Hay rostros del azar o del destino,
esferas que demudan en elipses.
La vida entera pasa en ciclos o en instantes...
Apéndices de mi alma colisionan.
La noche se deforma en el crepúsculo.
La luna cambia con el paso de los siglos.
Indefinidos brotan los recuerdos.
Caen sobre mí secretos de un juicio inusitado.
El arte de los versos se renueva.
Descubro la armonía de un silencioso beso.
Arriba la extinción de un dorma arcaico.
Un haiku aprieta mis divagaciones.
Enigmas de algún sueño retratan su existencia.
Desconozco los límites de los pasos que doy.
Ignoro si hay fronteras para seguir en pie.
Sin óbices ni límites... un sueño prolifera.