, no pensamos en las repercusiones que eso nos traería. Para empezar yo cometí el error de enamorarme de él. No se quien nos contrato, era un hombre que se mantuvo en el anonimato pero que nos pago mucho oro, como en esta misión. Lo cual, me lleva a sospechar...pero en fín, el caso es que al final...-le costaba hablar de ello como si los recuerdos fueran demasiado dolorosos.
    -Digamos que oficialmente perdí mi reputación, alguien anónimo quiere acabar conmigo, y el lleva un año desaparecido. Es un pequeño resumen. Pero que comprender mis situación...Shiro, es mi gato, mi única compañía, no quiero perderlo...-De repente escuchamos unos maullidos, era el sin duda. Le llame para que viniera a mí, y mientras le pregunte.
    -cual es tu historia?
  • dimigadimiga Bibliotecari@
    editado mayo 2011
    Mientras Kahena observaba el lugar donde estaba parte de la recompensa. No pudo dejar de mirar el libro que Julián tomaba en sus manos. Seguro este le podría ser de utilidad para lo que estaba buscando, sin embargo no sabía si ese era un buen momento para compartir con él sus inquietudes y necesidades. A él le entró la prisa por salir de allí, al parecer era un hombre importante, ya que hizo alusión a que su nombre debía ser de conocimiento de la chica. Aunque la verdad ella poco se fijaba en el nombre de las personas, por lo cual no supo quién era. Tendría que preguntarle a Melody, cuando la viera más tarde. Seguro que ella sabría decirle más de una cosa de este enigmático personaje.

    Cuando se despidió, la joven le sonrió sin más y le dijo “Hasta otra ocasión” y así dejo que él se fuera primero.

    Cuando no escucho más ruidos en el Almacén, se dirigió a la puerta y salió a la fría madrugada, dirigiéndose rumbo a la Sirenita para descansar un par de horas. Tenía que reponer energías, sin embargo al llegar al lugar la fiesta estaba en todo su esplendor y habían varias personas que había visto en el Almacén del viejo Truhan, al parecer celebrando el ser elegidos. Entre ellos estaba el chico con aquel colgante extraño.
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado mayo 2011
    Mientras chaira escuchaba la historia de su nueva amiga, iba pensando en la suya, que era más trágica, pues al estar muerta, ya no tendría esperanzas de nada.

    al parecer el gato estaba cerca por los maullidos que escucharon,hecho que tranquilizo a Shizuco y al resumirle su tragedia le preguntó a ella por su historia.

    a lo cual Chaira también le resumio la suya, contandole desde que fué separada de su hermana Doroty, hasta la fecha en donde tampoco tenía noticias de su amado, pues al parecer había zozobrado y nadie daba razón de él y su tripulación.

    juntando sus penas, no se sabía cual era más desgraciada.

    A los llamados de Shizuco, aparece Shiro, que se le ponen los pelos de punta al ver a la fantasma al lado de su ama, él si no está acostumbrado a los fantasmas y se le enchina el lomo y se pone en posición de ataque, a las dos les causa mucha gracia, pues saben que no le puede hacer nada, Shizuco, trata de calmarlo, con melosas palabras.
Accede o Regístrate para comentar.


Para entrar en contacto con nosotros escríbenos a informa (arroba) forodeliteratura.com