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La Bruja o la Coja

rocinanterocinante Garcilaso de la Vega XVI
editado marzo 2008 en Negra
La vi de nuevo aquella mañana, después de mucho tiempo, y sin su inseparable carrito de la compra, salía del manicomio, cansado, y hasta cabreado de que los compañeros del chabolo me cogieran cada noche el cepillo de dientes y hasta el hilo dental prestado. Me dirigía a recoger el regalo de una bolsa de viaje que me había tocado en el supermercado, pero que al final no me la quedé porque tampoco iba a salir de vacaciones, así que sin otra cosa mejor que hacer, me dedique a observar desde una esquina a “La Coja “o a “La Bruja” según la distancia y el ángulo de visión con que se la mirara.

“La Bruja” vivía en una de las casas más viejas y destartaladas de las “Casas baratas” y no había nadie en barrio, mujer, hombre o niño, con el que no se hubiera peleado, pegado, maldecido y hasta litigado. Cojeaba de las dos piernas al mismo tiempo, pero no era esta una cojera al uso, era mas bien una andar extraño en que las dos piernas parecía que se repelían una a la otra. Al caminar, se doblaban y se entrecruzaban entorpeciéndose, de forma que el cuerpo se tenia en la linea horizontal como un barco que tuviera un temporal en la quilla y tuviera que amainar, intentando no caerese por aquellos inesperados movimientos.

Muy delgada, nariz aguileña y una mirada torva que desarmaban al mirar por un ojo deformado y hundido, el que por una pedrada de la madre del “Sisquin” la familia vecina de “Los Pinchos” le había arreado en una de sus trifulcas callejeras. Ojo que no parecía pertenecer a aquella cara arrugada y bigote de carretero, si no que era como el ojo extraño de otro cuerpo que había llegado allí por casualidad. Ojo que no obedecía los movimientos del enfermo compañero, si no que se movía, miraba y se cerraba a su antojo.

“La Coja” o "La Bruja" siempre según la distancia y el ángulo de donde se le mirara, había tenido tres maridos, los dos primeros había huido como alma que persiguiera el Demonio. El primero después de tan desgraciada experiencia marital, se había vuelto homosexual. Del segundo solo se supo, decían, que se había metido en una secta secreta en donde se mortificaba el cuerpo por los pecados cometidos. Sin embargo, el tercero, este, desapareció sin más, y sin que nadie supiera dar razón de su paradero.

Tampoco era una joya, el desaprecido de “El Tarabita” que así le llamaban porque se gastaba la pensión de pensionista en borracheras y en maquinas tragaperras, además “La Coja” le cobraba por dormir en su barraca, y cuando no le pagaba, le tiraba la poca ropa que tenia ala calle.
“El Tarabita” tenia como un télele en el cuerpo, como un temblor que le hacia caminar muy ligero y a saltitos, además cuando hablaba parecía que se iba a arrancar a cantar. Un día desapreció del barrio y pasado el tiempo, su hija “La Caniche” lo buscó por todas partes, miró debajo de los coches y hasta preguntó a los barrenderos por si lo había barrido cuando se quedaba a dormir la borrachera por los rincones.

Fue por aquella época en que “La Bruja” empezó a ser compañera inseparable de su carrito de la compra al que llevaba a todas partes y del que cual nunca se separaba, pero “El Sisquin”que no trabajaba porque estaban un poco, o un mucho, -según la familia o los vecinos-, retrasado y a veces, cuando no vendía chatarra o cartones, pedía en los semáforos, le obsesionaba el hecho de que “La Coja” nunca dejara el carrito de la mano y que incluso lo metiera en el Bingo adonde, si no olía demasiado mal, la dejaban entrar .

La seguía a hurtadillas a todas partes, siempre buscando la ocasión de quitarle el carrito o mirar lo que llevaba dentro. Ya lo había intentado en la barraca, pero aquella arpía tenia dentro un perro grande y tan fiero como un Pastor Alemán, casi rabioso por el hambre o los palos, y no había manera de ni acercarse a las tapias de chapas del patio.

Hasta que una noche tarde ya, cuando aquella bruja venia del Bingo, y cuando dejó de la mano su inseparable carrito para ir a pegarle una patada a un chucho que se le había arrimado a las piernas para olerla, fue la ocasión del “Sisquin” que raudo, cual mano en cartera ajena, agarró, tiró del artilugio y salio por patas, “La Bruja” gritaba como una endemoniada pero a más gritos, más corría su vecino con la cesta rodante detrás.

En un descampado, por detrás de las barracas, en donde se reunían los “pinchotas” para sus trapicheos, se paró jadeando “El Sisquin”, era noche cerrada sin Luna, y la lejana claridad de las farolas encendidas, solo le daban un ligero resplandor a la llanura, lo que hacia el ambiente aún más siniestro.

Nervioso por la ansiedad de una curiosidad largamente atrasada e insastifecha de años, el hijo mayor de “La Pincho” abrió la tapa de tela, y sin ver el contenido de su interior por la oscuridad reinante, metió la mano, primero, despùés el brazo entero tanteando, y tocó algo que no sabia definir, estaba duro, parecía que tenía ropas, y un olor a viejo a rancio le llenó el olfato. Lo agarró, lo asió con nerviosismo y lo fue sacando despacio al exterior, y cuando dirigió al vista aquel montón de ropas ennegrecidas, pegó un brinco, lanzó un desgarrado aullido soltó aquel paquete de carne momificada y salió corriendo.

Y allí se quedó tirado entre las hierbas y la basura, el cuerpo momificado, empequeñecido, desfigurado del “El Tarabita”.

Rocinante 21/03/2005

Comentarios

  • mariaelenamariaelena Francisco de Quevedo s. XVII
    editado marzo 2008
    Me has hecho reir de lo lindo..., pero el final es inesperado y escalofriante, tirando...a escena con asco horrible...

    Lo que no entiendo es como hizo la bruja para enganchar 3 maridos y con esa pinta?? jajaja...:Dparece ser que no hace falta ser bonita, sino astuta para enlazar.

    un abrazo,
  • mariaelenamariaelena Francisco de Quevedo s. XVII
    editado marzo 2008
    Roci, te molestare para que nos aclares algunas palabras:

    Chabolo
    tragaperras
    chucho
    los “pinchotas” para sus trapicheos

    thank,
  • rocinanterocinante Garcilaso de la Vega XVI
    editado marzo 2008
    Con mucho gusto, y encantado de aclarar palabras que por su difusión fuera de España, tendría que haber sido aclaradas conjuntamente con el escrito.

    Siempre bajo mi punto de vista y del hablar popular, los aclaro.

    CHABOLO.

    Dícese de la casucha, o chamizo, hecho de cualquier material que sin llegar a ser barraca, cobija y da morada a personas o animales. Este termino también se usan en las cárceles para designar al grupo de presos que viven en la misma celda.

    TRAGAPERRAS.

    Traga perras, su verdadero nombre tendría que ser de TRAGAMONEDAS llamar perras por monedas viene del nombre popular de las monedas en España que se decían "perras" Estas maquinas como su propio nombre dice, funcionan con monedas dando opción con sus diferentes juegos a ganar un premio, que suele ser elevado y difícil de conseguir aunque también tiene varios premios mas pequeños intermedios. Las que conozco te dan cinco partidas por un €, al final siempre se pierde porque se le vuelve a echar los premios pequeños y el único que gana es el estado por los elevados impuestos que impone a su explotación, y que llega al 45%.

    CHUCHO.

    Perro, Can, de la familia de los cánidos (Chaine en francés) (Dog creo que en Ingles) (Gos catalán).

    PINCHOTA.

    Se le llaman (llamaban, porque cada vez hay menos que se drogan pinchándose) a los drogadictos que se drogaban inyectandose la heroína por vena, hoy sin embargo la Cocaína ha invadido este lamentable mundo, y la droga se esnifa que es una barbaridad. La Cocaína está tan integrada en nuestra sociedad que hoy casi todo el mundo esnifa ya sea para divertirse, ser mas competitivo en el trabajo etc,ect, una pena.

    Bueno creo que está todo dicho, tienes alguna duda más pregunta, pregunta.

    feliz lunes.

    Un abrazo.

    Rocinante
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