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No es posible quebrar el arpegio,
la luz que arde en tu palabra.
Nunca tan abierta, de ningún modo más entera y cálida,
mientras dejo que el silencio recorra
el cristal oblicuo del cántico en esta noche vacía
que no vale nada.
La mañana
puede esperar sus espacios, entregar
su sed lenta y nueva, su tiempo de sueños, los caminos esféricos
que recorren el alba.
Estremecido pulso
que no sabe de límites contigo se alza,
iluminado anhelo
camina a tu paso, bajo tu perfil siembra
arrebatadas y azules, astrales ascuas.
Encrucijadas y vértices de celeste fuego
oculto infinito que al soplo de tu aliento
alza resuelto el vuelo
en incontenible esperanza.
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